PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 29 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Victoria carente de relieve
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

He dejado transcurrir varios días antes de ponerme a escribir de Javier Arenas, por haber ganado las elecciones andaluzas, aunque sin la mayoría precisa para formar gobierno sin depender de ninguna otra fuerza política. Así que desde el domingo he venido oyendo y leyendo innumerables opiniones al respecto. Tantas como que he estado a punto de olvidarme del asunto por manoseado.

Si bien es comprensible, dada la enorme importancia de la región y lo que significa para el devenir de España, que se le haya prestado tan grande atención a lo ocurrido en Andalucía. Y, sobre todo, a unos resultados electorales que han dejado a vaticinadores profesionales y analistas políticos a la altura del betún.

Así, si yo dijera, a toro pasado, que no creía que la victoria de Arenas se produjera de manera tan rotunda como era proclamada, seguramente sería tachado de todo, y tendría que aceptarlo con resignación. Pues bien, digan de mí lo que quieran; pero es verdad que yo dudaba del triunfo absoluto de un político que nunca ganó nada. Y eso, en mi tierra, tan dada a las supersticiones, tiene un nombre…

Javier Arenas Bocanegra llegó a la política cuando apenas se había desprendido de los pantalones cortos. De ahí que en los mentideros políticos sevillanos, pronto se le conociera por el sobrenombre de El Niño Arenas. Un niño simpático, dicharachero, alegre como unas castañuelas, y convertido en el mejor saludador que ha tenido, y tiene, la derecha en toda España.

De él me consta que es figura indiscutible en lo que los andaluces llaman abrazo chillado. Que es el que se da lanzando al mismo tiempo un ¡ay! prolongado. En el caso de Arenas el ¡ay! se convierte en ¡campeón! Los abrazos chillados de don Javier son sonados. Y lo hace con cualquiera. Aunque ni siquiera se acuerde de su nombre.

Los abrazos sonados le han servido a don Javier para serlo todo en su partido. Varias veces ministro y también elegido para otros cargos de suma importancia, le han situado en una posición de poder indiscutible a la vera de Mariano Rajoy. Pero sigue siendo un hombre negado a la hora de ganar elecciones. Y, cuando las gana, caso del domingo pasado, se queda corto en votos y sale del trance, una vez más, con la vitola de perdedor.

Lo de Javier Arenas es para estudiarlo con detenimiento y por medio de expertos en la materia. Pues fue candidato a la alcaldía de Sevilla siendo muy joven y apenas consiguió tres mil votos. Por más que ya fuera la alegría de la huerta local. A partir de ese primer fiasco, nunca más supo sacarle rendimiento a las elecciones cual candidato.

A veces, Javier Arenas, ante tan incomprensibles fracasos para él, no acaba de entender cómo Teófila Martínez se lo monta en Cádiz para arrasar cada cuatro años. Ni tampoco puede explicarse lo de Juan Vivas en Ceuta. Quien lleva ya la tira de tiempo siendo el alcalde más votado de España.

Yo tampoco lo entendería si no fuera porque me consta que uno no es sino lo que la gente quiera que sea. Y el Niño Arenas, tan celebrado por su forma de ser, ha sido siempre negado en las urnas. Su amarga victoria no será buena para Andalucía. Era su momento. Y los andaluces lo necesitaban.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto