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                     Los socialistas españoles que 
					ocupaban el Gobierno de España hace apenas cinco meses son 
					los mismos que ahora se esfuerzan en convencer a la 
					ciudadanía que no tienen ninguna responsabilidad en la 
					situación en la que se encuentra el país en estos momentos. 
					Los mismos que negaron hace cuatro años los síntomas de una 
					crisis que se precipitaba sobre la economía española, los 
					mismos que meses después negaron la existencia de una 
					profunda recesión que nos llevaría a las cifras actuales de 
					déficit público y desempleo y los mismos que durante todo 
					este tiempo fueron incapaces de adoptar las medidas 
					correctoras necesarias.  
					 
					Los mismos socialistas que meses antes de las Elecciones 
					Generales del pasado mes de noviembre ocultaban la cifra 
					real del déficit público a la ciudadanía al señalar que la 
					misma se encontraba en el 5,3% cuando la cifra real se 
					situaba en el 9%. Una diferencia sustancial que ha marcado 
					profundamente las primeras decisiones del actual Gobierno y 
					las consiguientes críticas de quienes presuntamente 
					enmascararon las cifras reales de forma premeditada. 
					Circunstancia que ha originado que un histórico dirigente 
					del partido socialista, José Bono, haya catalogado de 
					hipócritas a sus compañeros de formación en una entrevista 
					publicada la pasada semana “Sería cínico decir que quien ha 
					gobernado no tiene nada que ver con cinco millones de 
					parados”. 
					 
					Pues bien, la situación en la que el Partido Popular se ha 
					encontrado el país tras siete años de gestión de un Gobierno 
					socialista liderado por José Luis Rodríguez Zapatero y 
					Alfredo Pérez Rubalcaba y no otras, ha sido el origen que ha 
					obligado a la adopción de medidas impopulares no deseables 
					aunque, totalmente necesarias para posibilitar en el menor 
					tiempo posible recuperar la senda del crecimiento económico. 
					Medidas temporales y provisionales cuya única intención es 
					garantizar la continuidad de unos servicios esenciales a 
					través de la racionalización en el gasto, eliminando todo lo 
					superfluo. Por señalar un claro ejemplo, España es el 
					segundo consumidor mundial en productos farmacéuticos, cada 
					año se destruyen en nuestro país 3.700 toneladas de 
					fármacos. 
					 
					Quienes han originado el mayor ataque al Estado del 
					Bienestar después del protagonizado por otro Gobierno 
					socialista, el de Felipe González, acusan ahora al Ejecutivo 
					del Partido Popular de querer destruir un sistema construido 
					por todos los españoles sin excepción alguna desde el inicio 
					de la democracia. Una compleja labor desarrollada por todos 
					y cada uno de los partidos políticos españoles a lo largo de 
					una historia que comenzó años atrás. En definitiva, el 
					Partido Popular recoge un país hundido en la mayor crisis 
					socio económica de nuestra historia política como 
					consecuencia de la incapacidad del Gobierno anterior con la 
					única intención de devolvernos a la senda del crecimiento en 
					el menor tiempo posible de la única forma conocida, 
					aplicando las medidas correctoras correspondientes 
					recomendadas todas ellas por los expertos y organismos 
					competentes en esta materia. 
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