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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE MAYO DE 2012

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 21.

Temporada 82-83. Julio. Recibo una llamada de Manolo Delgado Meco, preparador físico del Athletic de Bilbao. A quien conocí muy joven en Alcázar de San Juan, donde le nacieron. Su llamada fue para pedirme que me interesara por Endika Guarrotxena Arzubiaga, venido al mundo en Bilbao, y jugador del primer equipo. Yo era a la sazón entrenador de la Agrupación Deportiva Ceuta. Y me puse al habla con Joaquín de los Ríos -teniente coronel de Estado Mayor- para que el soldado Endika obtuviera permiso a fin de poder jugar en el primer equipo de la ciudad. Endika era reservado, esquivo, y poco dado a sincerarse con nadie. Pronto comprendí que estaba ante un muchacho que odiaba todo cuanto le rodeaba. Aun así, me puse de su parte y le conseguí beneficios suficientes para que su servicio militar le fuera lo más liviano posible. Pero nunca logré que se integrara en la plantilla. Reunía condiciones futbolísticas para haber rendido. Era veloz, y los primeros días se mostraba tesonero y bullicioso. Mas pronto fueron decayendo sus ganas. Un día me informaron de que Endika se enfrentaba a cabos y suboficiales por cualquier motivo. Y hasta tuvieron que arrestarle. Incluso se me habló de que estaba considerado un militante activo de la izquierda abertzale. Decidí conversar con él y sus respuestas fueron de tremendo desprecio para Ceuta y sus habitantes. Y me olvidé de él. Viene a colación lo contado porque hoy, cuando falta nada y menos para que athletic y Barcelona jueguen la final de la Copa del Rey, Endika ha vuelto a ser noticia por el gol que a la temporada siguiente de estar en Ceuta, le marcó al Barcelona de Maradona en otra final de Copa que ganaron los bilbaínos. Por cierto: ha dicho que él era, como jugador, lo más parecido a Toquero. Si él lo dice…

Martes. 22

Animada charla en ‘El Mentidero’. En ella participa, como en tantas otras ocasiones, Juan Esquivilla. Toca hablar de la Historia de España. Por algo relacionado con los problemas que se vienen produciendo, una vez más, con Gibraltar. Y a mí se me ocurre recomendar a los componentes de la tertulia que, si pueden, lean ‘Historia de España Contada para Escépticos’. De la que es autor Juan Eslava Galán. Es entonces cuando Juan Esquivilla menciona el nombre de Germán Borrachero. A quien tuvo como profesor de Historia. Y lo recuerda con verdadero afecto. Y, claro está, yo me sumé a los elogios que le dedicó JE a quien fue, además, director provincial de Cultura. Germán era un tipo estupendo. Y a mí me encantaba pegar la hebra con él. Aún lo recuerdo cuando llegó un día a la tertulia del Muralla diciendo que abandonaba el Centro Democrático y Social (CDS) porque Adolfo Suárez lo había defraudado. Había que oírle relatar sus decepciones políticas. Guasón empedernido, y en posesión de una retranca considerable, en Germán destacaba el acento irónico, la burla suave y acerada a la vez; la invitación a la risa, frente a la prepotencia y soberbia. A mí me encantaba provocarle a cada paso. Y él me respondía entre burlas y veras. Germán se nos fue muy pronto. Y su pérdida me produjo, en su momento, gran pesar. Eso sí, en cuanto se me presenta la ocasión, no dudo en recordarlo. Que es lo que hecho hoy, en cuanto me lo ha nombrado Juan Esquivilla.

Miércoles. 23

Me tropiezo por la calle con Adolfo Espí Rovayo. A quien hacía la tira de tiempo que no veía. De modo que nos saludamos efusivamente. Pues con Adolfo siempre me llevé la mar de bien. Por un motivo fundamental: Adolfo Espí es tan educado como para que se le tenga ley. Pero hay otra razón: mi estimado amigo nunca ha dejado de decir que me lee con sumo gusto. Y a uno, por si no lo sabían ustedes, el halago le hace tilín. En cuanto cumplimos con las palabras de rigor, tras tanto tiempo sin poder hacerlo, Espí me regala el oído: “Hay que ver lo bien que te portaste con Pedro Gordillo durante ese tiempo en el cual se desataron las actitudes inquisitoriales contra él”. No hice sino no hacer leña del árbol caído. Máxime cuando su pecado -aunque con metedura de pata, sin duda alguna- no fue motivo para que fuera perseguido con tanta saña. Amén de que yo soy muy condescendiente con los pecados de la carne. A los que les achaco, si acaso, que lo placentero sea tan corto. Mi respuesta hizo que Adolfo Espí me gastara la broma correspondiente al caso. A partir de ahí, como no podía ser de otra manera, cada cual siguió su camino. Eso sí, tras desearnos suerte. Que no es moco de pavo. Sobre todo en los tiempos que corren.

Jueves. 24

Cada mañana, muy temprano, mientras me desayuno, voy escuchando atentamente las noticias de la radio. Ni que decir tiene que me empapo de toda la información referente a Ceuta. Pues bien, desde hace ya bastantes años, vengo observando que Juan Luis Aróstegui es el político más solicitado y quien permanece más tiempo en el aire. Es un fijo de las emisoras locales. Habla todos los días y a todas horas. Y qué decir de su presencia en los medios escritos y en las televisiones de la ciudad. Lo acapara todo. Y me parece muy bien. Está en su perfecto derecho de hacerse la publicidad como político, como dirigente sindicalista, como presidente de la Junta Docente, como líder de Caballas, y hasta recrearse en la suerte de decirnos que es la persona más inteligente que ha nacido en Ceuta. Nada que objetar, pues. Pero eso no casa con el artículo que escribe hoy, bajo el título: “El respeto por el dinero público”. Del cual espigo el siguiente párrafo: “Además de la penosa tarea de horadar la férrea protección mediática del Gobierno, es preciso salvar la barrera que secuestra el espíritu crítico de la mayoría de la sociedad”. Así se expresa una persona que copa todos los medios, en tiempo y días, y que suele decir cuanto le viene en ganas. Pronunciándose así, Aróstegui debe comprender que a algunos nos resulte imposible ponernos de su parte incluso cuando lleva razón. Pero no escarmienta. Quizá porque no piensa tan bien como él se imagina.

Viernes. 25

Marcelo Bielsa jamás podría sentarse en el banquillo del Madrid si en el club siguieran la línea marcada por Valdano en su día: los entrenadores obesos no tienen cabida en este club. Debido a que la estética para Valdano es fundamental. Por tal motivo, Del Bosque fue despedido del Madrid. Y lo fue, sin duda alguna, porque consideraban que su figura, repleta de kilos, no casaba bien con la imagen del mejor club del mundo. Valdano, sin embargo, no ha cesado de elogiar a Bielsa. Con ese lenguaje afectado con el que no para de expresarse su mejor discípulo: Juan Manuel Lillo. Entre Lillo, Valdano y Bielsa podrían montar una academia para enseñar a decir muchas tonterías seguidas en el menor tiempo posible. Marcelo Bielsa, creo haberlo dicho ya en otras ocasiones, tiene bien ganada fama de ser mufa; que así se llama gafe en su tierra. Porque jamás, salvo torneo menor, ganó nada. La suerte de Bielsa en Bilbao fue eliminar al Manchester United en la Liga de Europa. A partir de ahí, tras unos comienzos dubitativos en la Liga, parecía que el técnico argentino había conseguido, también, cambiar el estilo de juego de los leones. Un estilo en el cual se le daba primacía a jugar en corto, desde atrás, incluso estando el balón merodeando por zonas peligrosas. El cambio era tan radical que uno se hacía cruces viendo a Amorebieta y demás defensores por el estilo, permitiéndose lujos técnicos que nunca antes habían exhibidos. Así, quién se hubiera atrevido a decir que los chicos de San Mamés iban a dar varios petardos futbolísticos. Por hacer un fútbol que, ante equipos superiores, los iban a dejar desvalidos en un amén. Les ocurrió frente al Madrid, en la ‘catedral del fútbol’; repitieron desastre ante el Atlético de Madrid; y hoy, ante al Barcelona, volvieron a pecar de los mismos defectos que en las ocasiones ya referidas. El mayor de todos los pecados cometidos por el Athletic es, sin duda alguna, querer jugar como un grande siendo todavía un equipo de medio pelo. No me extraña, pues, que Bielsa se atribuya las culpas de las derrotas.

Sábado. 27

Decido dar una vuelta por la calle Jáudenes. Calle donde más se copea en esta ciudad. Debido a que en ella hay establecimientos atractivos para que acuda el personal a formar corrillos en los que se puede hablar de todo. En esta ocasión, tengo la suerte de compartir un rato de charla con Margot Rubio y Antonio Tirado: matrimonio al que le tengo ley. Margot, siempre dispuesta a que la conversación transcurra por cauces de recordar el pasado, saca a relucir aquellos días en los que frecuentar ‘La Cueva’ llevaba consigo la certeza de pasarlo más que bien. ‘La Cueva’ era una discoteca cuyo propietario, Serafín Becerra, se mostraba como un tío cojonudo en todos los aspectos. Margot y Antonio, cada vez que se nos presenta la oportunidad de charlar un rato, lo hacemos sin cortapisas. Y no sé cómo nos lo apañamos que, siempre, acabamos recordando a nuestros amigos en común. Lo cual no deja de ser motivo de alegría.
 

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