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					No suele ser habitual que los acusados de delitos contra la 
					salud pública se arriesguen a cumplir más años de cárcel en 
					lugar de prestarse a conformidad. Es lo que hizo ayer Lakbir 
					H., quien insistió en ser juzgado y enfrentarse a más años 
					de cárcel para, por boca de su abogado, presentar su difícil 
					situación familiar como un hecho que juegue en su favor de 
					cara a una sentencia benévola. 
					 
					El Lakbir H. cuyo abogado estaba negociando con la fiscalía 
					una pena de conformidad por un delito contra la salud 
					pública, insistió ayer en ser juzgado -enfrentándose a penas 
					mayores- para tener la posibilidad de conseguir una 
					sentencia benévola a causa de su situación familiar.  
					 
					Fue localizado el día 65 de marzo a las 19.15 horas en el 
					puerto cuando pretendía embarcar hacia Algeciras con un 
					vehículo “preparado”. Él aseguró que los traficantes que le 
					propusieron el negocio le dijeron que le iban a colocar en 
					el coche, un Nissan Almera, “uno o dos kilogramos” de 
					hachís. Cobraría 1.500 euros por hacer el “pase”. En 
					realidad, transportaba 17.937 gramos de droga, con un valor 
					estimado de casi 25.000 euros. 
					 
					Su defensa, teniendo en cuenta las cargas familiares que 
					tiene en Almería, donde reside con su esposa y sus tres 
					hijos de corta edad, puso esta circunstancia a la 
					consideración de la juez de lo Penal número 1 de Ceuta. El 
					hombre perdió por desahucio una carnicería que regentaba y 
					también se enfrenta a una ejecución hipotecaria por su casa. 
					 
					Estas circunstancias son las que motivaron a que decidiera 
					ir a juicio. El fiscal solicita tres años y nueve meses de 
					prisión más una multa de 85.485 euros, que supondrán una 
					responsabilidad personal subsidiaria en caso de no poder 
					pagarla de 150 días más de cárcel. Si hubiera aceptado 
					conformidad, la multa se hubiera resuelto con sólo tres días 
					de privación de libertad. 
					 
					Por contra, su abogado solicita una pena de dos años de 
					prisión, lo que supondría que podría estar en libertad, dado 
					que carece de antecedentes penales. Desde que cerrara su 
					negocio en 2009, Lakbir, que carece de cualquier tipo de 
					prestación o subsidio, estuvo viviendo de unos ahorros, pero 
					cuando se le acabaron, optó por aceptar el ofrecimiento para 
					pasar la droga a la península. El hombre aduce, además, que 
					su mujer está sola con sus tres hijos y se halla sin 
					trabajo. El abogado defensor argumentó además su 
					colaboración con las autoridades y en la instrucción. 
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