PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 5 DE FEBRERO DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

El humo y otras adicciones
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Las campañas anti-humo están dando muy buenos resultados y los rigores de las leyes anti-tabaco han hecho que muchos ciudadanos abandonen esta adicción, por la cantidad de inconvenientes que implica el fumar hoy en día y por la concienciación de todos los males que lleva aparejado el humo.

De hecho hay una fiebre contra los fumadores que muchos esperamos que prosiga con idénticas campañas, acoso y calenturas contra quienes consumen alcohol. Cierto es que del tabaco y del alcohol el Estado obtiene pingües ganancias y también la hostelería vive del hábito social de “beber”. El alcohol pertenece a nuestra cultura desde los tiempos de la Biblia y borrachos han existido desde que el mundo es mundo. Pero lo que resulta curioso es que las iras de los “profesionales de la buena conciencia” se hayan desatado contra el hábito de fumar, con prohibiciones, multas y mensajes macabros en las cajetillas de tabaco y sin embargo en las botellas de vino no aparezcan hígados cirróticos, neuronas cerebrales irremisiblemente dañadas, riñones destrozados y escenas de violencia doméstica. Porque en mi dilatada trayectoria profesional no he tenido jamás noticias de que ningún individuo, tras fumarse media cajetilla de Chester, llegara a su casa “entabacado” liándola, agresivo y dispuesto a armar la gresca. Tampoco el tipo que se fuma tres Marlboros a la intemperie, coge luego el volante y ocasiona un accidente mortal por ir embriagado de nicotina. Mucho agravio comparativo es el que apercibo en el tratamiento de los distintos hábitos, máxime en los tiempos del botellón donde emborracharse es un modo de pasar el rato, con las pésimas repercusiones en la salud que el consumo de alcohol lleva aparejado, pero no hay agresivas campañas contra el alcohol en los medios. Ni existe más control en su consumo que el de “mayores de 18 años” algo estrambótico si se considera que la ley socialista autorizaba a las adolescentes a entrar en un quirófano a abortar sin el permiso de sus padres pero no las autoriza ni a beber ni a fumar. Así de hipócrita y de bellaca es nuestra sociedad y así de pamplineros son quienes nos gobiernan.

En la casi totalidad de los países de la UE no permiten beber en la calle, ir borracho conlleva una multa importante y cualquier copa tiene un precio astronómico, pero hay que considerar que España tiene en el turismo a su gallina de los huevos de oro y que gran parte de los turistas vienen atraídos porque somos un país de costumbres “más relajadas” buen comer, barato beber y un toque de anarquía en los horarios. Sólo hay que comprobar el tipo de turismo “de botellón” que aterriza en localidades catalanas, con ánimo festivo, aprovechando ofertas y rebajas de calimochos y si no se tiene bastante para ir al bar en los estantes de los supermercados ofertan gloria bendita con graduación alcohólica a precios mucho más económicos que en el resto de la UE. ¿Demasiados intereses económicos por medio para iniciar cruzadas de abstinencia? Eso es indudable, miles de negocios subsisten por la venta de bebidas espiritosas y son precisamente negocios en los que antes se fumaba y mucho y ya no se fuma porque los fumadores han sido arrojados a las aceras donde salen, por cierto, con sus copas en la mano y dispuestos a ponerse ciegos. ¿Y qué resulta más peligroso el tabaco o la ginebra? Ambos son nocivos para la salud y provocan múltiples enfermedades, tan sólo diferencia estas adicciones el que el alcohol da lugar a comportamientos violentos y el tabaco no. Pero ni me creo una campaña, ni me creo la otra, porque en el fondo el Sistema se mueve por intereses económicos y si económicamente no interesa acorralar a los bebedores porque tendría una gran repercusión en los ingresos de la hostelería, si debe interesar perseguir a los fumadores en nombre de la salud pública.

En una palabra, no podemos fumar en un café, pero si podemos a cualquier hora del día arrimarnos a una barra y agarrar una cogorza sin riesgo alguno de que nos multen por ir borrachos por la calle. Agravio comparativo porque si un vicio es malo el otro es peor, pero las prohibiciones irán por donde interese a la economía y perseguir el alcohol supone pérdidas económicas considerables. Más un alto grado de impopularidad para los que gobiernan porque, tras cada prohibición, quiérase o no, hay un recorte de derechos y libertades. Ya se decía en las algaradas francesas de mayo del 68: “Prohibido, prohibir”.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto