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                     Es lo que parecen decir algunas 
					personas, cuando, sin consultar a nadie, se hacen con un 
					trozo de terreno para montar su propia mansión. 
					 
					Y en Ceuta parece que esto asciende a unos límites que en 
					otras partes serían inimaginables, cuando la ocupación 
					ilegal de terrenos de titularidad pública no se detiene, a 
					pesar de los constantes anuncios, por parte de la Ciudad. 
					 
					Acaba de darse un nuevo caso, el último o el penúltimo, por 
					el que se ha abierto expediente, en unos terrenos que son 
					propiedad del Estado, para ser más concretos, del Ministerio 
					de Educación. 
					 
					Aquí da lo mismo. Había y hay una parcela destinada a 
					convertirse en un colegio y mira por donde unas personas 
					“que pasaban por allí” la han convertido en una casa de tres 
					plantas. No se han detenido en poco, lo han hecho y bien. 
					¿Quién se ocupa de que haya orden en Ceuta, también en este 
					terreno?. 
					 
					La parcela, en Loma Colmenar, ha sido ocupada, sin más, y ha 
					sido edificada. 
					 
					Está claro que la ocupación ilegal de terrenos en la Ciudad 
					sigue de una forma continua, en algunas de las zonas del 
					territorio ceutí y se extiende ¿¡ Cómo no!? por los aledaños 
					del Príncipe, una zona de dominio de todo el que quiere 
					estar al borde o fuera de la ley. 
					 
					Lo curioso de todo esto es que los responsables de vigilar 
					todo esto no se hayan enterado hasta que los hechos estaban 
					consumados. 
					 
					¡¡A buenas horas, mangas verdes!!. El área de Disciplina 
					Urbanística de la Ciudad ha detectado y denunciado el caso 
					de una vivienda de tres plantas, levantada en terreno 
					público. 
					 
					No sé si esto da risa o si produce sonrojo, porque no 
					haberse enterado de que se estaba construyendo, hasta que ha 
					estado construida, debiera llevar “de patitas a la calle” a 
					más de uno que, muy dignos ellos, se pasean, a diario, por 
					la Ciudad. 
					 
					Y como hay zonas en la Ciudad que son el terreno fuera de la 
					Ley, nos encontramos con dos partes: 
					 
					Una primera: la vivienda de tres plantas construida en el 
					terreno de Educación no sería o no debería ser legalizable 
					¡¡Mejor fuera!!, con lo que, además de una multa llevaría o 
					debiera llevar aparejado el derribo a cargo del promotor. 
					 
					Segunda: para que nada falte, junto a la vivienda se ha 
					acotado con palets una superficie de unos 600 metros 
					cuadrados, dentro de una parcela que pertenece a la empresa 
					estatal Sepes, del Ministerio de Fomento. 
					 
					Queda claro, aquí no se han ido por las ramas, han colocado, 
					muy bien, los pies en el suelo y han tirado de lo que es de 
					todos, de ellos también, y ellos se han quedado con la parte 
					que más les interesaba y para lo que querían. Todo lo demás 
					no tiene interés para ellos. 
					 
					Y la construcción casi internacional, o mejor dicho, a 
					medias española – marroquí, si es correcta la interpretación 
					de los técnicos de la unidad de Disciplina Urbanística, que 
					han podido identificar tanto a la promotora de la vivienda, 
					una mujer española, como al constructor, un marroquí. 
					 
					Y todo resulta demasiado barato, porque al tratarse de una 
					edificación no legalizable, la sanción a la que podría dar 
					lugar debería ascender a 38.000€. Ya veremos si llega el 
					derribo ese, por parte del promotor y lo que no creo que 
					veamos es que se haya hecho efectivo el pago de los 38.000€. 
					 
					El hecho no deja de ser curioso, aunque estamos seguros de 
					que no es único, construir en un terreno público lo que 
					implica una usurpación de un terreno “público de uso 
					dotacional”. La vivienda ahí está, el derribo, tiempo al 
					tiempo. 
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