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					Reunidos en Madrid, en la sede Confederal de USO los días 1 
					y 2 de marzo, los responsables de formación de la 
					Confederación, Uniones y Federaciones, consideramos un deber 
					hacer una declaración dirigida al gobierno de España, al de 
					las Comunidades Autónomas y a la sociedad en su conjunto 
					respecto al sistema de formación para el empleo. 
					 
					Desde la Unión Sindical Obrera, tercera fuerza sindical en 
					representación en nuestro país, entendemos la Formación para 
					el Empleo como un derecho de los trabajadores y no de las 
					organizaciones sindicales ni patronales. Nos debe hacer 
					reflexionar el hecho de que la Formación para el Empleo se 
					financia fundamentalmente con las cuotas de los 
					trabajadores, de su trabajo, con independencia de su 
					afiliación a los sindicatos, sean mayoritarios o no. Deben 
					de priorizarse, por lo tanto, los intereses de éstos, en 
					términos de calidad y eficacia. Afiliados y representantes 
					de los trabajadores de USO, y de otras organizaciones 
					sindicales, se ven obligados en muchos casos a hacer 
					formación con “los sindicatos más representativos”, aunque 
					en sus empresas o sectores no tengan ni un solo afiliado o 
					sus siglas no tengan representación sindical alguna. 
					 
					Desde USO llevamos muchos años batallando jurídicamente 
					nuestro derecho a solicitar planes de formación 
					intersectoriales y sectoriales, tanto a nivel autonómico 
					como estatal. No podemos dejar a los trabajadores en manos 
					de “los más representativos” y de lo que ellos practican 
					como Formación para el Empleo, aunque no estemos de acuerdo 
					con el sistema en su conjunto. Después de muchas sentencias 
					favorables y a pesar del sectarismo interesado de algunas 
					organizaciones, en muchas Comunidades Autónomas ya nos están 
					permitiendo participar de la Formación para el Empleo en 
					igualdad de condiciones, así como en la convocatoria del 
					programa específico de ámbito estatal de cualificación y 
					mejora de la empleabilidad de jóvenes menores de treinta 
					años. En la línea de esas Sentencias, creemos que la 
					formación no es materia de las encuadradas dentro de lo que 
					se denomina representación institucional, como algunos 
					insistentemente defienden, y valoramos que en algunas 
					convocatorias autonómicas desaparezca el término “más 
					representativas”, reconociendo el derecho de USO a la 
					obtención de la condición de solicitante. 
					 
					En convocatorias estatales pasadas de planes 
					intersectoriales, hemos sufrido durante años una 
					injustificable discriminación a la hora de poder acceder, 
					pues a los sindicatos se les exige la condición de la mayor 
					representatividad, mientras que para la ejecución de planes 
					de formación dirigidos a colectivos de personas trabajadoras 
					y socios de la economía social, se requería a los 
					solicitantes tener únicamente “suficiente implantación en el 
					ámbito estatal”, al igual que para los dirigidos al 
					colectivo de trabajadores autónomos, que podían ser 
					solicitantes las asociaciones profesionales de trabajadores 
					autónomos de carácter intersectorial “representativas” en el 
					ámbito estatal, así como otras organizaciones a las que no 
					se les exige lo mismo. 
					 
					En el caso de los planes sectoriales, a todos los que no 
					contamos con la denominación de “más representativos” 
					también se nos exige tener esa condición en ese determinado 
					sector, mientras que si CCOO y UGT no tienen representación 
					alguna en ese sector pueden ser igualmente ser solicitantes, 
					lo que no parece tener lógica alguna si para el resto de las 
					solicitudes se toma como argumento supremo el de la 
					representatividad. El dinero de los trabajadores para la 
					Formación para el Empleo no puede seguir siendo un coto 
					privado de las patronales, CCOO y UGT, y debe volver a las 
					manos de todos los trabajadores. 
					 
					Desde USO también creemos que hay que eliminar o modificar 
					alguna de las funciones y competencias que tiene la Comisión 
					Permanente del Patronato de la Fundación Tripartita, así 
					como los criterios de valoración de las solicitudes, ya que 
					no se garantiza la necesaria imparcialidad, objetividad, 
					seguridad jurídica y transparencia tanto en la instrucción 
					del procedimiento como en el sistema de valoración. No 
					parece tener mucho sentido que el solicitante sea, además, 
					el que redacta la norma, el que valora, el que evalúa, el 
					que concede y el que ejecuta.  
					 
					A nuestro modo de ver, no se respetan los principios de 
					publicidad, transparencia, concurrencia competitiva, 
					objetividad, igualdad y no discriminación en el 
					procedimiento de adjudicación de las subvenciones, 
					principios establecidos en la Ley General de Subvenciones, 
					ya que las valoraciones no siguen criterios estrictamente 
					objetivos y no se conocen las valoraciones concretas de 
					todos los interesados, lo que exige un ejercicio de fe ciega 
					por parte de los solicitantes que no han obtenido 
					subvención. 
					 
					La Fundación Tripartita debe reconsiderarse en su totalidad, 
					pues no la consideramos necesaria si gestionase la 
					administración directamente, además supone unos costos 
					elevadísimos que se podrían destinar a los objetivos de la 
					Formación para el Empleo, que no olvidemos, son los de 
					favorecer la formación a lo largo de la vida de los 
					trabajadores desempleados y ocupados, mejorando su 
					capacitación profesional y desarrollo personal, y 
					proporcionar a los trabajadores los conocimientos y las 
					prácticas adecuados a las competencias profesionales 
					requeridas en el mercado de trabajo y a las necesidades de 
					las empresas, y no el de la subsistencia del propio sistema 
					con estructuras exageradamente y costosamente agrandadas y 
					de muy discutible utilidad. 
					 
					Desde USO demandamos enérgicamente que las subvenciones para 
					la formación de los trabajadores no sirvan de manera alguna 
					para financiar estructuras sindicales ni patronales, ni para 
					comprar favoritismos o paz social. Consideramos que éstos 
					pueden ser los principales obstáculos del actual sistema, y 
					que son, además, indirectamente motivo de ineficacia y 
					mediocridad de los resultados formativos que deberían 
					éticamente perseguirse. La Formación para el Empleo ha 
					sufrido una silenciada privatización a lo largo de estos 
					años en manos de UGT, CCOO y las patronales: en la práctica 
					totalidad de acciones formativas actúan únicamente de 
					intermediarios comisionistas, subcontratando la ejecución a 
					empresas privadas, multiplicando con este sistema los costes 
					hasta por seis, que si fuera la administración quien 
					directamente la gestionara. Los sindicatos deberíamos estar 
					en la programación y en la evaluación de esa formación pero, 
					¿cual es el motivo de que también queramos estar en la 
					ejecución y de que esos fondos pasen por las cuentas 
					corrientes de los sindicatos y posteriormente al de empresas 
					privadas?... ¿eso aporta calidad, efectividad, o es garantía 
					de transpariencia...? Desde USO estamos convencidos de que 
					no.  
					 
					Los sindicatos debemos vivir de las cuotas de nuestros 
					afiliados y no de otros ingresos que nos asignen por la 
					puerta de atrás un determinado gobierno o sus leyes 
					correspondientes del dinero de todos los trabajadores. Si se 
					trata de la financiación de los sindicatos por lo menos 
					hágase directamente una ley, con luz y taquígrafo, con su 
					correspondiente publicación en el BOE, sin pervertir el 
					destino de otros fondos que no están pevistos para otros 
					fines. 
					 
					Tras la publicación del Real Decreto Ley 3/2012 de medidas 
					urgentes para la reforma laboral, y leer la preocupante 
					redacción de los temas referentes a formación, en especial 
					la Disposición Final Séptima; y en la medida en que el IV 
					Acuerdo Nacional de Formación está prorrogado seguramente 
					entre otros motivos por las sentencias obtenidas por USO, y 
					desde el convencimiento de que urge en la coyuntura actual 
					la modificación del Real Decreto 395/2007, el Gobierno debe 
					ponerse manos a la obra, tiene una oportunidad única para 
					mejorar y dirigir de una vez la Formación para el Empleo a 
					buen puerto. Los desempleados y trabajadores de este país lo 
					necesitan hoy más que nunca. A las patronales, a CCOO y UGT, 
					al Gobierno de España y a los Gobiernos Autonómicos les 
					pedimos y exigimos que dejen ya de jugar con estos fondos y 
					que los destinen honesta y eficazmente a su noble fin.  
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