| No se trata ya de historia ni de 
					legislación internacional, pues la españolidad de ambas 
					ciudades africanas (al igual que la de Canarias) está 
					suficientemente clara. Otra cosa, harto diferente, es la 
					mutante relación de fuerzas y la cambiante “real politik” 
					pudiendo comentarles que, en estos aspectos y pese a la 
					crisis escondida bajo la alfombra, nuestros vecinos 
					marroquíes andan con la melena suelta y crecidos de tono 
					como pensando, con España hecha unos zorros, que “ahora o 
					nunca”. Confundiendo o no deseos con realidades, ésta sería 
					la actual “hoja de ruta” de Rabat: por un lado y ante la 
					persistente crisis de la estúpida y decadente Europa, poner 
					diplomáticamente proa a los países emergentes de Asia como 
					acaba de hacer el ministro de Exteriores, El Othmani, en su 
					reciente viaje a Japón, un país que ya a principios de la 
					década de los noventa financiaba un pequeño puerto pesquero 
					en Cala Iris, bella localidad marinera con un gran potencial 
					turístico sita en la agreste costa rifeña entre Punta 
					Pescadores y la luminosa Ciudad de la Lavanda; por otro, 
					intentando viabilizar y poner sobre la mesa la manida 
					“Célula de Reflexión” sobre Ceuta y Melilla auspiciada en su 
					momento, sin éxito, por el hábil y sin escrúpulos sátrapa 
					Hassan II.
 Por si no bastaba en la Yebala con el Comité de Liberación 
					de Ceuta, animado desde Tetuán por el abogado Hajji (al que 
					ahora ha sustituido en sus responsabilidades mi amigo Sousi) 
					y, puertas adentro de la Ciudad Querida por el conocido 
					funcionario marroquí Mohamed Hamed Alí, autoproclamado 
					presidente de la figurante pero virtualmente inexistente 
					Comunidad Musulmana de Ceuta, ha vuelto por estos pagos 
					desde Nador el activo militante Said Chramti, impulsor de la 
					Asociación de Derechos Humanos Gran Rif y de un nuevo Comité 
					de Liberación de Ceuta, Melilla y las Islas (no confundir 
					con el anterior), que promete ser noticia.
 
 A principios de semana y al calor de un dulce té en la 
					Blanca Paloma de la Yebala, un trajeado Chramti muy seguro 
					de sí mismo le confiaba en una larga e instructiva 
					conversación a este escribano del limes que, junto a algunos 
					de los quince jóvenes de su asociación acababa de visitar 
					Ceuta, planificando en fecha inmediata algunas acciones 
					pacíficas pero simbólicas a fin de activar y reivindicar de 
					forma abierta la “marroquinidad” de la misma, al estilo de 
					lo ya realizado en Melilla, a saber: repartir octavillas en 
					la vía pública, colgar en lugares emblemáticos algunas 
					banderas rojas con la estrella de cinco puntas verde (el 
					Sello de Salomón) y cambiar el nombre de algunas calles… En 
					la ciudad prima-hermana de Melilla, la Plaza de España fue 
					rebautizada momentáneamente “Plaza de Mohamed VI”. Said 
					Chramti, al que trato y conozco desde hace años, aprovechaba 
					para “cargar” contra Hajji y Mohamed Alí, a los que cuando 
					menos y entre otras jugosas lindeza trató de “pusilánimes”, 
					no obteniendo mejor trato otro común amigo de Nador, 
					Abdelmounim Chauki. Yo tengo otras lecturas, entre otras que 
					no hay nada más peligroso que el canto de cisne de un 
					régimen preguntándome a la vez quién les para los pies a 
					éstos, a la vez que especulo sobre el fuerte respaldo 
					político del que debe gozar Said para lanzarse dentro de 
					Ceuta y Melilla a realizar acciones abiertamente 
					provocativas y que gozan, per sé, de una fuerte impronta 
					mediática. Said me comenta que ahora “Marruecos está muy 
					fuerte y España muy débil”. Lo último es cierto, pero 
					conociendo algo Marruecos le maticé que la presunta 
					fortaleza de su país era harto relativa y que, 
					institucionalmente, Rabat tenía incluso el techo de cristal. 
					En román paladino y a mi entender, ojito con arrojar piedras 
					que si rebotan podrían causar daños irreparables en casa del 
					avezado lanzador. En todo caso, Said Chramti va de frente y 
					por derecho hacia su meta. Creo que está creciendo un líder 
					emergente, dispuesto a labrarse su estrella en el firmamento 
					de la diplomacia paralela insertada en las tradicionales 
					reivindicaciones marroquíes sobre Ceuta y Melilla. Visto.
 
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