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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 7 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

El conflicto en general aparece sobredimensionado

 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

La idea es siempre la misma y el mensaje siempre ha estado claro: es el momento de la austeridad y de ser solidarios con quienes están pasando por circunstancias terribles. Pero en Ceuta el mensaje de sacrifico colectivo adquiere la consistencia de “lluvia sobre impermeable”, por más que Juan Vivas trate de argumentar la perentoriedad de llevar a cabo una política de ahorro y ese ahorro pasa por eliminar “extras” que no por hacer peligrar ni empleos ni salarios.

Los funcionarios parecen no estar conformes y van a crear una asociación para defender sus intereses, es decir, que se sienten sobradamente capacitados cómo para decir lo que quieren. ¿Y qué pintan entonces las centrales sindicales y a quienes representan en el momento de sentarse a negociar? ¿Será que los trabajadores no confían en las habilidades negociadoras de los sindicalistas?.

Lo cierto es que el conflicto en general aparece sobredimensionado y sobre todo roza el comportamiento insolidario. Si estuviéramos ante ERES feroces donde muchos pierden sus empleos, todas las asociaciones son pocas porque se trata de defender el derecho inalienable al trabajo y ahí las centrales sindicales han de batirse el cobre y luchar porque no se destruya el empleo, pero mientras muchos españoles viven bajo el umbral de la pobreza ¿Es moralmente legítimo pleitear por el beneficio de unas horas extra y unas jornadas partidas que no son necesarias? Pura frivolidad por parte de los privilegiados que tienen asegurados sus salarios, de ahí que el Presidente Vivas apele a la responsabilidad de todos, aun cuando se planteó la espinosa cuestión del poder que han alcanzado las centrales sindicales como representantes únicas de los trabajadores a la hora de negociar. Eso viene a significar que es obligatorio que el trabajador exprese sus reivindicaciones a través de los sindicatos, todo reglamentado y encorsetado, sin opciones de maniobrabilidad, los cauces son los cauces y “el que se mueva no sale en la foto” de Alfonso Guerra.

¿Pero que pasaría si la asociación de funcionarios se negara a ser representada por las centrales sindicales por entender que no responden a sus expectativas? Proceloso y muy dificultoso porque los sindicatos han adquirido un “status quo” en plan “después de mí el diluvio” y se está con ellos o “no se está”, todo muy democrático como pueden comprobar.

Pero con funcionarios levantiscos o sin ellos, parece un poco bochornoso el que, en la España de los 5.000.000 de parados&desesperados se empleen horas de coloquio y jornadas de duras negociaciones por defender los “extras” de quienes ya disponen sobradamente de lo esencial, bofetada sin mano a la cruel España de las largas y silenciosas filas del INEM, patada en los huevos a los nuevos pobres sin empleo que han venido viéndose deshauciados por no poder pagar sus hipotecas ¿Y donde estaban los hoy belicosos sindicatos mientras se iban multiplicando los parados y se institucionalizaba la explotación de los mileuristas durante todos estos años? No. Los sindicatos están para vociferar sobre horas extras y jornadas partidas de quienes tienen garantizado el condumio y no se les cae la cara de verguenza.

Confiemos en que la postura del Presidente Vivas sea inamovible y en que cumpla con la austeridad a la que todos nos comprometimos al depositar nuestro sufragio en las urnas, que es la austeridad a la que se ve obligada toda una Nación para no perder el tren de Europa. ¿No queríamos cambio? Pues vamos a cambiar de verdad.
 

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