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OPINIÓN - DOMINGO, 8 DE ABRIL DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

¿Dimisión con la boca chica?
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fue el día tres del mes que corre, martes por más señas, que a mí me dio por contar, por encima, lo que está ocurriendo en la cúpula de la Policía Nacional. Que no es otra cosa que unos enfrentamientos entre facciones por motivos políticos y que están sirviendo como coartada para dirimir soterradamente la lucha entre quienes están a favor de José Luis Torres -jefe superior- y los que son seguidores de Jaime Castellví. Segundo jefe hasta el momento.

Ni que decir tiene que cuando yo decidí opinar del asunto, conocía ya a quienes están enfrentados y no cesan de arrimar el ascua a su sardina para salirse con la suya. Pero entendí que no era conveniente publicar sus nombres. Máxime cuando el motivo de la discordia es político.

Torres ha gozado siempre de la simpatía de Juan Vivas. Lo cual es algo tan sabido como que Ángel Gómez ningunea a este periódico cada vez que puede. Algo que, sin embargo, nunca entorpeció mis buenas relaciones con él.

En cambio, Jaime Castellví, con quien no sé si habré hablado en alguna ocasión, parece ser que hace buenas migas con Pedro Gordillo. Relación adquirida por medio de un compañero del Cuerpo que daría lo que no tiene por ver a Gordillo convertido en presidente del PP.

Los miembros de las dos tendencias, la favorable a Castellví y la seguidora de Torres, no se pueden ver ni en pintura. La primera quiso, en su momento, evitar el bochorno del vídeo que se le hizo a Gordillo, de aquella manera; la segunda, no admite bajo ningún concepto que Vivas deje de ocupar la presidencia del partido. Y ambas son conscientes, además, que en juego está el que siga Torres o éste sea reemplazado por Castellví. Cuyos partidarios no se cansan de airear que es comisario principal. Y, por tanto, tiene una categoría superior.

En medio de esta riña de la cúpula policial, se encuentra un delegado del Gobierno que hace ya mucho tiempo decidió qué postura tomar en relación con el llamado ‘Caso Gordillo’. A estas alturas del tema, sería absurdo creer que Francisco Antonio González pudiera ponerse de parte de quien fuera todopoderoso vicepresidente del gobierno local y mandamás en la sede sita en la calle Ainara.

Torres, no sé si aconsejado por alguien, o bien tras consultarlo con su almohada, le ha presentado su dimisión al delegado del Gobierno. Verbalmente. Lo cual no deja de ser una patata caliente. ¿La aceptará Pacoantonio? Si es así, Castellví se olvidará de Gordillo y de cuanto está aconteciendo. Habrá paz de boquilla. Y el cainismo seguirá latente.
 

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