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OPINIÓN - LUNES, 12 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

“Se van a cagar”, ¿arengas sindicalistas o amenazas?
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Alguien me puede aclarar donde acaban las arengas sindicalistas y comienzan las amenazas? Mejor si nos lo aclara la Fiscalía de Ceuta, porque textualmente el Secretario General de CCOO lanzó en público la inquietante ‘advertencia’ de que “el día 29 de marzo vamos a hacer una huelga general que se van a cagar”.

¿Y contra quien va esta amenaza directa y coactiva? Lógicamente contra la mayoría absoluta del pueblo español que ha votado al cambio con el Partido Popular, lógico que la Fiscalía actúe de oficio y llame a declarar a quien ha lanzado tan críptica premonición para requerirle sobre los métodos que piensan utilizar él en particular y los sindicatos-subvencionados en general, para conseguir que “nos caguemos”, todo muy escatológico así que la citación judicial pueden enviársela impresa en papel higiénico en plan testimonial y detallista.

¿Y puede considerarse un presunto delito de amenazas del artículo 170 del Código Penal el hecho de advertirnos siniestramente de que “nos vamos a cagar”? El artículo 170 del Código Penal se diferencia del artículo 171 porque en el primero se amenaza con un mal que constituya delito y en el 171 con un mal que no constituya delito. ¿Y es un delito el hecho de defecar? Francamente no, porque se trata de un acto fisiológico de evacuación de deshechos orgánicos, pero la norma está para interpretarla y no para asumir tan sólo su estricta literalidad, pongo un ejemplo, si ustedes conminan a una Autoridad con la afirmación de “te vas a cagar” no se trata de anunciarle que cada veinticuatro horas y de forma natural su organismo va a evacuar determinadas sustancias pestilentes, sino que la acepción de la frase es que el amenazado va a verse en tal estado de temor que su cuerpo va a reaccionar con una deposición, es el típico “cagarse de miedo”.

¿Y por qué puede asustarse un individuo, un grupo o toda la colectividad? Pues por la amenaza de un mal inminente, grave e injusto. Así que cabe discernir que cuando Juan Luis Aróstegui lanza su “¡se van a cagar!” amenaza claramente con que la huelga general que se han montado para el 29M hará que “nos caguemos de miedo”, es decir, empezando por los Gobernantes legitimados por las urnas y acabando por la mayoría absoluta del pueblo soberano que no pertenecemos a ningún sindicato.

Y le pregunto al dignísimo representante del Ministerio Fiscal acerca de si puede aclarar los motivos por los que nos van a aterrorizar el próximo 29M y de paso también me indican en plan “clamor popular” que se lo pregunte tanto al Delegado de Gobierno como al Presidente Juan Vivas y que a los tres en conjunto les demande sobre los motivos por los que van a “permitir” que un sindicalista nos amenace, porque si permiten que amenacen a la pacífica ciudadanía sin tomar las medidas oportunas para “neutralizar” tales imprecaciones estarán, por omisión, tomando una decisión injusta sabedores de su injusticia.

El Fiscal es el garante de la legalidad así que su deber es garantizar que nadie la conculque, el Delegado de Gobierno representa a aquellos a quienes hemos elegido para gobernar y para que nuestros derechos constitucionales sean estrictamente salvaguardados y respetados y el Presidente de Ceuta tiene la obligación de garantizar la paz y la seguridad de la ciudadanía así como el ejercicio de nuestros derechos en coordinación con los otros dos. Y no vale que traten de consolarnos prometiéndonos dodotis y comprimidos de salvacolina para la colitis, porque no cuela.

Pero ¿Y si no se toman medidas legales y nos vemos obligados a cagarnos contra nuestra voluntades? Pues entonces estaríamos ante un supuesto previsto y penado en el artículo 172 del Código Penal cuando habla de coacciones: “El que, sin estar legítimamente autorizado, impidiere a otro con violencia hacer lo que la Ley no prohibe (los piquetes suelen ser violentos y la Ley no prohibe estar estreñidos) o le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o injusto (el 29M queremos vivir un día normal, salir, desayunar, comprar y tener libertad y no que nos obliguen a soportar una huelga impuesta) será castigado con la pena de seis meses a tres años o con multa de 12 a 24 meses según la gravedad de la coacción o de los medios empleados. Cuando la coacción ejercida tuviera como objeto impedir el ejercicio de un derecho fundamental se le impondrán las penas en su mitad superior, salvo que el hecho tuviera señalada mayor pena en otro precepto de este Código”. Conculcan el artículo 17 de nuestra Constitución, es decir el derecho a la libertad, quienes impiden a un comerciante abrir su comercio o a un hostelero su establecimiento, quienes impiden a los ciudadanos acudir a sus trabajos si así lo desean y quienes infringen nuestro derecho a vivir en paz con nuestras actividades cotidianas y no digamos si obligan a que la huelga afecte a los colegios y centros de enseñanza porque entonces la infracción es más grave aún.

Los sindicatos y sus estómagos agradecidos quieren echar un pulso coercitivo a la legitimidad democrática, pero existen mecanismos legales de sobra cómo para impedirlo y existe la revolución y sublevación del pueblo soberano a la hora de proclamar “yo no voy a la huelga del 29M porque no me sale de los huevos”. Ya corre el mensaje por la red, pero es el momento de liberarse del miedo a los sindicatos y manifestar en libertad y desde la libertad nuestra negativa a que nos paren España.

Y en Ceuta a ver ese Jefe Superior de Policía, ese Delegado de Gobierno, ese Presidente y esa Fiscalía. Y en Madrid ¡A ver ese Tribunal de Cuentas!. Lo que necesita imperiosamente el pueblo es un mensaje de legalidad, firmeza y tranquilidad, que se pronuncien quienes a ello están obligados y que nos garanticen nuestro derecho a la libertad. A todas las libertades y entre ellas a nuestra libertad para estar estreñidos y que nadie nos obligue por la fuerza a cagarnos.
 

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