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					El colaborador de EL PUEBLO José Luis Navazo participó 
					ayer en las jornadas de ‘Geopolítica y Geoestrategia’ 
					organizadas por la UNED, con la colaboración de la 
					Comandancia General de Ceuta. El opinador, que reside en 
					Tetuán, disertó sobre ‘Marruecos ante las revueltas del 
					jazmín de 2011’. Estas jornadas, que alcanzan este año su 
					décima edición, versan en esta ocasión sobre ‘La estrategia 
					española de seguridad ante las transformaciones políticas en 
					el norte de África’. Navazo destaca que Ceuta “camina hacia 
					in islamismo radical” y que la clave de la permanencia de la 
					monarquía en Marruecos reside en que las únicas alternativas 
					son “una dictadura militar o una república islamista”. En 
					esa línea, destaca el papel de la constitución. 
					 
					Pregunta.- ¿Sobre qué ha tratado su conferencia? 
					 
					Respuesta.- Sobre las revueltas de la mal llamada ‘Primavera 
					árabe’. Retrocedo a hace unos años, a Irán y al Sáhara. 
					Trato la situación de Marruecos, porque tiene unas 
					circunstancias especiales, aunque menos de lo que ellos 
					dicen. Tienen una transformación interesante pero no hay una 
					transición política. Marruecos también está contaminada por 
					la revolución árabe, por lo que en cualquier momento puede 
					florecer.  
					 
					P.- En ese sentido, ¿cuál es la situación actual en 
					Marruecos? 
					 
					R.- Han combatido el tema con una nueva constitución y con 
					unas elecciones en la que se permitió ganar a los islamistas 
					parlamentarios del Partido Justicia y Desarrollo (PJD). Con 
					eso y otras cosas piensan que han conjurado el problema, 
					pero yo creo que no; pienso que han hecho cosas y que seria 
					injusto no reconocer ese esfuerzo y los cambios que están 
					introduciendo, pero me temo que son cambios insuficientes. 
					Un ejemplo, en Túnez surgió la revuelta porque se suicidó un 
					hombre; en Marruecos, que yo sepa, hay al menos veinte 
					personas que se han suicidado, entre ellos varios militares.
					 
					 
					P.- ¿Por qué en Marruecos no termina de cuajar esta 
					revolución? 
					 
					R.- Por varias circunstancias. En primer lugar porque tanto 
					el régimen como los ciudadanos recuerdan los dolorosos años 
					del plomo, situación irregular a la que nadie quiere volver. 
					En segundo lugar porque en Marruecos nunca se ha pedido al 
					rey que se vaya, aunque sí que avance hacia una monarquía 
					constitucional, cosa que no ha hecho. En Marruecos la 
					monarquía no está cuestionada, sí su modelo. En tercer 
					lugar, el país ha ido introduciendo una serie de reformas 
					que han ido paliando estos asuntos; es decir, Marruecos 
					siempre va a su ritmo. Además tiene importantes problemas 
					como la sequía ,están importando cereales que han dado a 
					revueltas como la del pan, Marruecos. Está la olla pero no 
					termina de explotar porque es como un barco con diversos 
					estancos. Hay problemas importantes pero no hay sinergia, el 
					día que se junten estallará, es cuestión de tiempo.  
					 
					P.- ¿Cuál es la clave de que la monarquía persista en 
					Marruecos? 
					 
					R.- Porque, por activa o por pasiva, al régimen actual sólo 
					hay dos alternativas: dictadura militar o república 
					islamista, más la segunda opción. El pecado de gestión de la 
					monarquía es que no deja paso a una alternativa. La nueva 
					constitución es un amplio paso, pero insuficiente. Hay dos 
					gobiernos, el que aparece y el de los consejeros de su 
					majestad el rey, hay tres ministros de Exteriores. Se está 
					jugando demasiado. La monarquía es aceptada pasivamente, yo 
					creo que por un 60%. Yo le deseo larga vida a la monarquía, 
					pero a una monarquía constitucional, sería la mejor garantía 
					para Marruecos. 
					 
					P.- ¿Cómo se ven las revueltas árabes desde Ceuta? 
					 
					R.- Hay un componente bereber importante por lo que lo de 
					árabe es cuestionable. En cualquier caso, desde la España 
					africana (Canarias, Ceuta y Melilla) es diferente; Ceuta es 
					más montañés y Melilla es más bereber. Eso de que son 
					hermanas es discutible, son mas bien primas hermanas. En la 
					España africana es en donde primero nos tocan estos temas. 
					Tenemos el problema de que Ceuta es una ciudad muy 
					marroquinizada, más de lo que se piensa. El 50% de la 
					población es además musulmana, y es una ciudad que camina 
					hacia un islamismo radical, lamentablemente, e incluso con 
					la colaboración tácita de algunas de las autoridades de 
					aquí. En Ceuta hay que diferenciar entre la marroquinización 
					y la islamización, que no son forzosamente convergentes, y 
					esa reislamización va en contra de los intereses de España, 
					pero también de los de Marruecos. Por ejemplo, me parece 
					escandaloso que ahora se rasguen las vestiduras con obras 
					menores cuando las autoridades de la ciudad a tres bandas 
					han sido tan cobardes e inoperantes de permitir la 
					construcción ilegal de la mezquita del Recinto  
					 
					P.- ¿Hacia dónde va entonces Marruecos? 
					 
					R.- Hay una frase de Hassan II muy bonita que dice 
					‘Marruecos es un árbol plantado en tierra africana pero que 
					respira con el viento que viene de Europa’. Marruecos se 
					está jugando ahora si se acaba integrando en Oriente Medio, 
					países del Golfo, para convertirse en un Marruecos 
					oscurantista, una vuelta hacia atrás, o si, por el 
					contrario, Marruecos se acaba de integrar en Occidente. La 
					constitución es un paso muy importante. Para analizar el 
					futuro de Marruecos hay que tener en cuenta que el detonante 
					de la primavera no han sido los islamistas; el islamismo se 
					ha subido después al carro. Los detonantes han sido muchas 
					cosas, como el intento de varios regímenes de perpetuarse: 
					Libia, Túnez... El paso de padre a hijo cerraba las puertas 
					al cambio y eso provocó este pulso. Hay una pugna entre los 
					islamistas y los no islamistas, que buscan otra alternativa. 
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