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OPINIÓN - DOMINGO, 5 DE FEBRERO DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 30.


Gonzalo Fernández de la Mora era un político de la derecha española que se manifestaba en los años cuarenta rasgando carteles de la película ‘Gilda’, que Franco había autorizado. De la Mora era, entonces, un joven estudiante católico y patriota. De el se dice que un día va a ver a Azorín y le cuenta, acalorado, que el escribe por salvar y cantar la patria, regenerar España, explicar a Dios y otros misterios. El maestro le responde, tranquilo: “Yo escribo para comer”. La respuesta de Azorín dejó sin habla a Fernández de la Mora. La anécdota me sirve para amenizar la charla que mantengo con varios conocidos y, sobre todo, para recordarles, por si aún están en Babia, que, debido a la crisis, quienes hemos adquirido la costumbre de sentarnos a la mesa dos o tres veces al día, estamos llamados a convertirnos en pluriempleados. Los más jóvenes quizá no sepan que hubo una época en España donde los padres de familia tuvieron que lanzarse a un inaudito frenesí laboral: trabajaban toda la mañana en una oficina; desde la seis de la tarde en otra; llevaban una contabilidad de seis a nueve; ponían inyecciones a domicilio después de cenar…De manera que ni les daba tiempo a saludar a su mujer ni a ver crecer a sus hijos. Aunque el problema actual es que quienes tienen varios empleos, y bien remunerados, son nada más que los políticos y los familiares de éstos.

Martes. 31

La calle es un hervidero de rumores. En los mentideros se charla más que nunca y se intercambian más impresiones que de costumbre. Algunos profesores y maestros coinciden en que no saben las razones que ha tenido el delegado del Gobierno para nombrar director provincial del Ministerio de Educación y Cultura a un señor que no residía en Ceuta. Se quejan de que el nombramiento es un auténtico desprecio hacia las personas de esta tierra que dan la talla suficiente para ocupar ese cargo. En lo tocante a la protesta de los funcionarios municipales por los recortes salariales, la verdad es que hay división de opiniones. Y, en esta ocasión, los pareceres son variados. No existe unanimidad de criterio al respecto. Tampoco se escapa el momento que vive el Hotel Tryp. Por cierto, que alguien que parece estar al tanto del asunto, va y dice que el establecimiento hostelero no sabe ya cómo cobrar los quinientos mil euros que le adeudan organismos y partidos. A propósito: he dicho que no me creo que ‘Caballas’ esté en la lista de morosos. De ningún modo. Y es que Juan Luis Aróstegui, el líder de ‘Caballas’, será lo que sea…, pero nunca ha rezado como mal pagador. Por ahí no paso.

Miércoles. 1


Decido darme un garbeo por la ciudad cuando hoy, precisamente, tenía decidido quedarme en casa para volver a leer parte de ‘Intelectuales’: libro escrito por Paul Johnson y que es una joya. Lo recomiendo como un examen de las bases morales y racionales desde las cuales los intelectuales aconsejan a la humanidad. Pero a su vez les digo que sigan sus consejos, si lo creen conveniente, aunque les recomiendo que jamás secunden su forma de actuar como ciudadanos. Son, en la mayoría de los casos, gente de mal vivir. Impresentables a tiempo completo. Llámese Jean-Jacques Rousseau, Shelley, Karl Marx, Henrik Ibsen, Tolstoi, Ernets Hemingway, etcétera. A lo que iba, que en la calle me tropiezo con personas que me cuentan y no acaban de situaciones grotescas que se están viviendo en la ciudad cuando la economía viene mal dada. Hay un refrán, de una vulgaridad apabullante, que dice que con buena picha… Pues eso, que a partir de ahora vamos a ser testigos de cómo a muchos líderes de pacotilla se les va a encoger no sólo el me alegro verte bueno, sino que además van a sentir la pesada carga de la responsabilidad sobre sus hombros. A ver si son capaces de salir ileso del embolado al que tienen que hacer frente.

Jueves. 2


Voy al dentista muy de mañana para que me mire un puente que me viene dando la lata y me encuentro en el camino a un lector de los que me suele contar, cada vez que nos vemos, sus impresiones sobre mis opiniones. En esta ocasión, el hombre va y me dice, y está en su derecho, que viene observando cómo, últimamente, vengo haciendo de la crisis económica un drama. Y me recomienda que no es conveniente exagerar en los medios lo que está ocurriendo. Y a mí sólo se me ocurre responderle con esta definición del pánico de los parados. Aunque me resulte tristemente trivial insistir en ello. Más allá de la inquietud material, el hombre privado de trabajo experimenta un miedo irresistible. Y no sólo culpa a la sociedad que le ha arrebatado la posibilidad de ganarse la vida, sino que también duda de su capacidad. Lo he contado ya no pocas veces: un hombre sin trabajo va de un lado a otro por la casa como un perro abandonado. Sobre todo al volver de la calle sin haber encontrado la menor posibilidad de emplearse. Y es entonces cuando, si se entera de la corrupción de algún político, se enciende de modo que la tensión se le dispara. Y lo que estoy diciendo no es ninguna exageración. Como no lo es verse, de la noche a la mañana, con bajada de sueldo, o bien sometido a la incertidumbre de saberse abocado a perder el empleo. Estas situaciones hay que explicarlas con ejemplos de hechos lamentables que se están produciendo y no ahondando en cuestiones técnicas económicas, tan farragosas como para que puedan ser entendidas por la gente corriente y moliente. Tras hablarle así, al lector de mis artículos, me despedí de él hasta otra ocasión.

Viernes. 3


José Antonio Carracao, a quien días atrás le recordé que era un jartible por estar siempre redoblando el tambor a costa del hermano de Juan Manuel Doncel -sí, hombre, el engrasador que entró a trabajar por obra y gracia de la dedocracia-, parece ser que ha estado más que espabilado en el asunto correspondiente a los recortes salariales de los funcionarios municipales. Es decir, que ha tardado nada y menos en reunirse con los delegados sindicales para ponerse a su disposición. Y hasta les ha animado a pensar que lo dicho por el consejero de Hacienda, Francisco Márquez, puede quedarse en agua de borrajas. Vamos, que él cree que ha habido más ruido que nueces a la hora de anunciar los recortes por parte del diputado. Cuando estoy escribiendo estas líneas todavía no sé nada acerca de la reunión que está manteniendo el titular de Hacienda con los delegados sindicales; pero una cosa es segura, para dar malas noticias es necesario tener más habilidad que la demostrada por Mesut Özil manejando el balón con su pierna izquierda. Que para las buenas me basto hasta yo. José Antonio Carracao se ha apuntado un tanto a la hora de defender a los funcionarios. Pero tendrá que acompañarlo con otro: estar de acuerdo en que se les aprieten las clavijas a los funcionarios que se pasen sus obligaciones por el forro. Y es que los privilegios deben ser perseguidos y abolidos. Ay, cuántos disgustos e injusticias han proporcionado siempre los privilegios…

Sábado. 4


Decido salir, un sábado más, a tomar mis copichuelas por el centro de la ciudad. Y coincido en una cafetería con dos matrimonios que están convencidos de que España es una ruina si la derecha no gobierna. Y a mí me da por contarles algo que explica muy bien Juan Eslava Galán en ‘Los años del Miedo’. “La sociedad bienpensante y burguesa, que antes de la guerra era hipócrita, se torna aún más hipócrita. Un famoso y voluminoso ministro perora, con la vacía retórica propia del discurso oficial, sobre la tradición que nos trae la necesidad de clavarnos de nuevo en la vanguardia de la Contrarreforma y exalta ese viejo destino español de aclarar con las luminarias del espíritu la amargura de las incertidumbres y de las noches”, para después de los gritos de rigor, del tremolar de banderas, de la entonación de himnos, irse de parranda con los amigotes, cenar dos platos de codillo y flan de ocho huevos en un restaurante clandestino y encamarse con una puta de postín en sábanas de seda. Y la respuesta llega rápida: “Manolo, de tanto leer se te va a quedar a ti la sesera como al Quijote”. Y, de pronto, me pongo a pensar en la próxima visita de Rodrigo Rato a Ceuta. Y la pregunta que a mí me gustaría hacerle al todavía director de Bankia: ¿Tantos y aprovechados estudios ha cursado usted para estar ganando dos millones y medios de euros al año?
 

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