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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 4 DE ABRIL DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Gafes reunidos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Mariano Rajoy, tras perder varias elecciones, se percató de cómo en su partido cundía la desconfianza hacia él. Y además supo que era comparado con Javier Arenas. Quien se había ganado con creces el derecho a ser considerado un político negado en las urnas.

Hace ya tiempo, oí que un argentino calificaba de mufa a Rajoy. Mufa, por si ustedes no lo saben, significa lo mismo que gafe (por cierto: los argentinos dicen que Marcelo Bielsa -entrenador del Athletic- nunca consigue la victoria decisiva. Y el hombre viene sufriendo, a pesar de los halagos merecidos, el calvario de que se le atribuya también semejante palabro).

A lo que iba, y perdonen la digresión, cuando Rajoy estaba siendo asediado desde todos los ángulos de su partido, Gustavo de Arístegui, cliente de la cafetería del hotel Palace, iba diciendo, a quienes le prestaban atención, que el líder del PP debería ser Gallardón. Y, cuando se ajumaba, no se cortaba lo más mínimo en proclamar que decenas de diputados –varios cientos- le habían pedido que él asumiera el liderazgo del PP.

Arístegui vino un día a Ceuta, creo haberlo contado ya, presumiendo de su importancia como político y dejando entrever que su amistad con Aznar podría auparle a la presidencia del PP. Eran días en los que, amén de Arístegui, muchos más en el partido suspiraban por quitarse de encima a Rajoy. Entonces, quien más cerca estuvo de don Mariano fue Javier Arenas. Que era experto en cosechar derrotas electorales y, sobre todo, en afrontar lo peor de ellas: ser tachado de cenizo, de aguafiestas, de gafe. Pues ya sabemos el temor que todos tenemos hacia aquellas personas que son tenidas por malas sombras. Y si no que se lo pregunten a quien fue considerado el mayor gafe del reino: Yáñez. Político socialista.

La ayuda de Arenas a Rajoy, y a la inversa, más que ayudar a la causa ha desembocado en un problema grande para Andalucía. Puesto que la amarga victoria del primero, debido a que cometió el error de ocultar los presupuestos encanallados a los andaluces, hasta después de las elecciones, ha dejado a los habitantes de la región más grande de España en estado de echarse a temblar por su futuro.

Me explico. La política, decía Cánovas del Castillo, es el arte de aplicar en cada época de la Historia aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible. El bipartidismo, que no es malo por serlo, disminuye el talento de los gobernantes cuando degenera en partitocracia y cuaja en una oficina de empleo para ganar votos antes que en una gestora para el progreso de la nación. Ni la oposición está para hacerle la vida imposible al Gobierno, ni éste para humillar a la oposición.

En Andalucía, el Gobierno que presida Griñán, con los votos de Izquierda Unida, tratará de hacer una política contraria a lo que dicta la razón del momento. Lo cual será motivo suficiente para que el Gobierno presidido por Rajoy, que ya ha aireado la amenaza, intente meterlo en cintura a cualquier precio Enfrentamiento que redundará en contra de los andaluces y de los españoles en general. Lucha entre partidos a la búsqueda de votos, poder y privilegios. Rajoy, Arenas y Griñán están gafados. Y tocará padecerlos. Que Dios nos coja confesados.
 

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