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					Dos cojines rojos y en forma de corazón, sobre los que se 
					lee ‘Rakel y Adry’, ha sido la mejor forma en la que una 
					alumna del Instituto Siete Colinas ha expresado una visión 
					‘matemática’ de su realidad cotidiana. La clave está en la 
					simetría, un concepto aplicable según ella misma explica en 
					su foto a dos figuras “que se reflejan y son iguales”, esto 
					es: ‘Amor simétrico’. Esta es tan solo una de las ideas 
					escogidas al azar entre las más de 68 que desde el pasado 
					viernes se exponen en la entrada del instituto ceutí y 
					forman parte del I Concurso de Fotografía Matemática 
					organizado por el centro. Mediante este reto lanzado a todo 
					el alumnado del Instituto, los profesores del departamento 
					de matemáticas, liderados por Juan Jesús Barbarán, han roto 
					una nueva lanza en la búsqueda de la motivación de su 
					alumnado por conocer una asignatura tan apreciada por unos 
					como denostada por otros.  
					 
					Y es que las matemáticas, según explican los profesores, 
					tienen mucho de “vocacional”, pero la mala fama que 
					arrastran se debe en muchas ocasiones a una “mala base”, con 
					la que los alumnos son incapaces de avanzar y apreciar la 
					belleza de esta ciencia. “Tienen fama de ser duras, pero 
					solo se requiere un mínimo de concentración. El resto, con 
					una buena base es muy intuitivo”, explica uno de los 
					profesores del centro, Manuel Silva León. 
					 
					Recién salida a los pasillos del centro, los alumnos se 
					arremolinan sobre las fotografías observándolas con 
					atención, comentando entre ellos las curiosidades que ellos 
					mismos u otros han capturado. 
					 
					“Todo se reduce a las matemáticas”, dice uno de los alumnos 
					premiados, el joven David Gómez Sánchez, ganador del primer 
					premio por una imagen de una anémona tomada bajo el agua con 
					la que explica el fenómeno de los fractales.  
					 
					“Pensé en todos los tópicos que se podían representar, pero 
					me decidí por este porque lo vi fácil, además pensé que 
					apreciarían el hecho de que esto no está en el temario”. 
					Gómez, a sus 16 años, tiene clarísimo que va a estudiar 
					física. Su idilio con las matemáticas nació de una intuición 
					propia, dado que ha crecido en una familia “de letras”. “Lo 
					veo como un hobby, me gusta quedar con una amiga con la que 
					hago problemas y las entiendo muy bien”, afirma.  
					 
					También Blanca Valero Alonso, compañera de clase de David, 
					tiene facilidad por esta ciencia; de hecho fue durante un 
					día que pasaba en el campo con sus amigas cuando vio clara 
					la imagen a retratar: “estábamos jugando al parchís, 
					entonces vi un montón de conceptos matemáticos 
					representados; la geometría de la forma, los dados, la 
					probablidad... lo vi todo, así que hice la foto”, explica.
					 
					 
					Así, cada alumno ha ido aportando su particular visión de 
					como ve representadas las matemáticas en el mundo: la curva 
					del arcoiris, las formas geométricas del techo en la 
					Mezquita de Córdoba, la estructura de la espiral 
					representada mediante una flor o un caracol, la parábola 
					‘acuática’ que describe una fuente en la ciudad... cualquier 
					cosa vale, porque tal y como explica uno de los alumnos, con 
					las matemáticas se puede “desde construir una carretera 
					hasta calcular el crecimiento de una planta”. 
					 
					Los organizadores del certamen, muy satisfechos con la 
					participación obtenida están convencidos de que una segunda 
					edición del concurso generará aún más creatividad entre el 
					alumnado. “Muchos de ellos no sacan buenas notas, en cambio 
					en pruebas libres como la Olimpiada Matemática, mucho más 
					flexible y no basada en el temario, sacaron algunas de las 
					mejores notas. Esto explica que la intuición la tienen”, 
					argumentan.  
					 
					La exposición de las 68 fotografías presentadas al certamen, 
					un reto lúdico-formativo del que sus organizadores están 
					orgullosos, estará en los pasillos del IES Almina durante 
					todo el mes de mayo.  
					 
					Los premiados han recibido desde una calculadora científica 
					hasta una tablet, pasando por una cámara digital con la que 
					seguir mirando el mundo en clave matemática. 
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