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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE MAYO DE 2012

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

El título de la ESO
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Otra de las preocupaciones del Sr. Ministro es la revisión de las condiciones en que los alumnos obtienen el título académico, al terminar la Educación Obligatoria (ESO), ya que la legislación actual lo permite hasta con tres suspensos.

El Sr. Ministro en determinada entrevista, comenta: “Que un alumno pueda conseguir una titulación, sin haber aprobado todas las asignaturas, no deja de ser un despropósito”.

Conviene tener presente que la vigente Ley Orgánica de Educación, la LOE, promulgada en 2066, en la etapa de Rodríguez Zapatero, establece en su artículo 28 “Los alumnos promocionarán de curso cuando hayan superado los objetivos de las materias cursadas o tengan evaluación negativa en dos materias como máximo, y repetirán curso cuando tengan evaluación negativa en tres o más materias. Pero “excepcionalmente” podrán autorizarse la promoción de un alumno con evaluación negativa en tres materias, cuando el equipo docente considere que la naturaleza de las mismas no le impide seguir con éxito el curso siguiente, se considere que tiene expectativas favorables de recuperación y que dicha promoción beneficiará su evolución académica”. Pero por muchas vueltas que se le dé, en efecto, la regla es que con tres asignaturas se pasa de curso siguiente, situación que, en general deja satisfechos a alumnos y familias.

No se puede olvidar que la LOE, derogada la Ley Orgánica de Calidad de la Educación, de 2002, de la etapa del Sr. Aznar, en la que el artículo 2 de estipula: “Los alumnos podrán realizar una prueba extraordinaria de las asignaturas que no hayan superado, en las fechas que determinen las Administraciones educativas. Una vez realizada esta prueba, cuando el número de asignaturas no aprobadas sea superior a dos, el alumno deberá permanecer otro año en el mismo curso”. Es decir, simplificando, con Aznar el corte era con dos suspensos y con Rodríguez Zapatero, tres.

Piensa D. José Ignacio, actual Ministro de Educación, que podríamos seguir retrocediendo, pero el paradigma es el mismo en esto de los suspensos, la regla de relajación con los socialistas y algo más de exigencia con los populares”. Y, ahora, nuestro Ministro saca la “estaca”, lo que casa con su discurso programático de recuperar la excelencia y el esfuerzo de premiar a los mejores. Pero, en estos momentos, el deterioro en Educación es tal que quizás ya no sirva sin más subir el nivel, si no se aplican otros principios didácticos: conseguir las competencias básicas y los objetivos de etapa.

Como señalan varios expertos, “nadie quiere fracasar o ser un mal estudiante, sino que hay circunstancias que les llevan a ello, y las dificultades empiezan a dejar de serlo cuando se abordan los problemas de forma adecuada y eficaz. Son vitales los factores efectivo-emocionales que hacen que el alumno no pueda concentrarse en las tareas escolares”. Por eso, dentro del horario escolar y con criterios de generalización, “los centros deberían disponer de los recursos necesarios para organizar grupos reducidos y flexibles de actividades de refuerzo y apoyo a los alumnos repetidores. Los pedagogos tienen “la certeza didáctica de que la repetición de curso, por sí mismo, no suele ser garantía de éxito cuando se reproducen los mismos métodos y contenidos con los que el alumno ha fracasado”. Estas dos últimas citas provienen de la LOE.

La OCDE ha publicado, recientemente, varios estudios en los que insiste en que ni la repetición ni el aislamiento del alumno son la solución. El remedio es la mayor implicación de los padres, profesores y alumnos por ese orden, para crear el clima adecuado en la escuela y en la casa, ayuden a cada uno a desarrollar sus fortalezas.

Pero, para actuar de esa manera, los agentes implicados, han de tener una alta motivación. Da igual cambiar las leyes, si al final, los profesores y los padres no se preocupan porque “su” colegio sea bueno de verdad…

De lo dicho por el Sr. Ministro se traduce, además, un ánimo de endurecer la ESO, por exigir más esfuerzo a los alumnos y a tal efecto se refiere el “excesivo grado” de elección de materias optativas y la falta de “troncalidad” de los currículos en la actualidad. En su opinión, hasta ahora, se trataba de que hubiera opciones para que el alumno pudiera elegir lo que le resultara más fácil o más grato, y todo ello ha conllevado a una pérdida de la cultura del esfuerzo.

De 1º a 3º de la ESO, las opciones son muy limitadas, siendo en 4º donde se abre el gran abanico de opciones. En los tres primeros cursos, el previsible cambio del plan de estudios reforzará las asignaturas instrumentales (Lengua, Matemáticas e Inglés), según apunta el Sr. Ministro.

El actual 3º de la ESO desaparecerá para convertirse en un curso de carácter “propedéutico” con mucha “troncalidad” y una diversificación de “caminos”, hacia el Bachillerato o FP. Una especie de curso puente que cruza el estudiante a las siguientes orillas para motivar su continuidad.

Viene el caso, el ejemplo de Juanito, uno de los componentes de un grupo de 2º de la ESO, en nuestro Colegio “Juan Morejón”, que se sacrificaba su bien merecido descanso, en el Recreo, para ayudar en las Matemáticas, en esa deseada media hora, a un compañero de clase, que no se sentía “atraído” por la “odiosa” materia –así calificaba a las Matemáticas-. Los dos, “alumno” y “profesor”, se mantuvieron firme en su proyecto, hasta finalizar el curso. Gracias al “sacrificado” compañero, su alumno, al finalizar el curso, se fundieron en un abrazo, al conseguir superar la materia. Como esta ejemplar situación se repitieron otras con alguna frecuencia.
 

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