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OPINIÓN - MARTES, 27 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

¿Y qué va a decir ahora la Fiscalía?
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Será necesaria la intervención del Fiscal General del Estado, Torres-Dulce para que en esta ciudad los incendios que ponen en grave riesgo la vida de las personas se califiquen y castiguen cómo tales? Consulten las hemerotecas de este diario y cuenten las ocasiones en las que nos hemos venido refiriendo desde hace meses a la frívolamente llamada “quema de coches” a cuyos autores, de ser detenidos, se le imputan unos simples “daños”.

Y hemos sido los únicos en mantener contra viento y marea la definición de delito de incendio del artículo 351 del Código Penal la conducta de los criminales que incendian vehículos. Así que expongo el artículo y luego, como jurista, doy las argumentaciones, dice el Código Penal en su artículo 351: “Los que provocaren un incendio que comporte un peligro para la vida o integridad física de las personas, serán castigados con la pena de prisión de diez a veinte años. Los Jueces o Tribunales podrán imponer la pena inferior en grado atendidas la menor entidad del hecho causado y las demás circunstancias del hecho”.

En los casos de los incendios de vehículos en el interior de aparcamientos en bloques habitados de viviendas, con el peligro inminente de que el fuego y las explosiones de los motores de los coches que arden propague el fuego por las viviendas y las criaturas se achicharren, no es que sea aplicable este 351 sino que habría de aplicarse también el artículo 353.1 que señala: “Las penas señaladas en el artículo anterior se impondrán en su mitad superior (20 años) cuando el incendio alcance especial gravedad, atendida la concurrencia de alguna de las circunstancias siguientes. (sic)

De las circunstancias agravantes yo calificaría con la nº 1 “Que afecte a una superficie de considerable importancia” En este supuesto ha afectado a un gran aparcamiento de un bloque así que la superficie es considerable.

Y con el nº4 “En todo caso cuando se ocasione grave deterioro o destrucción de los recursos afectados”. Ocho vehículos y dos motos calcinadas más graves daños en otra cincuentena más cien familias desalojadas de madrugada entre escenas de pánico y en medio de un impresionante despliegue de bomberos y de policías que sacaban a los habitantes en brazos del lugar en llamas. ¿Y qué va a decir ahora la Fiscalía? ¿Que se ha quemado una barbacoa de hacer pinchitos y se han ocasionado daños?

Por vez primera un Delegado de Gobierno con algo distinto a vacuidad dentro de la sesera calificó los hechos como “atentado” cierto es que se ha querido atentar contra la vida de cien familias pero ya el delito de incendio con riesgo para la vida lleva unas penas que abarcan todo el peligro, el infinito riesgo, el terror de los ciudadanos, los grandes daños materiales y la urgente necesidad de instalar de una puta vez ese sistema de videovigilancia

Que la Policía investigue, ponga a funcionar a los confidentes, se las averigüe o consulte con adivinos, pero los criminales incendiarios tienen que ser detenidos. Y si la Policía detiene a un delincuente con pruebas y le pone a disposición judicial por incendio, que no llegue la Fiscalía en plan ¡Pelillos a la mar! y ponga al pirómano en la calle por “daños” como si le hubiera quemado a una vecina una colcha puesta a tender arrojando una colilla encendida por la ventana del lavadero. Incendio cuando se queman coches en un aparcamiento e incendio cuando se queman coches en la vía pública con el peligro de que exploten poniendo en riesgo a los moradores de la zona o a alguna persona o vehículo desapercibidos que tengan la desgracia de pasar por allí.

El delito es tan estremecedoramente grave y peligroso que requiere la personación de la Ciudad Autónoma como acusación particular y hace fundamental una reunión del Delegado de Gobierno con el Fiscal General del Estado para explicarle el peligro latente en el que se encuentran los ciudadanos, la gravísima alarma social que provocan los criminales incendiarios y la urgencia de sentencias ejemplares que sean al tiempo la estricta aplicación de las leyes y una disuasión para los delincuentes. Si todo el mundo conoce la gravedad de las penas por los homicidios y los asesinatos ya va siendo hora de que sean conscientes de que sobre un incendiario recae la misma pena que sobre un asesino.

Y para cumplirla a pulso por riesgo de reiteración delictiva y por peligrosidad social. Fiscalía: el riesgo es que unos criminales obliguen a dormir en la calle a cien familias aterradas y les quemen sus propiedades. ¡Que venga Torres-Dulce! Pero ya.
 

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