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                     La calle Jáudenes se ha convertido 
					en lugar de reuniones; gracias a los bares existentes en una 
					zona donde la gente acude a tomar el aperitivo y las 
					tertulias van ganando en animación. Los establecimientos de 
					la calle Jáudenes están viviendo sus mejores momentos. Todos 
					sin excepción. 
					 
					Las tertulias de las que hablo son frecuentadas por personas 
					que están hasta el gorro de los políticos. Por lo cual se 
					oyen criticas de todo tipo. De modo que los hay que no se 
					cortan un pelo cuando se trata de arremeter contra quienes 
					dirigen los asuntos de la ciudad. 
					 
					Decía una señora, en una reunión de la que yo formaba parte, 
					que ya va siendo hora de que los suyos, es decir, los del 
					Partido Popular, empiecen a darse cuenta de que se están 
					durmiendo en los laureles. Que el descrédito de los 
					gobernantes populares es cada vez mayor.  
					 
					Cuando a mí se me ocurre preguntar por el descontento que se 
					barrunta, desde hace ya un tiempo, se me responde que hay 
					políticos populares que están más gastados que las suelas de 
					un zapato de baja calidad. 
					 
					Inmediatamente, se me ocurre decirle a la señora, si ella 
					tiene alguna solución para evitar que vaya germinando la 
					semilla plantada por Caballas. Coalición que anuncia que 
					está dispuesta a dar el primer paso para “cambiar la 
					mentalidad” de los ceutíes con el fin de que Mohamed Alí 
					gane en 2019.  
					 
					La señora, ducha en política y baqueteada en tejemaneje de 
					partido, va y me responde que en Ceuta no se le está 
					prestando la atención debida a la labor de zapa que viene 
					haciendo un tipo que está convencido de que es Lawrence 
					de Arabia redivivo. Una dejadez que puede costarle muy 
					cara a una ciudad que está cada vez más expuesta a perder su 
					identidad. 
					 
					Cuando trato de sonsacarle a la señora el nombre del que 
					ella dice ser, por su forma de actuar, lo más parecido a 
					Lawrence de Arabia, la mujer se resiste. No quiere que su 
					acusación aparezca en esta columna por temor a que le 
					apliquen un castigo severo en medios afines a Juan Luis 
					Aróstegui. 
					 
					Los medios afines a Juan Luis Aróstegui están jugando con 
					fuego. Pero no por propalar que Mohamed Alí pueda ser algún 
					día presidente de esta tierra, sino porque saben 
					sobradamente los motivos que tiene el secretario general de 
					CCOO para prestarle a éste todo su apoyo. Un apoyo que nace 
					del odio. Del odio de una persona contra los ceutíes que han 
					ido acudiendo a las urnas cada cuatro años, desde hace un 
					montón de tiempo, sin que le concedieran el menor asomo de 
					confianza.  
					 
					La desconfianza que Aróstegui genera entre los ceutíes es 
					ilimitada. Y es transitando la calle donde se puede 
					comprobar el grado de repudio que genera. La gente no le 
					quiere como político. Lo rechaza. Lo tiene metido entre ceja 
					y ceja. Y a mí, créanme, me duele que sea maltratado. 
					Porque, a fin de cuentas, el sindicalista no es ni mejor ni 
					peor que otros políticos. Simple y llanamente, no cae bien. 
					No ha caído bien nunca en esta ciudad. Por más que haya 
					nacido en ella. Pero él no ceja en su empeño de abrirse 
					camino en la política aunque sea a costa de ser comparado 
					con Lawrence de Arabia. 
					 
					En cuanto a Mohamed Alí, de verdad de la buena, podría ser 
					presidente de esta ciudad por su cuenta. Sin la ayuda de 
					Aróstegui. Pero a ver quién es el guapo que le saca de su 
					error. 
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