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cultura - VIERNES, 11 DE MAYO DE 2012


El director del IES Siete Colinas y la ganadora. c.r..

REPORTAJE / Educación
 

De la filosofía a la felicidad

El primer Concurso de Disertación Filosófica del IES Siete Colinas invita a reflexionar a más de 50 alumnos sobre si es posible la felicidad. Lidia Guevara, ganadora del certamen, demuestra por qué sí
 

CEUTA
Cristina Rojo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Rotundamente sí”. El concepto de felicidad: tan buscado, anhelado, intangible y efímero, ha sido quebradero de cabeza para multitud de pensadores de la civilización a lo largo de la historia, pero no solo para ellos, sino para cualquier ciudadano de a pie que, consciente o inconscientemente, dirige su vida a encontrarla. El departamento de filosofía del Instituto de Educación Siete Colinas, consciente de la relación del pensamiento filosófico sobre la concepción del mundo y cómo se reflexiona sobre él, acaba de celebrar su ‘Primer Certamen de disertación filosófica’. El término elegido para reflexionar ha sido precisamente ese anhelado intangible: la felicidad. “¿Es posible la felicidad?” Se les preguntaba a los alumnos, con el ánimo de despertar en ellos un ejercicio de introspección, de análisis de la sociedad y su relación con la filosofía.

La primera alegría para los profesores del departamento ha sido la alta participación de los alumnos, más de 50 jóvenes han presentado su disertación, por lo que los convocantes esperan que el concurso se pueda repetir en próximas ediciones.

¿La sorpresa? Según una de las tutoras del área, Silvia Noguera, la alta calidad de las redacciones, lideradas por una especialmente llamativa para todos los miembros del jurado, la firmada de manera anónima por ‘Desde mi observatorio de la vida’ (las bases del certamen exigían el anonimato del concursante) y que pertenece a la alumna de 1º de Bachillerato Lidia Guevara.

“¿Es posible la felicidad? Rotundamente sí”, responde la alumna, que define este concepto como “un conjunto de factores relacionados entre sí, pero que a la vez funcionan de una forma completamente autónoma. A veces necesitamos que todos confluyan, y en otras, uno sólo nos permite alcanzar esa plenitud”.

A lo largo de su disertación, Guevara ha relacionado la felicidad con la Constitución de 1812, en la que quienes la redactaron plasmaron que “el objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación”. La joven estudiante, ve en este artículo número trece de ‘La Pepa’ la definición de la esencia de la vida, al formular aquellos políticos que “el fin de toda sociedad política es el bienestar de los individuos que la componen”. Con la madurez que le ha valido el premio y ha sido alabada por todos los integrantes del departamento de filosofía del centro, la joven entiende que la búsqueda de la felicidad va más allá (en realidad está muy lejos) de ser un objetivo político y en su escrito afirma que “toda persona, independientemente de cualquier condicionante por el que pueda verse afectado, tiene el derecho y, sobre todo, la obligación de luchar por alcanzar su felicidad”.

Tal y como observan sus tutores, Lidia analiza con acierto la frustración y el vacío que sienten quienes buscan la felicidad en el dinero, la fama y el lujo, en contraposición a otras personas, “quizá altamente cualificadas, que abandonan sus posesiones para ir en pos de un ideal, y aún atravesando incontables penurias, disfrutan de los pequeños placeres que proporciona una existencia vivida de forma coherente con su escala moral”. “¿Por qué ser feliz es tan complicado?” se pregunta la joven estudiante, que pese a su talento para escribir tiene claro que quiere dedicarse a las ciencias, en concreto encaminar sus estudios a cumplir su sueño de ser piloto. “Quizá nosotros mismos seamos los responsables de hacer de ello un proceso complejo”. “Esa sociedad te crea la necesidad ficticia de comprar lo que no necesitas, de ser la más alta, la más guapa, la que tenga el mejor coche, la que usa la ropa más cara. Pero cada individuo es responsable y libre de entrar o no en su juego. Cierto es que un paso no hace viaje, pero siempre hace falta dar un primer paso para ponerte en marcha y alcanzar tu destino”, afirma con madurez la ganadora.

La ironía, intensidad y frescura del escrito, en el que ha entremezclado conceptos filosóficos con la historia, la sociedad actual, así como su propia experiencia personal, han cautivado al jurado, que ayer hacía entrega a la joven de un diploma y un ordenador portátil de última tecnología. Más allá de este premio quedará la publicación de su personal reflexión en la revista anual del instituto. Con ella, y de forma colateral quizá consiga hacer reflexionar a otros compañeros, profesores o padres sobre una idea tan conocida como difícil de definir.
 

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