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OPINIÓN - SÁBADO, 17 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Mirando al futuro
 


Javier Chellarám
javierchellaram@elpueblodeceuta.com

 

Hay veces que cuando nos encontramos los viejos amigos, quizá los que estuvimos codo con codo, sufriendo en los tiempos duros de colegio, que nos contamos las batallitas que fueron mejores o peores, de las cosas que ocurren en la vida, al irnos, pensamos algunas veces, bueno... y de lo que nos viene por delante que ? de lo que nos viene por delante, es luchar dia a dia, y claro, los años no pasan en balde, hemos subido la rampa de la vida, de nuestra generación, la que empieza en los máster más de cuarenta y entre cincuenta... el llano de la vida, la que dentro de un tiempo, veremos la cuesta abajo, si algo así como la autovía de Benalmádena, la que tenemos encima los teleféricos y el coche, parece que pierde fuerza, y no sabe uno con esos nervios, si es que al coche le ha pasado algo y empiezas a meter marchas de menos velocidad, pero de más potencia...

-Así es la vida, menos velocidad, pero más potencia, la que te dan los galones, de haber vivido las cosas, que te encuetras por delante cada día, la frase tan manida, pero intemporéa, esa de “ la juventud de hoy no vale ná”, me la decían a mí los viejos y puretas del lugar, en la década de los ochenta, es una frase que apretándome los dientes la pido para los niños de hoy con todas mis fuerzas, y parece mentira que sea la pura verdad.

-Bueno, en nuestra generación, había que ingeniarselas para ligar, para vacilar, para pasear, y para con un jersey rojo para los domingos, unos tenis adidas, y unos vaqueros Lois, ser el gallo del corral, el travolta, el marley... lo que hoy serías un metrosexual, antes te decían maricón... y no había colectivos sociales, para decir, oiga, es que usted ha dicho maricón... y los porros, no digamos, volaban alto y bajo, más fuerte, pero no más claro.., y los tuve a mi alcance, pero con el aroma en el aire, quizá no me hizo falta echar mano de ellos.

-El otro día, con ese tontódromo que se ha creado en la Plaza de los Reyes, y la gran cantidad de aparcamientos, que tenemos en el centro , los currantes, tuve que dejarlo en el subterráneo de la Plaza de los Reyes, San Hermenegildo y San Fernando, por si alguno no lo sabe... y al entrar en la bajada al mismo, había una maraña de mediopolvos, de niños con unos quince o dieciseis años, con mi presencia y mi silencio, hice un gesto amigo y cómplice, como diciendo mira dejarme pasar, y escucho ¡ deja pasar al colega! , me entró un escalofrío por dentro, porque te dan ganas de decir, mira cagón, ni soy tu colega ni tu tienes la categoría en el talón de tu zapato izquierdo para hablarme así...

-Si hoy no respetan a padres, si denuncian a los que te trajeron al mundo, te ponen un plato de comida en la mesa, te recargan el móvil, te compran la ropa más cara, que ni fueras Cristiano Ronaldo y encima te libraste de la mili, que bien te vendrían dos mesecitos de Acuartelamiento y con un rapadito de la epoca, pasar hambre y frío en el monte y acordarte de lo bien que estabas en casa , con la comida que te ponía tu madre al mediodía, y los bocatas que te cargabas por las noches.

-De otra vivencia, esta hasta con más gracia, si el garaje subterráneo, hablara, el de enfrente al MacDonalds, las niñatas borrachas, los hombres de bien, gilipollas, donde los haya, con sus colocones, y presa fácil para darle una hostia bien dada, y que vuelvan con ella a hacer la Primera Comunion... me trajeran al recuerdo, el de una chica, bajarse para pagar el ticket, con su porrito en la mano, y otra pareja en el coche, chachis los tres, y pegando sus gritos de superioridad, ante el personal... jajaja me decía y ante la curiosidad del vigilante que me decía :

¿ Javier porqué te ríes ? , porque el que me vacilen con un porrito, y se la den de crecida, cuando no sabe ni donde olvidó las bragas... yo decía orgulloso, hace treinta años, en la discoteca famosa del Angulo, si aquella Mazmorra... Vi pasar ante mí los porros más grandes del mundo, porros como trompetas y no me asusté, ni me los ofrecieron, esos eran porros del carajo... y ahora cuatro cagarrutas de niñatos y niñatas cagaonas engrifás, me vuelvan a recordar lo que me replicaban a mí: que la juventud de hoy no vale ná.
 

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