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OPINIÓN - SÁBADO, 12 DE MAYO DE 2012

 
OPINIÓN / Análisis

El Gobierno debe hacer un ejercicio de autocrítica

Por  Juan de Seoane


El Pleno ha aprobado, sólo con los votos del Partido Popular, la operación de crédito para financiar el Plan de Pago a Proveedores, regulado por Real Decreto, por un montante económico de casi 80 millones de euros. Un crédito a diez años con un 5% de interés y con dos años de carencia. Supone este crédito 12 millones de euros durante diez años, un 3% del Presupuesto. Se trata de hacer tabla rasa y satisfacer la demanda de tantos y tantos empresarios que se han visto agobiados por una situación sobrevenida que les ha ido estrangulando económicamente.

Hemos llegado a un punto en el que no hay pequeña o mediana empresa en Ceuta a la que el Ayuntamiento no le deba dinero. Y esta dinámica ha de dar un giro copernicano, ya que no es de recibo que, si una vez el Gobierno por ley, facilita el pago para que discurra el dinero y el tejido empresarial se reactiva, se vuelva a las andadas. Un hecho que, si no se empieza a solucionar ya mismo, pudiera comenzar a darse en este 2012, donde ya empiezan a acumularse, de nuevo facturas por pagar.

Los gastos corrientes, por ley, no se pueden pagar con crédito, pero el Gobierno de la nación ha querido dar un balón de oxígeno a los empresarios y, al igual que hizo en 2009, ha vuelto a hacer una excepción a la norma. Circunscribiéndonos a Ceuta, sería necesario un ejercicio de autocrítica por parte del Gobierno de Vivas para que la situación actual no se repita ni los agujeros se hagan tan grandes ni, lo que es más importante, con tantos empresarios perjudicados.

Hay que decir alto y claro que, dar lugar a cientos de facturas sin consignación presupuestaria, con tanta alegría, es una práctica irresponsable que debe desaparecer. No se puede arruinar a pequeñas empresas, algunas de ellas familiares, por la laxitud de los políticos o las alegrías con encargos que luego no tienen ningún soporte legal. No puede llevarse al empresario a un verdadero jeglorifico de gestiones cuando pretende cobrar una factura por un servicio que ha hecho y ha de sortear una serie de obstáculos para luego no cobrar o, si quiere hacerlo, aferrarse a una palabra que nada vale, con toda una serie de promesas incumplidas.

Retrasar los pagos conlleva, a veces, condenar a más de una empresa que no tiene la solvencia suficiente como para mantener empleados durante meses y meses sin percibir ni un euro por un trabajo que creía garantizado en su cobro porque lo encargaba el Ayuntamiento.

Ya está bien de utilizar a los pequeños empresarios como conejillos de indias. El que trabaja quiere cobrar y aquél que encarga un servicio, ha de abonarlo, llámese como se llame, Ayuntamiento o Fulanito de Tal. Con la diferencia que, desde una institución pública se ha de dar imagen de seriedad, rigor y conducta intachable en todos y cada uno de los actos y no siempre sucede, pese a la normativa que todo lo regula. Si el Gobierno local no se da un giro a su forma de gestionar en este sentido, el ‘pago a proveedores’ puede empezar a ser un caldo de cultivo para la oposión, convirtiéndose en terreno fértil para Aróstegui y sus ‘caballas’.

Esta especie de “amnistia a la morosidad de los Ayuntamientos” demuestra que, no están todos los que son. A las pruebas hay que remitirse: han salido de cajones facturas con telarañas y, lo peor, es que ahora, ya comiencen a acumularse otras nuevas en este 2012. De hecho hay empresas que debieron cobrar en enero y aún no lo han hecho. Como diría un castizo, “salimos de Málaga y nos metemos en Malagón”.
 

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