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OPINIÓN - JUEVES, 16 DE FEBRERO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Las luces del carnaval

Por Nuria de Madariaga


Si algo no hay que recortar, ni austerizar y menos aún restringir, son las luces ornamentales que iluminan las diferentes festividades. Ahí no se admite “remendar de viejo” porque son gastos en bombillas que a todos alumbran, todos disfrutamos de su belleza y a todos llenan de contento, en plan “crisol de culturas” sin importar razas, religiones, orígenes ni procedencias. Las luces ornamentales son un factor de igualdad y deberían potenciarse y no tener el infinito pésimo gusto de tratar de alardear “que se ahorra en iluminación” porque esa rácana postura es un guiño a la oscuridad y bastantes años oscuros hemos tenido con “los de antes” (excepción hecha de Carracao que defendió como un jabato la estrella del Monte Hacho y se preocupó porque los Reyes no llegaran con los juguetes a Ceuta por falta de factor de referencia). Por lo demás todos los ciudadanos, preocupados por la falta de empleo, agobiados por los bancos y apretados por el aumento de impuestos, sentimos una necesidad, más física que psíquica, de tratarnos con “luminoterapia” que es lo que hacen en las escuelas nórdicas con los alumnos y en Occidente entero con los depresivos estacionales.

Así pues, como gesto de esperanza se requieren multitud de guirnaldas y hacer como en París donde aprovechan la menor ocasión para enfajar de bombillas los centenares de árboles del centro de la ciudad. Y, por favor, que nuestros gobernantes se ahorren las “excusas absolutorias” no es necesario justificar la ornamentación luminosa alegando que “incentiva el consumo” porque es dar un toque mercantil a la belleza y poner precio en término dinerario a una ocasión de satisfacción estética y de alegría que está de por sí sola justificada. Precisamente es “ahora” cuando crecen los problemas, el momento en el que más necesitamos de ocasión de celebraciones, de excusa para ponernos “fiesteros” y buscar la diversión en el meollo de nuestras tradiciones, murgas, comparsas y chirigotas, que contraten a los de los tambores para que atruenen las calles con su “chumba-chumba”. ¿Y qué mejor que el carnaval para poner a caldo a los Poderosos? ¡Habrá que oír este año a los gaditanos con el Urdangarín! Y eso que todos los imputados no son iguales o si no que se lo digan a las esposas y a las hijas de los imputados en las “macrooperaciones rubalcabianas” ¿A cuantas mujeres detuvieron, esposaron, pasearon ante las cámaras llorando a moco tendido y encalabozaron en la operación Ballena Blanca? Luego fueron “todas” absueltas, pero el carnaval de Rubalcaba fue muy entretenido y el público disfrutó mucho viendo a los detenidos en los telediarios, les digo que alguna chirigota saldrá hablando de calabozos y del “paseíllo” televisado. Hasta ahora, cuando tenemos que informarnos de si somos presuntos imputados “iguales o desiguales” y de si, caso de tener problemas, nos van a abrir expresamente un Juzgado en sábado para que haya poco público y no ser molestados. A eso se le llama el respeto a machamartillo de la Presunción de Inocencia que parece que a partir de ahora hasta se va a respetar y no se trata de una cancioncilla de una comparsa, sino que parece verdad de la buena.

¿O es que estamos de carnaval y todo va de coña? Cualquiera sabe y quien lo sabe cierra el pico y “mejor no meneallo” dejr a las comparsas la sagrada labor de despellejar al son de los pitos y agitando las pelucas y encima sin que pueda llegar “la Autoridad” a poner multas por irrespetuosos, porque en estos días “todo vale” y quien no sepa aguantar una broma que se vaya de España.

Lo importante es que Ceuta se llenará de luces por esta ocasión y esperemos que por “todas” las ocasiones porque la llegada de la primavera es también una buena razón para llenarlo todo de guirnaldas y luego la Semana Santa y más tarde el verano y la feria. Llenar las calles y las avenidas de belleza no requiere excusas o si se quiere una única excusa: hacer feliz al personal.
 

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