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OPINIÓN - SÁBADO, 11 DE FEBRERO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Elogio de la lógica

Por Nuria de Madariaga


Elogio de la lógica o elogio de la sensatez? Nos referimos al comunicado remitido por parte de los funcionarios y personal laboral del Ayuntamiento a los representantes sindicales para hacerlo llegar al Presidente de la ciudad. Frases bien calibradas, reivindicaciones ajustadas a Derecho al pender sobre ellas la garantista espada de Damocles del artículo 14 del Texto Constitucional que no es otro que el Principio de Igualdad, llamamiento a la eliminación de gastos superfluos, camuflada alusión a la “meritocracia” que es la antítesis de la “dedocracia” y un despliegue de soluciones cómo la de negociar a través de una única mesa y siempre salvaguardar los derechos inalienables de los trabajadores.

Y esta postura conlleva un cambio de título porque, el que merece la jugada de los funcionarios y del personal laboral, es el de “elogio de la astucia”. Ya que, bajo una forma de frases comedidas y bien redactadas, late un fondo torticero (en esta ocasión en el mejor de los sentidos y en términos de halago) porque al referirse a la tan cacareada “homogeneidad” de la que tanto se ha hablado dentro de las políticas de austeridad del Gobierno, los firmantes de este manifiesto (mucho tiene de este género y bien poco de comunicado convencional) se pronuncian con una acepción auténtica de lo que es homogeneidad a la hora de percibir salarios: mismo trabajo, algo que es lógico y su equivalencia en misma retribución bruta y líquida e idénticas condiciones sociales, más... ¡Misma titulación! ¿Es o no es un elogio de la más sibilina astucia?

Pero constituye un movimiento normal sobre el tablero de la realidad de un Gobierno que mama del Ejecutivo Central en el sentido doctrinal y doctrinalmente el Partido Popular tiene gastada la sinhueso de predicar la necesidad de retomar valores y principios irrenunciables a todos los niveles y exalta la capacidad de esfuerzo y de sacrificio a la hora de conseguir objetivos, hace hincapié en el valor intrínseco de la fuerza de voluntad y designa el concepto “excelencia” cómo un fin en sí mismo considerado.

Lógico el que los funcionarios y el personal laboral a quienes se ha exigido una determinada cualificación, titulación y capacitación que denoten su idoneidad para desempeñar unas determinadas funciones, consideren así mismo exigibles estas características para todos aquellos que desempeñen el mismo trabajo y perciban el mismo sueldo. Porque no existe más humillante agravio comparativo ni mayor conculcación del Principio de Igualdad que el que una persona acceda a un trabajo en virtud de unos méritos académicos (pura meritocracia) y otra persona, sin ninguna trayectoria académica y en virtud de la más pura, genuina y ecológica “dedocracia” acceda al mismo puesto, sin que se le exijan los mismos requisitos y unas capacidades que no tocan en un bingo, sino que se adquieren tras muchos años de trabajo, empeño, estudio y preparación.

Ideológica y éticamente el Partido Popular siempre ha predicado su reconocimiento hacia las trayectorias humanas basadas en el esfuerzo y el crecimiento intelectual.

Quienes han redactado el comunicado-manifiesto los han hecho “hilando fino” y se les ve conocedores del paño. ¿Que la reivindicación igualitaria-homogeneizadora provocará más de una escocedura? No tendría por qué. Mucha excelencia y mucha “meritocracia”. Más claro el agua.
 

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