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OPINIÓN - MARTES, 6 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / ALGO MÁS QUE PALABRAS

Los efectos del afecto a Dios
 


Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
 

Nadie puede quitar el amor

a quien se ha fundido con Dios.


Dios es el amor de los amores,

el amor perfecto

y la perfección del amor,

que todo lo perdona

y absuelve mientras se ama.


Dispensa siempre a tu opuesto,

no hay nada que de mejor lección.


Nadie puede quitar la alegría,

quien a Dios lleva consigo.


Dios propuso, que no impuso,

el mejor analgésico del mundo:

una receta de paz

rubricada por el doctor reposo.


La serenidad nace en Dios,

que es la armonía de la vida.


No hay brazos para la paz,

sino la abraza Dios.


Dios es el afecto primero

y sus efectos son tan eternos

que la prueba de su existencia

es probar lo creado

y recrearse con sus silencios.


Así, lo que afecta a la vida de uno,

afecta a la vida de todos.


La unidad es un signo de Dios

y la unión es un signo del hombre.

Negar la unidad es negar a Dios.

Desunir es desconocer la dura senda.

Nos queda Dios todavía para rectificar.


Lo podemos perder todo,

pero Dios, creador de luz,

orientará los desorientados pasos

del hombre necio que no supo ser amor.


Hay que dejarse amar por el Dios amor,

y por el Dios amor hay que dejarse vivir

del amor de Dios, y por el amor de Dios

hay que dejarse el corazón por los hermanos.


Pensad que Él nos injerta con su ternura

la fraternidad de un camino que no vuelve

en el que Dios guía, pero no todo guía a Dios.


En solitario el camino es duro,

el que no sabe por qué camino llegar al manantial,

debe buscar el cauce aguas arriba por compañero.


Aquel que se inquiere, siempre halla respuesta.

Es cuestión de amar y de dejarse amar.
 

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