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OPINIÓN - MARTES, 14 DE FEBRERO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

¿Cuál es nuestro grado de civilización?

Por Nuria de Madariaga


No creo que aquí se pueda tachar a los ciudadanos de “incivilizados” y mucho menos de insensibles en lo referente a su respeto por la naturaleza y por los animales. De hecho existe una auténtica “fiebre de mascotas” similar a la de Marbella donde parece que “todo el mundo” tiene a un perro al que pasear, aunque en la Costa Brava he visto pasear a mascotas más variadas porque una temporada dio por los cerditos vietnamitas que son muy simpáticos y no le hacen ascos a ningún pienso. Las mascotas de Ceuta se ven regalonas, mimadas y cuidadas y la Sociedad Protectora de Animales funciona a la perfección porque es gente muy concienciada y muy sensible.

Pero... ¡Se requiere la intervención expresa de José Antonio Carracao, apóstol de las causas imposibles! (Nunca olvidaremos su poética defensa en un pleno de la instalación de la estrella de Navidad en el Monte Hacho y cómo invocó la preocupación de los niños ante el hecho de que Sus Majestades los Reyes pasaran de largo y no dejaran en Ceuta los regalos al no tener una estrella por la que guiarse) Porque ¿Qué pasa con los gatos callejeros? Precisamente por causa de los felinos cometió el admirado doctor Hakim su único desliz en sus funciones cuando se le fue la sinhueso, neuronalmente se encontraba afectado por las horas de debate y osó conminar a que no se les diera de comer a las criaturitas gatunas del buen Dios. ¿Pretendía el médico que tengamos las santas tripas de dejar morir de hambre a seres vivos? Los creyentes no lo podemos aceptar y si se prohibe a la ciudadanía que de a los gatos de comer que les de el Ayuntamiento de forma regulada mediante patrullas ecológicas y que se les esterilice, sin que importe el gasto que es escaso si se compara con que son grandes exterminadores de las temibles y contaminantes ratas y de las no menos nocivas cucarachas.

El Gobierno de esta ciudad tiene que respetar las sensibilidades de la ciudadanía y mayoritariamente somos amigos de los animales, ecologistas, ardientes defensores de la naturaleza, preferimos los árboles a las grúas y la hierba y las flores antes que el cemento, nos sentimos orgullosos de que en Ceuta proliferen los gorriones porque existen ciudades donde la contaminación ambiental y las antenas les han hecho desertar y donde hay gorriones significa que es un buen lugar. Y no queremos que ningún animal pase hambre ni enfermedades, sino que cumplan con las tareas que les manda la Madre Naturaleza para que nunca suframos el temible “efecto mariposa”.

Urge una nueva intervención de Carracao, el defensor de estrellas y no ante un pleno de políticos convencionales, sino a nivel de recogida de firmas y de movilizaciones para controlar, cuidar y respetar a los más eficaces eliminadores de plagas que son nuestros felinos ceutíes. ¿Puede existir alguien tan malvado y despreciable cómo para desearle el mal a un ser vivo? El creyente mata únicamente para comer o para defenderse del ataque de una fiera,es decir, para no ser comido, pero es ir contra Dios el matar por matar, para los esenios que no somos muchos pero sí muy apretados en nuestras creencias, matar a un ser vivo si no es por extrema necesidad es ir contra Dios. De ahí el apoyo que merece la labor altruista y magnífica que lleva a cabo la Protectora de Animales que es un reducto humanitario para los animales abandonados. Cada cual hace lo que puede pero advertiré que en este diario no se habla con boca de putas, sino con bocas coherentes y hasta a mí, que tengo dos perros en Málaga, me hicieron chantaje emocional para que adoptara a una escuálida gata llena de dolencias, criada a base de potitos, hoy vendiendo salud y presidiendo altivamente mi hogar. Todos en en esta casa tienen mascota y hacen un descarado proselitismo, pero por algo será que Rojas Marcos, Director de Salud Mental de Nueva York dice que todos los deprimidos que han pasado por su consulta han salido por prescripción facultativa con una mascota entre los brazos, canina o felina, porque es uno de los elementos que se utilizan en las curas contra la depresión. Reflexiones aparte, nuestro grado de civilización es muy saludable, siempre que Carracao nos ayude a solventar el problema felino.
 

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