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                     Cuando escribo son las doce de la 
					mañana de un sábado en el cual se está celebrando el XI 
					Congreso Regional de los populares ceutíes. Así que, según 
					la información que he leído en este medio, y si se cumple 
					con el horario previsto, ahora estarán votando quienes a la 
					una de la tarde aclamarán a Juan Vivas como el gran 
					hombre del PP en Ceuta. Las palmas echarán humo y los más 
					beneficiados por el régimen harán incluso un amago de 
					rasgarse la camisa. Prueba de alegría. Que en las bodas 
					gitanas es el momento culminante del acto. 
					 
					El acto que se está celebrando hoy sábado –insisto, cuando 
					escribo-, en el salón apropiado para el efecto en el Hotel 
					Ulises, tenía como estrella invitada a María Dolores de 
					Cospedal. La reina de Castilla-La Mancha. La mujer que 
					le tiene sorbida la sesera a Mariano Rajoy. En fin, 
					la diva de los populares. La que clama a todas horas a favor 
					de los recortes. La que ni gime ni padece ante las 
					innumerables criaturas que están perdiendo la costumbre de 
					comer.  
					 
					Pero Dolores de Cospedal, torera ella, se excusó a última 
					hora con parte incluido: tengo la agenda repleta… Lo de la 
					agenda, además de ser una cursilería de tomo y lomo, es 
					justificación muy socorrida. Le llamo cursilería a lo que 
					debería haberle llamado gilipollez. Sí, me consta que es una 
					vulgaridad, pero mejor así. A tal señora, tan puesta ella en 
					todos los sentidos, tal honor. 
					 
					La renuncia a venir a Ceuta de la reina de Castilla-La 
					Mancha, y otros cargos destacados, para asistir al XI 
					Congreso Regional, ha dado pie a comentarios diversos. 
					Máxime cuando se sabe que hoy se están celebrando cuatro o 
					cinco congresos más en la Península y en todos habrá un 
					ministro para conferirles categoría.  
					 
					Líbreme Dios de quitarle brillo a la presencia de Teófila 
					Martínez, la cual lleva todas las trazas de convertirse 
					en la alcaldesa perpetua de la Cádiz señorial, en el ya 
					reseñado, varias veces, XI Congreso Regional. Porque ha sido 
					la Teo, hipocorístico cariñoso con el que suelen referirse a 
					ella los gaditanos, la sustituta de María Dolores de 
					Cospedal. 
					 
					Teófila Martínez (parece que la estoy viendo cuando paseaba 
					por El Puerto de Santa María con las “niñas” de Nicanor, sin 
					que pudiera imaginarse que acabaría siendo la primera 
					autoridad de la capital de la Bahía gaditana) tiene su 
					mérito: pues en 1995, cuando nadie en su partido daba un 
					duro por ella, se convirtió en ganadora de unas elecciones. 
					Y hasta ahora. Un hasta ahora en el que sigue siendo una 
					fuerza poderosa dentro del Partido Popular. Así que su 
					venida a Ceuta, tras la llamada de Juan Vivas, es para que 
					se lo agradezcan. Otra en su lugar, tras comprobar lo 
					ocurrido con la Cospedal, hubiera respondido que ella no es 
					plato de segunda mesa.  
					 
					A quien he echado de menos en esta ocasión, es decir, en el 
					XI Congreso Regional de los populares de Ceuta, es a 
					Javier Arenas. Lo digo de verdad. Con esa verdad que 
					propicia saber que JA vive en todo momento atento a cuanto 
					acontece en esta ciudad. Que se levanta cada mañana pensando 
					en cómo beneficiar a esta tierra, según dicen. Luego, claro 
					está, he comprendido que Arenas debe estar recuperándose aún 
					de lo ocurrido en las últimas elecciones andaluzas. Ya que 
					perder la presidencia de la Junta le supuso un chasco 
					morrocotudo. Y he llegado a la conclusión de que mientras no 
					recupere alegría y sonrisa, es mejor que se quede en su 
					casa. 
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