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                     He escrito en más de una ocasión 
					que la mayoría de esos que se hacen llamar políticos son, 
					políticamente hablando, unos ineptos que no tienen ni la más 
					remota idea de lo que es la política y lo que significa ser 
					político. 
					 
					Algunos de estos politiquillos del tres al cuarto, se me han 
					molestado al leer ese comentario de opinión sobre la 
					mediocridad de la clase política. Una clase política, donde 
					abundan todos aquellos que suspiran y se entregan, en cuerpo 
					y alma, a conseguir un sillón del poder al que aferrarse 
					durante el mayor tiempo posible para solucionar sus 
					problemas económicos. De ahí que toda esa fauna componga la 
					mediocridad de la clase política. Así nos crece el pelo. 
					 
					Sin duda alguna existen, por le bien de todos los españoles, 
					personas altamente cualificadas dentro del mundo de la 
					política. Políticos de talla que saben que es la política y 
					cual debe ser la labor a desarrollar, durante el tiempo que 
					tengan su escaño, un político. Desgraciadamente, en el mundo 
					de la política, son los menos. 
					 
					Es famoso el candil de Diógenes. Dicen que Diógenes caminaba 
					por las calles de Atenas con un farol encendido a plena luz 
					del día. Cuando a alguien le daba por preguntarle por qué 
					llevaba el farol encendido a plena luz del día, el filosofo 
					contestaba:” Estoy buscando a un hombre honrado” 
					 
					Leyendo un periódico de eso que dicen a nivel nacional, me 
					leo un reportaje realizado a Luis López Jiménez y creo, con 
					toda sinceridad, que Diógenes al conocerlo no hubiese tenido 
					que seguir buscando a un “hombre honrado”, por que lo habría 
					encontrado en Luis López. 
					 
					Luis López Jiménez ha sido diputado del PSOE y ha renunciado 
					a su escaño por sentirse inútil. Según sus palabras, tenía 
					problemas de conciencia al entender que su trabajo no 
					justificaba los 60.000 euros anuales que percibía. 
					 
					La renuncia de su cago como diputado es un caso único en un 
					sistema político, donde la mayoría de los que se dedican a 
					la política, sin saber nada de ella, sólo por la pasta que 
					les da el escaño, debería servir ejemplo a seguir por todos 
					esos mediocres que se hacen llamar políticos. 
					 
					No se preocupen. No se caliente los “cascos” ni les den 
					muchas vueltas a la cabeza, ningún mediocre de los que tanto 
					abundan en la política seguirá los pasos ni tomará, por 
					supuesto ejemplo de ese gesto de honradez. Los mindundis que 
					conforman esa mayoría de mediocres en el mundo de la 
					política seguirán aferrándose a sus sillones, del que nadie 
					los quitará ni echándoles agua aliente. 
					 
					Luis López merece el respeto y la admiración de todos los 
					españoles. Pero dónde ponemos a la ex alcaldesa socialista 
					de Las Pedroñeras, Yolanda Picazo, que escribió un articulo 
					en el que decía que el comportamiento de Cospedal es “para 
					crucificarla, enterrarla en el cementerio nuclear y que no 
					resucitara”. 
					 
					Con esos comentarios, pónganle ustedes el calificativo que 
					quieran a esta política?, No se qué calificativo darle para 
					no perder la educación que he recibido. Esta política?, 
					nadie me puede negar que se encuentra enclavada en la 
					mediocridad que compone la mayoría de la clase política. 
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