| Sorprende comprobar la agilidad 
					demostrada por los portavoces de la coalición Caballas al 
					apropiarse por intereses partidistas de planteamientos 
					ajenos presentados horas antes por el Gobierno de la nación. 
					En esta ocasión, debo referirme a la publicación el pasado 
					domingo día 18 de los corrientes en un medio de comunicación 
					de tirada nacional de la intención del Gobierno de España de 
					elaborar y poner en marcha una nueva Ley que posibilitará a 
					la justicia española analizar en profundidad la gestión 
					económica de los recursos públicos de los dirigentes 
					políticos sancionando a quienes incurrieran en algún delito 
					tipificado en ella, la Ley de Transparencia y Buen Gobierno.
					
 Esta Ley recogerá sanciones de diferente gravedad a quienes 
					incumplan los límites de déficit y endeudamiento que fije la 
					Ley de Estabilidad Presupuestaria aprobada en el Congreso de 
					los Diputados durante la anterior legislatura, a quienes 
					comprometan gastos o asuman obligaciones sin crédito 
					suficiente para su financiación, o a quienes eludan el 
					reflejo contable de las obligaciones asumidas (facturas no 
					contabilizadas). Además, como consecuencia de las actuales 
					circunstancias de crisis económicas, el nuevo Gobierno 
					pretende incluir en el nuevo Código Penal penas similares a 
					las aplicadas por delito de malversación en los casos 
					demostrados de despilfarro.
 
 El Ejecutivo del Partido Popular plantea sancionar a los 
					políticos “despilfarradores” con penas de prisión de tres a 
					seis años e inhabilitación absoluta por tiempo de seis a 
					diez, y que en el caso de que la malversación revista 
					“especial gravedad” esta pueda alcanzar incluso pena de 
					cárcel de cuatro a ocho años e inhabilitación absoluta. Una 
					reforma que castigará con todo el peso de la Lay a aquellos 
					gestores que intencionadamente perjudiquen a los ciudadanos 
					con decisiones negligentes que quebranten a la Hacienda 
					Pública o a los servicios que financien. Por tanto, quedan 
					perfectamente delimitados los supuestos recogidos en la 
					nueva Ley.
 
 Pues bien, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, 
					los ideólogos de la Coalición Caballas anunciaron el pasado 
					lunes la presentación en el próximo pleno de una propuesta 
					cuyo único objetivo es desacreditar la gestión económica 
					ejecutada en los últimos años por el Gobierno ceutí al 
					comparar la deuda contraída por este con sus proveedores, 
					situación equiparable a lo sucedido en la inmensa mayoría de 
					ayuntamientos españoles, con un supuesto tipificado en la 
					nueva Ley de Transparencia antes mencionada. Quizás debería 
					recordar a los diputados localistas las deudas muy 
					superiores reconocidas por otras corporaciones equiparables 
					en número de habitantes censados a la nuestra: Jaén (300 
					millones de euros), Jeréz (300 millones), Alcorcón (120 
					millones), El Ejido (114 millones) o Alcalá de Henares (94 
					millones). Por tanto, cuando la demagogia protagoniza la 
					acción política esta pierde cualquier indicio de 
					credibilidad.
 
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