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                     Otra de las preocupaciones del Sr. 
					Ministro es la revisión de las condiciones en que los 
					alumnos obtienen el título académico, al terminar la 
					Educación Obligatoria (ESO), ya que la legislación actual lo 
					permite hasta con tres suspensos. 
					 
					El Sr. Ministro en determinada entrevista, comenta: “Que un 
					alumno pueda conseguir una titulación, sin haber aprobado 
					todas las asignaturas, no deja de ser un despropósito”. 
					 
					Conviene tener presente que la vigente Ley Orgánica de 
					Educación, la LOE, promulgada en 2066, en la etapa de 
					Rodríguez Zapatero, establece en su artículo 28 “Los alumnos 
					promocionarán de curso cuando hayan superado los objetivos 
					de las materias cursadas o tengan evaluación negativa en dos 
					materias como máximo, y repetirán curso cuando tengan 
					evaluación negativa en tres o más materias. Pero 
					“excepcionalmente” podrán autorizarse la promoción de un 
					alumno con evaluación negativa en tres materias, cuando el 
					equipo docente considere que la naturaleza de las mismas no 
					le impide seguir con éxito el curso siguiente, se considere 
					que tiene expectativas favorables de recuperación y que 
					dicha promoción beneficiará su evolución académica”. Pero 
					por muchas vueltas que se le dé, en efecto, la regla es que 
					con tres asignaturas se pasa de curso siguiente, situación 
					que, en general deja satisfechos a alumnos y familias. 
					 
					No se puede olvidar que la LOE, derogada la Ley Orgánica de 
					Calidad de la Educación, de 2002, de la etapa del Sr. Aznar, 
					en la que el artículo 2 de estipula: “Los alumnos podrán 
					realizar una prueba extraordinaria de las asignaturas que no 
					hayan superado, en las fechas que determinen las 
					Administraciones educativas. Una vez realizada esta prueba, 
					cuando el número de asignaturas no aprobadas sea superior a 
					dos, el alumno deberá permanecer otro año en el mismo 
					curso”. Es decir, simplificando, con Aznar el corte era con 
					dos suspensos y con Rodríguez Zapatero, tres. 
					 
					Piensa D. José Ignacio, actual Ministro de Educación, que 
					podríamos seguir retrocediendo, pero el paradigma es el 
					mismo en esto de los suspensos, la regla de relajación con 
					los socialistas y algo más de exigencia con los populares”. 
					Y, ahora, nuestro Ministro saca la “estaca”, lo que casa con 
					su discurso programático de recuperar la excelencia y el 
					esfuerzo de premiar a los mejores. Pero, en estos momentos, 
					el deterioro en Educación es tal que quizás ya no sirva sin 
					más subir el nivel, si no se aplican otros principios 
					didácticos: conseguir las competencias básicas y los 
					objetivos de etapa. 
					 
					Como señalan varios expertos, “nadie quiere fracasar o ser 
					un mal estudiante, sino que hay circunstancias que les 
					llevan a ello, y las dificultades empiezan a dejar de serlo 
					cuando se abordan los problemas de forma adecuada y eficaz. 
					Son vitales los factores efectivo-emocionales que hacen que 
					el alumno no pueda concentrarse en las tareas escolares”. 
					Por eso, dentro del horario escolar y con criterios de 
					generalización, “los centros deberían disponer de los 
					recursos necesarios para organizar grupos reducidos y 
					flexibles de actividades de refuerzo y apoyo a los alumnos 
					repetidores. Los pedagogos tienen “la certeza didáctica de 
					que la repetición de curso, por sí mismo, no suele ser 
					garantía de éxito cuando se reproducen los mismos métodos y 
					contenidos con los que el alumno ha fracasado”. Estas dos 
					últimas citas provienen de la LOE. 
					 
					La OCDE ha publicado, recientemente, varios estudios en los 
					que insiste en que ni la repetición ni el aislamiento del 
					alumno son la solución. El remedio es la mayor implicación 
					de los padres, profesores y alumnos por ese orden, para 
					crear el clima adecuado en la escuela y en la casa, ayuden a 
					cada uno a desarrollar sus fortalezas. 
					 
					Pero, para actuar de esa manera, los agentes implicados, han 
					de tener una alta motivación. Da igual cambiar las leyes, si 
					al final, los profesores y los padres no se preocupan porque 
					“su” colegio sea bueno de verdad… 
					 
					De lo dicho por el Sr. Ministro se traduce, además, un ánimo 
					de endurecer la ESO, por exigir más esfuerzo a los alumnos y 
					a tal efecto se refiere el “excesivo grado” de elección de 
					materias optativas y la falta de “troncalidad” de los 
					currículos en la actualidad. En su opinión, hasta ahora, se 
					trataba de que hubiera opciones para que el alumno pudiera 
					elegir lo que le resultara más fácil o más grato, y todo 
					ello ha conllevado a una pérdida de la cultura del esfuerzo. 
					 
					De 1º a 3º de la ESO, las opciones son muy limitadas, siendo 
					en 4º donde se abre el gran abanico de opciones. En los tres 
					primeros cursos, el previsible cambio del plan de estudios 
					reforzará las asignaturas instrumentales (Lengua, 
					Matemáticas e Inglés), según apunta el Sr. Ministro. 
					 
					El actual 3º de la ESO desaparecerá para convertirse en un 
					curso de carácter “propedéutico” con mucha “troncalidad” y 
					una diversificación de “caminos”, hacia el Bachillerato o 
					FP. Una especie de curso puente que cruza el estudiante a 
					las siguientes orillas para motivar su continuidad. 
					 
					Viene el caso, el ejemplo de Juanito, uno de los componentes 
					de un grupo de 2º de la ESO, en nuestro Colegio “Juan 
					Morejón”, que se sacrificaba su bien merecido descanso, en 
					el Recreo, para ayudar en las Matemáticas, en esa deseada 
					media hora, a un compañero de clase, que no se sentía 
					“atraído” por la “odiosa” materia –así calificaba a las 
					Matemáticas-. Los dos, “alumno” y “profesor”, se mantuvieron 
					firme en su proyecto, hasta finalizar el curso. Gracias al 
					“sacrificado” compañero, su alumno, al finalizar el curso, 
					se fundieron en un abrazo, al conseguir superar la materia. 
					Como esta ejemplar situación se repitieron otras con alguna 
					frecuencia. 
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