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sociedad - VIERNES, 6 DE ABRIL DE 2012


Recreación de la macropresa. archivo.

HISTORIA / MACROINGENIERÍA
 

El sueño de Sörgel

En 1927, el ingeniero alemán Herman Sörgel comenzaba a trabajar en un proyecto para crear una gigantesca presa en el Estrecho. Un peatón podría llegar a Ceuta andando desde la península
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Loco o visionario. El hecho es que el proyecto del ingeniero alemán Herman Sörgel aún sigue dando qué hablar e incluso se han realizado exposiciones, es objeto de foros de debates en internet y también se han llegado a presentar tesis doctorales bajo sus hipótesis de trabajo.

En un periodo entre guerras, Herman Sörgel (Ratisbona, Alemania, 2 de abril de 1885-Munich, 25 de diciembre de 1952), tuvo una idea que de haber contado con el apoyo del III Reich y haberse llevado a cabo podría haber cambiado desde el Estrecho de Gibraltar la faz de la Tierra. La Ceuta que hoy conocemos podría ser radicalmente distinta e incluso sería accesible desde la península a pie.

De un plumazo, Sörgel ofrecía una posibilidad de salir de la crisis a la vieja Europa: rebajar el nivel del mediterráneo hasta 200 metros mediante la construcción de una inmensa presa en el Estrecho de Gibraltar. Electricidad ilimitada y nuevas tierras ganadas al mar serían, sólo, algunos de los beneficios de su plan.

Pretendía crear un nuevo continente que en principio bautizó como Panropa aunque después lo llamo Atlantropa, como actualmente se conoce a un proyecto que hubiera dejado a las obras faraónicas a la altura de un castillo de arena.

El nuevo continente sería el resultado de la unión de Europa y África. Para ello se tendría que ejecutar un titánico programa de obras de ingeniería. La más importante de ellas era un gigantesco dique de 35 kilómetros de longitud, unos 300 metros de altura y 500 de ancho cerca de Gibraltar, pero no el Estrecho precisamente. Sörgel pretendía con el dique interrumpir el flujo de agua del Atlántico hacia el Mediterráneo.

En aquella época, finales de los años veinte del siglo pasado, se calculaba que el flujo de agua que entra desde el océano Atlántico al mar Mediterráneo era de 7.350 hectómetros cúbicos diarios. Un estudio más reciente, de 2009, lo reduce a 4.750.

Como el aporte del Atlántico es fundamental para el Mediterráneo, ya que el agua de los ríos es insuficiente para mantenerlo relativamente estable, se produciría una desecación. Calculó que en unos 60 años, aflorarían 600.000 kilómetros cuadrados de tierra.

El proyecto fue presentado en 1930. Básicamente, traería consigo nuevas tierras para el espacio territorial de Europa, permitiendo además unir Túnez e Italia a través de un puente. El proyecto emulaba los acontecimientos geológicos que tuvieron lugar durante la Crisis Salina del Mesiniense.

Esta consistió en la desecación casi completa del Mediterráneo y tuvo lugar durante la edad Mesiniense como consecuencia de la desconexión marina con el océano Atlántico. La evaporación en el Mediterráneo supera la precipitación recogida por los ríos que en él drenan, por lo que la reducción del intercambio de agua con el Atlántico a través de la conexión del Rif hace 5,96 millones de años y su clausura completa hace 5,59 millones de años causó una rápida caída del nivel del mar Mediterráneo al cancelarse el aporte de agua que actualmente proviene del Atlántico. Esta evaporación produjo la deposición de grandes cantidades de sal en el fondo marino.

La crisis salina terminó con la inundación de enormes dimensiones del Mediterráneo por aguas atlánticas hace unos 5,33 millones de años a través de un paso abierto en el actual Estrecho de Gibraltar.

Volviendo al proyecto Atlantropa, de Sörgel, el arquitecto calculaba que el flujo natural de agua del Atlántico al Mediterráneo haría que la macropresa produjera limpiamente 50.000 megavatios de electricidad barata para la industria europea y su construcción crearía más de un millón de puestos de trabajo.

Existía ya en su época un precedente: el dique del Mar del Norte, con el que los holandeses ganaron miles de hectáreas al mar. Fue posiblemente esta obra de ingeniería la que inspiró a Sörgel.

Paralelamente, el arquitecto alemán planeaba crear otro dique entre Túnez y Sicilia, dividiendo el Mediterráneo en dos partes.

Los planes de Sörgel para África pasaban por su colonización, aunque antes había que “mejorarla”. Para ello proponía construir otra presa para aprovechar las crecidas del río Congo que inundaría los “improductivos” bosques que ocupaban la mayor parte de ese país, borrando del mapa un número incontable de pueblos y especies. De esta manera, se crearía un inmenso lago artificial que estaría conectado con el menguante lago Chad, más al norte, que pasaría a convertirse en un “mar” interior, y desde el que nacería un “segundo” Nilo, que al igual que el “primero” irrigaría el desierto y acabaría desembocando en el mar Mediterráneo.

El proyecto de Sörgel sólo tuvo cierto interés real en la República de Weimar. En Italia se vio con malos ojos, por diversos motivos.

Sí consiguió el apoyo de ciertos intelectuales: Peter Behrens, diseñó una torre de 400 metros que coronaría la gran presa de Gibraltar. También ofreció sus servicios Erich Mendelsohn, un arquitecto alemán de familia judía que estaba especialmente interesado en el diseño de la nueva costa de Palestina y las posibilidades que ofrecía para la fundación de un nuevo estado judío.

Aunque Sörgel era un pacifista convencido, lo cierto es que su afán por llevar a cabo el proyecto Atlantropa le hizo buscar apoyos del régimen nazi. Fue en vano e incluso el Gobierno de Hitler lo ridiculizó.

Tras la guerra, hubo cierto interés por parte de los aliados como forma de crear lazos más estrechos con África para combatir la expansión del comunismo.

La aparición de la energía nuclear y el fin del colonialismo fueron las dos estocadas de muerte para el proyecto del arquitecto alemán, ya que la producción de energía parecía garantizada y la anexión de África por parte de Europa se situaba en un contexto que la hacía impensable.

El Instituto Atlantropa siguió existiendo hasta el 1960. Había sobrevivido en ocho años a su creador. Herman Sörgel murió el día de Navidad de 1952, atropellado mientras iba en bicicleta.

El accidente sucedió en una carretera recta. Jamás se encontró al conductor del coche.
 


Un proyecto “imposible”, pero con sorprendentes apoyos

Aunque a nivel gubernamental Sörgel no logró concitar apoyos para llevar a cabo el sueño de construir una macropresa en el Estrecho de Gibraltar, con todo lo que ello conllevaba, lo cierto es que sí consiguió despertar el interés de destacados profesionales e intelectuales de la época: Behrens, Poelzig, Mendelsohn, Van Eesteren, Fritz Höger o Emil Fahremkamp llegaron a apoyar o colaborar en este sueño, para el que incluso llegaron a planificar construcciones. Es evidente que sin el apoyo unánime de varios países o, en su caso, de la propia Alemania del Tercer Reich -una vez expandida por la vía militar- el proyecto del arquitecto alemán estaba condenado al olvido. Sin embargo, continúa siendo objeto de debates, reflexiones y aportaciones.
 

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