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OPINIÓN - LUNES, 30 DE ABRIL DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Ángel Gómez: el jefe “pródigo”

Por Juan de Seoane


La trayectoria profesional de Angel Gómez, ahora que acaba de ser restituido como Superintendente (qué término más rimbombante) al frente da la Policia local, ha venido marcada a través del tiempo de “claroscuros” síntomas: su devenir en un sector tan conflictivo como éste y sujeto a tantos avatares, ha marcado una línea discontinúa.

Eran los años 80, aquéllos en los que Angel Gómez acompañaba al padre de Juanjo Cerro (a la sazón Jefe del Servicio de Información del Cuerpo Nacional de Policía) y compartía tertulia en un pequeño bar situado en la Plaza de los Reyes, donde ahora se erige un majestuoso edificio: El Nido.

Eran los años convulsos de la poítica local cuando los hermanos Calvo Pecino, Francisco Fraiz y Ricardo Muñoz iban a la greña. Y fue precisamente éste, Ricardo Muñoz (siempre recordaré aquélla frase suya de “el corazón tiene razones que la razón no entiende”), siendo Juan Vivas Interventor accidental y testigo preferente en aquéllos Plenos a las siete de la tarde en el viejo salón, cuando los concejales lanzaban vasos al adversario político y se hacían cortes de manga, quien tomó la decisión de hacer Jefe de la Policía Local a un Angel Gómez a quien visitábamos en una especie de mazmorra, aquél pequeño habitáculo de dos habitaciones en los sótanos del Ayuntamiento.

Allí comenzó su “carrera” como Jefe de la Policía Local, un Angel Gómez cuando el actual Presidente de la Ciudad, Juan Vivas también iniciaba su carrera com funcionario relevante con 29 años y con un bagaje de cualificación como Licenciado en Ciencias Económicas. Una epoca en la que el concejal de Circulación (así se denominaba entonces) y Policía era el siempre recordado y afable, Fructuoso Miaja a quien secundaria, con el paso de los años, Emilio Lamorena.

Nos remontamos al pasado porque siempre hay que recurrir a los orígenes para entender el presente. En aquél momento, Angel Gómez se encontró todo por hacer: había un Cuerpo desorganizado, sin ningún tipo de autoridad en la calle, carente de medos técnicos, con ubicación tercermundista -como ya hemos indicado-, y lo primero que afrontó ese jovencísimo Angel Gómez, deseoso de emprender un nuevo reto, tras dejar de ser segundo de Cerro, era el cambio de imagen de la Policía local: el color gris del uniforme quedó relegado por el azul para homologarse al resto de sus homónimos en España. Se trataba, reconocido por el propio Angel Gómez Prieto, de una medida de choque por razones de imagen.

El siguiente paso fue el traslado a unas dependencias más dignas: al cuartel del Revellin en la calle Padilla, es decir, lo que ahora es la Manzana del Revellin de Alvaro Siza. A partir de ese nuevo paso, se comienza a organizar la Policía Local porn secciones, creandose la Unidad de Seguridad Ciudadana, además se incrementa la plantilla, un tanto exigüa al contar con 120 efectivos que ascienden a 180, es el momento también de adquirr nuevos equipos de comunicaciones y transmisiones, también se les dota de vehículos y motos, se crea el 092.

La Policía Local con este impulso inicial asumió una importante faceta en materia de Seguridad Ciudadana, ya que el Cuerpo Nacional de Policía contaba en aquéllos años con muy pocos efectivos para lo que era necesario en aquéllos inicios de la joven democracia española. Es por ello, que a la Policía Local se le dió entonces un verdadero carácter de autoridad. Y para lograrlo se hizo una estructura nueva cambiando la terminología de los mandos: el Jefe de Policía se le denominó Superintendente como en la Administraciones de Castilla-León, Comunidad Valenciana, y otras a excepción de Madrid, País Vasco y Cataluña. Los antiguos brigadas pasaron a denominarse inspectores, los sargentos pasarona ser subinspectores y los cabos a oficiales. Los únicos que no cambiaron de nominación, lógicamente, fueron los policías que mantuvieron su terminología.

A lo largo de treinta años de servicios si a estas alturas se le pregunta a Angel Gómez que haga balance de su gestión, en la realidad mitad política y mitad profesional, dirá que han sido óptimos, con errores y aciertos, en esa línea “claroscura” que caracteriza su trayectoria a diversos niveles.

Su momento más tenebroso por no decir cruel, le llegó con Francisco Fraiz Armada, otro que hizo de su despotismo bandera y cuando alguien mostraba su disconformidad con sus arbitrarias decisiones solía decir: “¡Al Juzgado! En el Juzgado nos veremos”. Y así le fue: cuantiosos gastos por indemnizaciones a causa de sus tropelías y si no que se lo pregunten a Antonio Cruces.

Angel Gómez sufrió (nunca mejor dicho lo de “sufrió”), un expediente sancionador de empleo y sueldo, del que pudo salir adelante, gracias a un negocio de lavandería que tenía su mujer en el Sardinero: Tobogan 2000.

Los Tribunales, a través de un Contencioso-Administrativo que ganó en Sevilla dieron la razón a Gómez Prieto y éste fue restituido tras pasar el calvario de rigor. En la historia negra de Angel Gómez no se borrará jamás aquella persecución salvaje e injusta, que también le llevó a denunciar por la vía de lo Penal al instructor de aquél expediente que sufrió en sus carnes la condena por prevaricación y la condena a 8 años de inhablitación política y 500.000 pesetas de las que entonces de indemnización.

El voto de censura que acaba con Fraiz fuera de la Alcaldía es lo que posibilita la restitución de Gómez Prieto en su puesto de Jefe. Allí sigue, hasta la llegada del Grupo Independiente Liberal (GIL), en el año 1.999 cuando se implanta una estructura militar con un general al frente (veleidades de los ciclos y de destino, parecía que volvíamos al año 81 cuando se produjo la intentona de golpe de Estado aquél 23-F año al que accede a la Jefatura de la Policía Local, Angel Gómez), y con una cúpula compuesta por un coronel, un teniente coronel, y dos comandantes. Un grupo de cinco personas que hacen el trabajo que desarrollaba Angel Gómez solo.

Llega en este breve período del 28 de agosto de 1.999 a mediados de febrero de 2001 la etapa en la que nuestro personaje vuelve a ser relegado y se le ubica al frente de la Academia de Policía Local.

La moción de censura que provoca un nuevo cambio de gobierno y el acceso de Juan Vivas a la Presidencia, supone también el retorno de Angel Gómez a su puesto de Jefe de la Policía Local hasta que se produce la salida de José Antonio Rodríguez como responsable político de Cuerpo y se le da un nuevo cometido a Angel Gómez: Director general de Protección Civil y Emergencias labor que ha desarrollado durante los dos últimos años.

Su última etapa ha puesto en marcha campañas de autoprotección con colegios y ancianos, simulacros con la Unidad Militar de Emergencias, ha impulado el Registro de Planes de autoprotección en colegios y empresas así como en centros ofciales, se han elaborado y aprobado Planes de Autoprotección en inundaciones e incendios. En definitiva, una amplia labor que no descarta continuar a partir de ahora, ya que el Gobierno anticipó que no cubrirá la plaza de Director General de Protección Civil, Angel Gómez no descarta que, desde la Policía Local, haya un departamento que se ocupe de este área tan importante en materia de seguridad pra la ciudadanía.

Siempre se ha dicho que Angel Gómez vale más por lo que calla y conoce que por lo que dice. Desde luego 31 años vinculado a un Cuerpo con información tan sensible (como se suele decir) como éste dan para mucho...conocimiento. De ahí que su valía se pondere en virtud de su preparación, de su plaza en propiedad (no olvidemos que la obtuvo por oposición), de sus silencios y del compendio de todas estas custiones, surgen una conclusión: a dos años de su jubilación más vale tenerlo de amigo que de enemigo. Cualquier otra elucubración sería un artilugio tan artificioso como aquellos lunáticos que algún día creyeron que lo marginaban y acababan con él. Ya lo ven: 31 años después, aquí sigue. Angel Gómez es el Jefe de Policía “pródigo”, como el hijo del pasaje evangélico, siempre vuelve.
 

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