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OPINIÓN - DOMINGO, 8 DE ABRIL DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 2.

En Pedro’s, ese bar que en poco tiempo ha alcanzado justa fama, trabaja Pedro Serrano Becerra. Quien me dice que es nieto de Serafín Becerra. Y mi alegría hace que, inmediatamente, le pregunte por él; a quien no veo desde hace un mundo. Y el nieto me cuenta que vive con la familia en El Hacho. Que ha estado indispuesto durante dos semanas y que se ha recuperado ya. No olvidemos que Serafín ha cumplido 83 años. Saludar a Serafín Becerra, cuando yo llegué a esta ciudad, darle la mano, era más peligroso que meter los dedos entre los barrotes de una jaula de tigres en régimen de adelgazamiento. Y es que los apretones de manos de Serafín estaban sobrados de fuerza. Y, además, a él le encantaba mostrar su poderío físico. SB, amén de su fortaleza, tenía otras cualidades que le hacían imprescindible en cualquier tertulia. Agradable, jovial, amigo de sus amigos, y muy dado a decir lo que creía conveniente en todo momento, yo tuve la oportunidad de pasar muy buenos ratos a su vera. Eso sí, guardándome muy bien de ofrecerle la mano. Faltaría más. Y, desde luego, nunca he olvidado aquel lema pareado con el cual mi amigo Serafín se presentó a unas elecciones: “Dadme la batuta pero con mayoría absoluta”. Con él quería que “Hombres de Ceuta y para Ceuta”, nombre de su formación política, ganase las elecciones municipales. Un abrazo, amigo.

Martes. 3

Rodeado de amigos y familiares hallo a Andrés Carlos Martínez Palacio “Tato”. Quien rebosa satisfacción. Y no es para menos. Pues me cuenta que hace días estuvo, junto a Juan Manuel Molina Lara, en un acto académico organizado por la Universidad de Cádiz en colaboración con el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales, en honor de quienes acabaron la carrera hace cincuenta años. El discurso de reconocimiento, me dice Tato, corrió a cargo del Rector del Colegio Decano. Y transcurrió en medio de un gran ambiente donde los agasajados llegamos a emocionarnos. Con Tato, no pocas veces he hablado yo de aquel Cádiz de hace medio siglo. Y él, como ha vuelto a ocurrir hoy, se ha sentido tan a gusto como para relatarme sus correrías gaditanas de entonces. Aunque, todo hay que decirlo, la emoción le puede en cuanto se pone a explicarme la visita que hizo a lugares donde él pasó parte de su juventud. Y es que cuando afloran los recuerdos, créanme, cuesta lo indecible domeñar el corazón.

Miércoles. 4

Los romanos tardaron mucho tiempo en aceptar la ociosidad bien administrada. Cicerón, por ejemplo, en cuanto dejaba la espada colgada en la salita de estar de su casa, corría como un desesperado a coger los aperos de labranza para ponerse a trabajar a destajo. Los romanos miraban a los griegos con desprecio y recelo. Debido, precisamente, a que éstos gustaban de hacer muy buen uso del tiempo libre. Mas, sin prisas pero sin pausas, los primeros fueron asumiendo que lo que ellos consideraban mariconadas griegas, sentaban muy bien al cuerpo y al espíritu. Y así llegó un día en el cual griegos y romanos sentaron las bases de la buena vida y del divertimiento. Entendieron a la perfección que en todo trabajo debía haber tiempo para fumar. Y a partir de ahí no dejaron nunca más de aprovechar los tiempos muertos para dedicarse sólo y exclusivamente a darle a sus cuerpos toda clase de gustos. La señora Merkel, alemana ella, conoce la historia y, por tanto, ve a italianos, griegos y españoles como a gente poco amante del trabajo y derrochadora del dinero ajeno. Y nos está aplicando un castigo calvinista. A la señora Merkel, al igual que al propietario y presidente de Mercadona, Juan Roig, le encanta el laborar de los chinos. Cuidado con ella.

Jueves. 5

Se publica la carta que Pedro Gordillo ha dirigido a los militantes del Partido Popular. En la que les cuenta los motivos que tiene para presentarse a las elecciones a la presidencia del partido. Lejos queda ya aquel 30 de octubre de 2009, cuando los medios del Grupo Prisa nos contaron el desliz del todopoderoso vicepresidente con Sineb Ahmed: una atractiva mujer. Un desliz que Gordillo ha pagado caro. Puesto que sus enemigos aprovecharon la ocasión para buscarle la yugular y dejarle en el sitio. El sitio era el descrédito y la pérdida de cuanto significaba en el partido y en el gobierno. Pedro Gordillo cometió un gran error. Se comportó como un pardillo. Pues él estaba avisado de que sus más furibundos adversarios iban tras sus devaneos amorosos para acabar con su ordeno y mando. Si bien fue más fuerte la llamada del deseo carnal. Algo que le puede pasar a cualquiera. O es que hemos olvidado lo que ocurría en el despacho Oval con Kennedy y Clinton. En fin, que con la misiva de Gordillo y su anuncio de querer disputarle a Juan Vivas la presidencia del partido, aunque sin aspiraciones de volver algún día a formar parte del gobierno, ya tenemos motivo que dará mucho que hablar de aquí a que las elecciones se celebren. Por cierto, permítanme reconocer que PG tiene más valor que El Guerra. El torero, claro está.

Viernes. 6

Tras leer la prensa, nacional y local, y dado que me encuentro con más de lo mismo, es decir, con el anuncio de que el paro camina sin freno y cuesta abajo; que los intereses de la deuda siguen encareciéndose; que la prima de riesgo anda ya por encima de los 400 puntos; y, sobre todo, que la culpa de la crisis galopante sigue siendo, total y absolutamente, de los socialistas, decido abrir la carpeta de mis apuntes en Internet, a la búsqueda de algo del pasado que me distraiga. Y se me viene a la vista una nota, bajo el siguiente epígrafe: “España, según los extranjeros”. Es el lugar donde se leen menos periódicos de Europa. Donde el periódico más leído sólo da noticias deportivas. Donde no todo es sol pero el sol lo condiciona todo. Donde se desayuna copa de licor con café. Donde el chocolate es dulce y espeso. Donde el vello corporal en axilas y piernas es tabú para las mujeres. Donde todo o casi todo se para a cierta hora del día. Donde antes de cenar se va de bar en bar para comer pequeñas raciones. Donde el servicio ferroviario es limpio y eficiente. Donde los conductores urbanos tienen a los peatones en un puño en cada cruce. Donde la vida comienza cuando en el resto de Europa las luces se apagan. Donde por cinco euros sirven una botella de vino en un restaurante. Donde sacan a pasear a Dios con cualquier pretexto. Donde es Europa sin que se sientan europeos. Donde los baños están limpios pero sin papel. Donde hay que tener cuidado con los simpáticos que quieren cháchara. Donde el hambre ha marcado su historia. Donde no hay verdadera cocina nacional. Donde impera la siesta, vitalidad y marcha. No se ofenda si en la cita el español llega diez o veinte minutos tarde. Los andaluces son, de lejos, el pueblo de España más exuberante; los gallegos son todo lo contrario; los vascos son trabajadores y les gusta vivir bien, y son extremadamente religiosos. Los catalanes comparten con los vascos el ardiente deseo de romper los vínculos que les atan al resto del país. Y los castellanos consideran que el país les pertenece por derecho divino. Y, si no fuera por la falta de espacio, seguiríamos enumerando mitos y tópicos que nos adjudican los extranjeros.

Sábado. 7

Cada año, por estas fechas, al principio o al final de la Semana Santa, suelo yo contar esta historia, ocurrida en Sevilla, y que me recuerda de qué manera me quedé yo sin cobrar, al principio de los años ochenta, más de dos millones de pesetas, usando el tramposo las mismas armas con las que el truhán sevillano empleó con un imaginero de la capital andaluza. Vamos, pues, con la historia. Un director de un banco sevillano, muy popular, recién elegido hermano mayor de una cofradía, se dedicó a pedirle a un imaginero íntimo amigo suyo, machaconamente, que le tallara una imagen para lucirla en Semana Santa. El artista le respondía que estaba saturado de trabajo y que le era imposible aceptar su encargo. La insistencia y la amistad obraron el milagro, y la imagen cobró vida. Al cabo de dos años, el imaginero presentó la factura. Y viendo que pasaba el tiempo y que su amigo, el director del banco, se hacía el lipendi, le preguntó por el impago. La respuesta no se hizo esperar: “Como director de banco jamás incumpliré yo ningún compromiso adquirido, pues mi honradez en el empleo es muy conocida. Pero como hermano mayor de la cofradía de…, me niego a pagarte porque carecemos de dinero en la hermandad y nadie se quiere hacer cargo de la deuda”. El imaginero, hombre corpulento y sensible, le midió las costillas al director del banco. Lo sucedido se propaló por toda Sevilla y, al parecer, el bancario fue trasladado, por impopular, a otra ciudad. He aquí la forma de actuar que tienen muchas personas, acomodando sus decisiones al cargo que desempeñan y nunca al deber moral. En el caso relatado, claro está que el director del banco era una persona capaz de engañar al lucero del alba. Un sujeto de poco fiar, oculto tras el cargo de director que ostentaba. De la misma manera que otros se aprovechan de sus cargos políticos. En rigor: sinvergüenzas.
 

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