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					En la tarde noche de ayer, la Santa Iglesia Catedral acogió 
					la celebración de la Misa Crismal, donde el obispo de la 
					Diócesis de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza Boy 
					celebró por primera vez con todos los presbíteros de la 
					diócesis y los cientos de fieles que se dieron cita en el 
					Templo Catedralicio dicha Misa, la cual dio comienzo cuando 
					el traslado del Señor de Ceuta y su Madre estaba llegando a 
					su fin. 
					 
					Alrededor de las ocho de la tarde, el obispo de la Diócesis 
					de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza Boy, el cual llegó 
					a la ciudad el pasado Viernes de Dolores junto a la 
					totalidad de los seminaristas del Obispado, concelebró por 
					primera vez con los presbíteros de la ciudad esta 
					tradicional Misa Crismal, a la que asistieron un gran número 
					de fieles, pese a celebrarse en ese mismo momento la salida 
					procesional de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado 
					(Medinaceli) y María Santísima de los Dolores. En este 
					sentido hay que comentar que la Misa Crismal es una de las 
					principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del 
					obispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros 
					con él. En ella el obispo Rafael Zornoza Boy consagró el 
					Santo Crisma, bendiciendo posteriormente los óleos de los 
					catecúmenos y de los enfermos. El Santo Crisma, es decir el 
					óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, nos 
					es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y 
					de nuestra confirmación y en la ordenación de los diáconos, 
					sacerdotes y obispos. 
					 
					La palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa 
					unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que 
					el obispo consagra para ungir a los nuevos bautizados y 
					signar a los confirmados. También son ungidos los obispos y 
					los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental. 
					 
					La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo 
					Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la 
					consagración, los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos 
					prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa “el ungido del 
					Señor”. El crisma se hace con aceite y aromas o materia 
					olorosa para significar “el buen olor de Cristo” que deben 
					despedir los bautizados. 
					 
					Finalmente comentar que con el óleo de los catecúmenos se 
					extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados se 
					vigorizan, reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para 
					que puedan renunciar al mal, antes de que renazcan de la 
					fuente de la vida en el bautizo. 
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