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OPINIÓN - DOMINGO, 22 DE ABRIL DE 2012

 
OPINIÓN / colaboración

El pago de impuestos a la carta

Por Juan de Seoane


La crisis está causando estragos. Desde hace poco menos de un año son muchas las familias que acuden al organismo autónomo de Servicios Tributarios para solicitar el fraccionamiento de pago de sus impuestos durante el período voluntario. Un hecho que antes sólo se hacía cuando algún tipo impositivo tenía recargo y, a fin de diluir la presión fiscal en la economía familiar, los afectados se acogían a un pago aplazado que hacía más llevadero el abono. Ahora la crisis económica ha cambiado la dinámica y el usuario busca aminorar sus gastos prolongando hasta el nueves meses, el pago de impuestos que se hace, en estos casos, sin intereses.

Una situación que cuenta con la compresión de los dirigentes del organismo recaudatorio de la Ciudad Autónoma de Ceuta que, desde enero de este año, han decidido poner en circulación una ordenanza fiscal general por la que se dan facilidades en función de la situación económica de cada afectado, asi como también en función de la deuda que tenga contraída con la Administración. Con estos planteamientos y en relación a la dualidad deuda-ingresos, se establecen unos parámetros que configuran la cuota a abonar. Los parámetros establecidos buscan evitar arbitrariedades y ajustar el pago a la particular situación de cada afectado. Es lo que se llama, en este cao, “pago a la carta”.

En definitiva, una modalidad más para minorar, en lo posible, los agobios económicos de tantas familias afectadas por la crisis y la estrecheces económicas. Un comportamiento que ha encontrado la comprensión de la Administración, dispuesta a facilitar los pagos. En Servicios Tributarios hay una filosofía: “Nos adaptamos a la situación personal de cada sujeto. En período voluntario pueden pagar hasta en nueve meses sin intereses”. Desde 2010 se viene practicando el denominado “pago a la carta” y se ha generalizado un síntoma que da la idea de la actual coyuntura: todos los tributos de la Ciudad Autónoma están sometidos al fraccionamiento de pago. Como se puede apreciar, la crisis ha afectado de manera decisiva a la actividad recaudatoria y, por tanto, con su perniciosa influencia en la economías domésticas. Hasta el punto que, los nueve meses indicados de pago fraccionado se pueden ampliar, en casos excepcionales, a un nivel de mayor fraccionamiento. Tal es la situación que se vive que no queda otra solución.

Por otra parte, el fraude no ha aumentado pese a los momentos difíciles que se viven, ya que el servicio de gestión ha elevado los requerimientos en esa área.

En cuanto al número de embargos no se ha elevado en relación a la tónica que ha venido siendo habitual, ya que los porcentajes de efectividad recaudatoria se han venido manteniendo con el objetivo de que todos paguen. Ahora bien, la mayor incidencia del fraccionamiento de pago en períodos voluntarios, abre una nueva faceta: la falta de liquidez en familias y empresas, dándose el caso que patrimonios consolidados y muy importantes se ven acuciados por la crisis económica y abocados a cumplir sus obligaciones fiscales, a hacer frente a las hipotecas y a su propia manutención, junto a la voracidad recaudatoria en todas las Administraciones, llegando a producirse situacines curiosas.

En Andalucía, la Administración hace requerimientos de pago a los empresarios y si no paga en plazo, multa. Una fórmula que ha ido “in crescendo” en los últimos dos años. Estas circunstancias hace que el empresario busque a un profesional para que le haga el recursos con el consiguiente gasto, ya que una vez pasa el plazo que marca la Administración sin efectuar el recurso, la reclamación de la Administración se hace buena y puede darse el caso que se le reclame al empresario una declaración fiscal que ya estaba hecha, por el hecho de no contestar al requerimiento informativo, surgen las sanciones.

En Ceuta estos casos relatados por un asesor fiscal, afortunadamente no se dan y existe la suficiente comprensión por parte de Servicios Tributarios como para no agobiar al ciudadano. El “pago a la carta” es una forma de humanizar el pago de impuestos, dentro de un orden y facilitando la labor del sufrido consumidor. Una solución razonable a una coyuntura difícil.
 

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