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                     Es lo que, en su día, tuvo Pedro 
					Gordillo y ahora tiene y quiere seguir teniendo el 
					presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas. 
					 
					Está bien tener aspiraciones, es lógico y hasta razonable, 
					querer más, pero de ahí a marchar en busca del “to-pa-mí” va 
					el abismo que hay entre la sensatez y las ansias de dominar 
					y abarcar, cuanto más mejor. 
					 
					No me gusta la acumulación de cargos en una sola persona y 
					lo he manifestado, en repetidas ocasiones, tanto aquí como 
					en mi tierra. 
					 
					En mi tierra, el ejemplo más claro de avaricia lo viene 
					manifestando el presidente de la Diputación de Ávila, un tal 
					Agustín González, que si no se lleva a su casa hasta la 
					propia Diputación es porque no le cabría toda entera allí. 
					Ese es uno de los más claros casos de acumulación de cargos 
					en unas solas manos, una de esas personas que si pudiera no 
					dejaba nada para los otros. También es del PP, entre 
					paréntesis, y de él yo he dicho varias veces, en su propia 
					cara que “cuando Dios hizo la luz él ya debía tres recibos”. 
					Va por delante de todos. 
					 
					En Ceuta, el ejemplo, hasta hace tres años, de un exceso de 
					poder como nadie hasta entonces lo había tenido, estuvo en 
					Pedro Gordillo, y ese exceso de poder y de utilizarlo como 
					él lo utilizó, hizo que se le tendiera una o una docena de 
					trampas, hasta cogerlo en una y fulminar todo su poder, en 
					pocas horas. Es más, si no fulminaron, también, a la propia 
					persona fue porque como buen ex cura sabe como se mueven los 
					hombres y los dioses, sin dejarse apabullar. 
					 
					Y ahora, espero que no con tanto, nos aparece el presidente 
					de la Ciudad aspirando a ostentar todo el poder o la mayor 
					parte del partido, en el que milita, el PP. 
					 
					Me parecen muy legítimas sus aspiraciones, pero en unos 
					instantes de tantos problemas en las cuestiones 
					administrativas, no creo que sea lo más potable asegurar 
					todo el poder en unas solas manos, entre otras cosas, porque 
					si se atiende, como es debido, todo lo relativo a la Ciudad, 
					no podrá atender con tranquilidad lo que conlleva el 
					partido. 
					 
					Esto se piensa en el partido y más de uno, incluso, lo 
					manifestamos públicamente. Otros lo piensan pero no lo 
					dicen, para no perder alguna prebenda. 
					 
					Juan Vivas tiene, entre manos, ahora mismo, muchas cosas que 
					solucionar en la Ciudad y todo ello en unos momentos en los 
					que los fondos no van a llegar a espuertas como llegaron en 
					tiempos pasados, y siendo eso así ¿De donde va a sacar 
					tiempo para atender todo lo que conlleva un partido de las 
					dimensiones del PP?. 
					 
					Y no digo esto porque crea que la vuelta de Pedro Gordillo 
					sea lo mejor. No lo sé y hasta dudo que si regresara a la 
					presidencia del PP este fuera a funcionar mejor. Lo digo 
					porque, en un partido como el PP, en Ceuta, con muchos 
					afiliados y algunos con gran experiencia en el mundo de la 
					política, puede haber, hay, personas válidas para conducir 
					correctamente al PP en Ceuta. 
					 
					El actual presidente, que no ha podido prestar toda la 
					atención que el PP requiere aquí, porque su trabajo es 
					mucho, en la Ciudad, dice que acude a las elecciones del 
					Congreso Regional de mayo con “ganas, fuerza e ilusión”. 
					 
					Tres palabras muy bonitas, pero como él mismo reconoce “hay 
					asignaturas pendientes” y si no se ha llegado a poner todo 
					al día no ha sido por falta de ganas, de ilusión o de 
					fuerza, ya que para todos, también para Juan Vivas, el día 
					tiene 24 horas y todo el entramado en el que se quiere meter 
					necesitaría de, al menos, 30 horas diarias, algo que no 
					puede lograr, ni siquiera, él. 
					 
					Y es más, si él no puede atender al instante todo lo que 
					conlleva el PP en Ceuta, peor sería que se pusiera en algún 
					“mandao”, por mucha confianza que en él tuviera el 
					presidente. 
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