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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 30 DE MAYO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Mienten como bellacos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me tropiezo con un conocido que lleva un siglo trabajando en la banca. Alguien amante del fútbol y que siempre que decide pararse a charlar conmigo es para preguntarme por cuestiones relacionadas con el Madrid. Ya que es madridista fetén, como yo.

En esta ocasión, sin embargo, se dirige a mí para decirme que obra en su poder la columna que escribí el viernes, 2 de marzo, bajo el título de ‘Cuidado con los propios’. Dedicada a la visita de Rodrigo Rato. Columna que conserva como en oro en paño. Porque el primer párrafo, dice él, no deja de ser una premonición de lo que iba a pasar en Bankia, poco después.

He aquí, pues ese primer párrafo, que transcribo literalmente, de una columna referida a la visita del hombre que hacía y deshacía en Bankia. “Cuando Rodrigo Rato nos visitó, hace apenas nada, se le rindieron honores desmesurados. Los que jamás han merecido los banqueros y, mucho menos, cuando se tiene la certeza de que ellos son culpables en gran medida de la ruina económica de la que goza medio mundo y parte del otro medio. Nunca antes se había visto tanta demostración de vasallaje en escena, si acaso decidimos olvidarnos de cuando la visita del Rey”.

El presidente de Bankia, o sea Rodrigo Rato, que arribó a Ceuta sabiendo ya la ruina de lo que él administraba, se topó de bruces con unos políticos que le hicieron cucamonas desde que puso los pies en esta tierra. Lo colmaron de carantoñas y zalamerías. En las que destacó de manera sobresaliente, según supimos de buena tinta, Francisco Márquez.

Francisco Márquez, que confiaba ciegamente en que RR se mostrara magnánimo con los problemas económicos de Ceuta, parece ser que se llevó un desengaño que a punto estuvo de costarle una enfermedad. Según hacía presagiar la tristeza infinita que se apoderó de él cuando comprendió que el presidente de Bankia vino a Ceuta a cobrar trampas y no a seguir concediendo dineros a fondo perdido.

Los dineros a fondo perdido que ha concedido Bankia a políticos y sindicalistas, y amigos de ambos, y demás corruptelas que van saliendo a la luz, han llegado a ser de una magnitud que nos permite pensar que RR haría más que bien en desaparecer del mapa. Es decir, en quitarse de la circulación. Purgar sus culpas en cualquier monasterio hasta el fin de sus días. Sometido, además, a flagelaciones controladas para que nunca olvide la parte de culpa, enorme culpa, que él ha tenido en que se haya producido un desfalco de tantos millones de euros.

Millones de euros que han puesto al sistema financiero español en una crítica situación. De la que salir ileso va a resultar tarea difícil. En una España sumida en una crisis económica. Más bien una remodelación del mundo emprendida por los poderosos para que los débiles pierdan los pocos beneficios que han conseguido a lo largo de décadas de lucha.

Rodrigo Rato, que llegó a Ceuta tres meses ha, concretamente en marzo, tendría que ser juzgado severamente por su actuación al frente de Bankia. Y, desde luego, convendría que los políticos que lo recibieron a su llegada a la ciudad, para festejarlo como si fuera el doctor Fleming, atormentaran sus cuerpos con cargas y cilicios. Es lo menos que se les debe exigir a quienes nos mienten a cada paso. Como bellacos. ¡Qué bochorno! ¡Qué vergüenza!
 

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