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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 29 DE FEBRERO DE 2012

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Árabe-ceutí o somos tontos
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

El roscón sigue vigente con actuaciones de medios de comunicación pegados a la imagen del toro de Osborne.

El increíble incremento de ataques al equipo de fútbol del Barcelona, al club realmente, traen las lógicas consecuencias de varapalos a los miserables.

Poca cosa ha sido lo del veto a Punto Pelota, contra el que han clamando llorando, cuando existe un medio de comunicación informativa regido por quienes no deben ni pueden usar la ofensa y la mentira de manera gratuita.

Los “religiosos” de la COPE han recibido lo que tenían merecido. Unos componentes que entran en la plantilla de una empresa, regida por religiosos, cumplen los designios de esos mismos religiosos de continuar mintiendo a lo largo del ejercicio de su labor con resultado celestial de 200.000 euros de indemnización.

Ni hostias ni vino consagrado.

Euros a toca teja.

Decir que uno se dopa sin pruebas es demasiado vil y miserable.

La exposición que hizo Josep Pedrerol sobre el tema del veto barcelonista a los informadores de Punto Pelota, para mí, no ha sido más que la explosión de un llorica que pretende tomarnos el pelo con esas palabras y manejos de papelitos de la Constitución… debería estar miope por las lágrimas ya que de la redacción de los artículos constitucionales: “… ofreciendo información veraz…” se la saltó limpiamente.

Todo esto que escribo hasta aquí no tiene nada que ver con el encabezamiento de este artículo, ya, pero teniendo mentalizado escribir sobre acciones políticas increíbles, me sale lo del Punto Pelota en un momento álgido de indignación por las maneras que tienen de informar, algunos medios deportivos, aún con la verdad patente ante sus ojos.

La propuesta de la coalición política “Caballas” no dejó de extrañarme cuando saltó a la palestra. Hace tiempo, cuando aún existía un partido que tenía algo de Unión, algo del Pueblo y algo de Ceuta, comenté que no se olía muy bien con la existencia de políticos que, realmente, no se sienten españoles aunque aparentaran serlo como el que más.

La estrategia política del juego del ajedrez es muy delicada, amén de intrincada y, si no andamos ojo avizor, todo sufrirá un vuelco el día menos pensado.

Camuflar el dariya marroquí en un cóctel académico de estudio, inventario y difusión de una supuesta lengua materna, el increíble árabe-ceutí… ¡vamos, hombre!, empecemos por crear una Academia de Spanglish, que tiene preferencia porque esta lengua viene existiendo desde la invención de los USA.

Creo que comienzo a conocer a don Juan Luis Aróstegui Ruiz, eminente político ¿ceutí? con fama de cascarrabias. Personalmente no lo conozco.

Con su pensamiento de que Ceuta se siente cautiva de su propia indefinición.

No voy a escribir atacando directamente, sólo quiero preguntarle ¿qué entiende por perversión democrática? ¿Qué clase de lengua es esa que pretende imponer sin conceptos predefinidos, rotundamente, de su existencia? ¿En que se basa en que una lengua inexistente, en realidad no es más que unas pequeñas variaciones del dariya, sufra hostigamiento institucional cuando, según Vd., es un rasgo ‘distintivo’ de la mitad de los ciudadanos ceutíes?

¿Cree Vd. que eso es hacer política en España? Si es así, entonces no podríamos hacer nada para que el hispano-romanesco, el moro-catalán, el quechúa-hispanosudamericano, el hispano-mandarín, etc. sean considerados idiomas institucionales en el país.

No se pase, señor Aróstegui. La historia habló durante mucho tiempo de los afrancesados. No queramos hablar de los marroquinizados. Es mejor que se dedique a la economía, es lo suyo.
 

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