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OPINIÓN - DOMINGO, 26 DE FEBRERO DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 20.


Me levanto de buen humor. Tal vez presintiendo que el sol me va a dar en la calva y hasta puede que ello agudice mi imaginación. Porque con el frío me ha ido fatal durante los últimos días. También es verdad que aún estoy viviendo la resaca del triunfo del Madrid de baloncesto en la final de la Copa del Rey. ¡Vaya partidazo que hicieron los hombres entrenados por Pablo Laso en el Palacio de San Jorge! ¿Qué si me gusta el baloncesto, dice usted? Claro que sí. Yo me aficioné al deporte de la canasta viendo jugar al Madrid. Y llevaba ya la mar de tiempo lampando por ver a mi equipo ganarle una final al Barça. Lo que no me imaginaba es que la victoria iba a ser por un tanteo tan abultado y con una demostración de poderío tan enorme. A todo ello, debo sumarle lo mucho que me satisfizo la victoria de la Asociación Deportiva Ceuta frente al Puertollano. Tres puntos muy valiosos. Por cierto, mucho se viene hablando de que gran parte de los males del equipo se debe al hecho de que la plantilla resida en Sevilla. Y con todos mis respetos para quienes así lo creen, como no podía ser menos, yo sigo convencido de que esa situación carece de importancia. Un convencimiento basado en la experiencia que tengo del asunto. Y que ya me dio para hacerle una columna al tema. Tiempo queda, pues, para poder repetir mis argumentos.

Martes. 21


Los miembros del jurado del Premio María de Eza, encargados de elegir a la mujer ceutí del año, dan como ganadora a Lorena Miranda (cuyos merecimientos y hermosa ingenuidad destaqué en una columna). Y lo hacen a sabiendas de estar cometiendo irregularidades en el proceso de la elección. Me explico: cuando los miembros de un jurado, tras analizar las cualidades de los candidatos, en este caso candidatas, creen a pies juntillas que éstos no reúnen los requisitos necesarios para aspirar al premio, existe algo que se llama premio desierto. Y no pasa nada. Lo que resulta improcedente es actuar de la forma que han actuado quienes formaban parte del jurado del que hasta ahora parecía ser prestigioso Premio María de Eza. Un premio que se ha quedado con las posaderas al aire por culpa de unos jueces capaces de hacer una chapuza para que, durante el acto de entrega del premio, que será muy pronto, hubiera en el escenario la presencia de una chica joven, lozana, deportista, y que diera tan buena imagen como para no tener qué sentir vergüenza. A propósito: componente de ese jurado ha sido el recién nombrado director del Ministerio de Educación y Cultura, Cecilio José Gómez. Y debo decirle que ha pegado el primer petardo. Quizá porque el hombre más que a juzgar fue a figurar y se dejó llevar por lo que ordena la que manda, en régimen de delegación. Así que, como se dice vulgarmente, el primer tapón zurrapa. De Cecilio José Gómez. Claro está.

Miércoles. 22


Martes y miércoles son los días en los que yo piso la calle con ánimo de integrarme en cualquier tertulia de las que se forman en los mentideros acostumbrados. Mentideros que se encuentran, actualmente, como ya he dicho en otras ocasiones, en la calle Jáudenes. En esas reuniones se suele conversar de todo lo que esté de actualidad. Hoy, por ejemplo, un contertulio me ha pedido mi opinión acerca del entrenador del Barcelona. Y, tras reconocerle sus grandes éxitos en el equipo azulgrana, he calificado a Pep Guardiola de ser un “fanfarrón inverso”, un hombre que presume de su modestia, de su saber estar, de su calma, de su humildad… Todo ello aderezado, como no podía ser menos, con la manera de hablar de un cura dirigiendo a sus feligreses desde el púlpito. Lo cual es muy bueno para él y para la imagen de los catalanes. Guardiola y Del Bosque, digo, forman una pareja ideal para dar lecciones de moral a todas horas. Aunque no los elegiría yo como compañeros de viaje a ninguna parte. Cuando me toca intervenir nuevamente, es decir, cuando se me concede el turno de la palabra, es para que dé mi parecer sobre los eres. Pero me niego a decir lo que pienso acerca del presentado por el editor de ‘El Faro’. Que se defienda él.

Jueves. 23


Los ministros consagrados (sacerdotes, obispos) se comprometen a vivir el celibato. Dice el poeta: “Es posible guardar la castidad, porque Dios no manda cosas imposibles”. La castidad es dura. Claro que sí. Hasta el punto de que alguien dijo que “la castidad es la más innatural de las perversiones sexuales”. Cualquier sacerdote que no sea capaz de soportar ese voto, lo primero que debe hacer es dejar los hábitos. Es la decisión que tomó Pedro Gordillo en un momento crucial de su vida. De manera que los sepulcros blanqueados deberían no dar ya la tabarra al respecto por semejante hecho. No vaya a ser que nos dé por pensar que lo hacen debido al temor que tienen acerca de lo que Gordillo pueda saber sobre ellos. Temor absurdo: pues los secretos de confesión, salvo curas desaprensivos en los años del miedo, son secretos de confesión. Por cierto, hoy, en una noticia que ha salido referente el ‘caso Gordillo’, alguien ha acusado a éste de pasear la calle como si fuera una persona normal y corriente. O sea, que Gordillo ha pasado, según el autor del despropósito, a ser un despojo humano por haber sido objeto de una felación en un despacho. Si Kennedy levantara la cabeza, le diría a Clinton: “¿Has visto lo que se pierden los tontos de baba?”.

Viernes. 24

Alberto Gallardo está pasando otra dura prueba. Otra más para que su organismo vuelva a funcionar como un reloj. Me consta que mi amigo está viviendo el dolor de su intervención con el lógico desasosiego y las molestias, por quitarle importancia, de una operación que no es fácil. Me he interesado por él, por su estado actual, y me han dicho que está siendo atendido de manera extraordinaria. Lo cual palia, en cierto modo, esa quietud que exige estar tendido en el catre del dolor. Dolor que no es connatural, sino extraño al hombre. Eso sí, mi amigo debe pensar en que ya se está aproximando el final de sus problemas físicos. Y que, cuando menos lo piense, estará dispuesto, con la moderación adecuada, a disfrutar de la vida. Yo sé que mi amigo es hombre de fe, y por tanto es un privilegiado al saber dar razón a su sufrimiento, aceptándolo así mejor. Pero, incluso de esa manera, lo que yo le deseo es que en cuanto acaben sus padecimientos organice una fiesta donde reine la alegría motivada por su plena recuperación. En esa fiesta, naturalmente, quiero estar yo.

Sábado. 25


Amanece un día espléndido. De los que invitan a salir a la calle a fin de compartir un rato de cháchara. Y tengo la suerte de toparme con dos personas a las que les tengo un afecto especial. Son Fernando Tesón y María Teresa Troya: matrimonio al cual conocí recién llegado a esta ciudad. Y con el que tuve la suerte de compartí tertulias que nos permitieron recordar muchos momentos vividos en Andalucía. Tierra en la que nacimos. Y cuya prolongación hemos encontrado en Ceuta. Fernando y María Teresa están participando de la alegría de un bautizo. Y recordamos que hace ya cierto tiempo que no coincidíamos en ningún sitio. De modo que les expreso a ambos mi satisfacción por haber podido conversar durante unos minutos. María Teresa y Fernando, por su saber estar en todo momento, son personas a las que uno no se cansa de hacerles el artículo.
 

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