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                     Los aspectos que el Sr. Ministro 
					se ha encargado de poner en el disparadero, en sus distintas 
					comparecencias públicas, desde que tomó posesión: la ratio 
					de alumnos por profesor, por debajo de la media de la U.E y 
					de la OCDE y las tasas universitarias, inferiores a las de 
					países de nuestro entorno. Elevar los umbrales nacionales en 
					ambos sentidos, está entre las necesidades que el Ministro 
					planteará a las Comunidades, en la Conferencia Sectorial de 
					Educación y al Consejo de Universidades. Los contactos, se 
					supone, que serán en breve. 
					 
					Está previsto que a los Consejeros de Educación se les 
					planteará un aumento de las horas lectivas a los docentes, 
					que se traducirá en una disminución de los enseñantes 
					interinos con respecto a su contratación. Pero resulta 
					desconcertante que ya las Comunidades han promovido cambios 
					en ese sentido. Es el caso de la Comunidad de Madrid, que ya 
					aumentó dos horas en la ESO. Y en el mismo caso se 
					encuentran Castilla y León, Valencia, Galicia… resultando, 
					pues, si el aumento horario que pida el Sr. Ministro, se 
					añadirá a los hechos previstos, por lo que se teme que se 
					llegará a las 30 horas semanales en Primaria y a los 36 en 
					Secundaria. 
					 
					A todo lo anterior expuesto hay que tener en cuenta que cada 
					Autonomía regula el horario docente a su manera porque 
					existe una normativa nacional, es decir, un Estatuto, que 
					regula la profesión.  
					 
					Por otra parte, corresponde al Gobierno cuantificar el 
					ahorro previsto con una medida tan agresiva, a simple vista. 
					Porque resulta significativo, considerando como ejemplo, que 
					el aumento de horas lectivas en Secundaria en la Comunidad 
					de Madrid, el pasado verano, se tradujo en un ahorro de 80 
					millones de euros, según el informe de la Consejería de 
					Educación. Pero, ¿Y el rendimiento o éxito escolar? 
					 
					Por lo que respecta al Ministerio no se ha confirmado 
					todavía, oficialmente si el nuevo “recorte” o “reajuste” 
					será o no de 3000 millones. Hay que esperar que las medidas 
					las conozcan primero quienes tienen que aplicarlas: 
					Comunidades y Universidades. 
					 
					En la Enseñanza Superior, se planteará una subida de tasas 
					universitarias –ya las comunidades han publicado sus subidas 
					para el próximo curso-. El Sr. Ministro suele recordar que 
					en España la Universidad está prácticamente becada, pues la 
					matrícula de esos estudios cubre alrededor de 15% de lo que 
					cuestan. El resto de la financiación es pública y corre a 
					cuenta, en su mayor parte, de los Gobiernos Autonómicos. 
					 
					El tercer ajuste que se espera es el de la ratio 
					profesor/alumno. Si en la actualidad se modificara, sería 
					competencia del propio Ministerio, ya que es la LOE la que 
					fija 25 niños por clase en Primaria y 30 en Secundaria. 
					 
					Pero, en realidad, el número de estudiantes por docente es 
					inferior, ya que en un Centro Educativo, siempre hay más 
					profesores que alumnos, lo que no ocurría en tiempos 
					pasados, en Primaria, sobre todo, en las llamadas clases de 
					“maestros únicos”. En la actualidad, según el Ministerio, la 
					ratio es de 11 en España, mientras que la media de la OCDE 
					es de 13. 
					 
					También conviene tener presente que si el Gobierno fija un 
					número obligatorio, puede suponer el fin de cientos de 
					colegios rurales en toda España, que se mantienen con muy 
					pocos alumnos para mantener la vida en los pueblos. Es el 
					caso, por ejemplo, de Castilla León, que se mantienen 
					escuelas de Primaria con un mínimo de cuatro niños. Y según 
					la Consejería de Educación, cada día circulan 1900 rutas de 
					transporte escolar. 
					 
					Pero la “voracidad” del Gobierno llega mucho más lejos, ya 
					que pretende no dejar “títere con cabeza”, al retirar la 
					financiación a las Asociaciones de Padres y Madres de 
					alumnos, con un recorte de un 90% que a lo que queda 
					reducido no se puede pagar ni el alquiler de una oficina y, 
					además, se ven afectadas dos importantes Asociaciones: la 
					CEAPA, Confederación de Padres y Madres de Alumnos, con 
					implantación en la Escuela Pública y la CONCAPA, 
					Confederación Católica de Asociaciones de Padre de alumnos y 
					Padres de Familia (era de 438.620 euros). 
					 
					También se suprimen completamente la partida destinada a la 
					financiación de las Federaciones Territoriales de 
					Asociaciones de Madres y Padres de alumnos (AMPAS). Recibían 
					508.180 euros, que queda reducida a cero. 
					 
					Todo ello tiene unas consecuencias devastadoras. Por una 
					parte, la implicación de las familias en el Sistema 
					Educativo está directamente relacionada con el fracaso 
					escolar. Por, lo tanto, las Asociaciones estiman que el 
					abandono escolar subirá aún más; por otra parte, sin un 
					tejido organizativo mínimo, será difícil defender los 
					intereses de los padres y de las madres, agentes decisivos 
					en las decisiones que toman las administraciones educativas. 
					 
					Parece ser que la Administración lo que pretende que 
					“tendremos que aprender a pagarlo todo y a pagar por todo. 
					Porque sólo cuando pagamos por las cosas que usamos de modo 
					conveniente y razonable, y porque el dinero de los demás es 
					sagrado y es completamente inmoral este despilfarro. El 
					acceso universal a determinados servicios públicos no 
					significa que tenga que ser gratuitos para todo el mundo, 
					sino sólo para aquellos que realmente no pueden pagarlos por 
					causas concretas e imposible de solucionar… 
					 
					Hay quien afirma que “también en la enseñanza tendría que 
					introducirse algún tipo de “copago”, aunque sólo fuera para 
					que lo padres recordaran lo importante que es que su hijo 
					pueda ir al colegio. Si cada matrícula costará algún dinero, 
					aunque no fuera el total de su coste real, muchos menos 
					padres darían la razón a sus hijos en sus disputas con los 
					maestros y mucho menos hijos osarían comportarse como 
					auténticos salvajes en clase. 
					 
					Sólo respetamos lo que nos cuesta algo. La caridad para 
					quien la necesite. El gratis total desemboca en el abandono 
					escolar… 
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