PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - MIÉRCOLES, 30 DE MAYO DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

El “Museo de la Prensa” ¿Realidad o chanchullerío?
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Cierto es que a Carracao la historieta de la “cesión” de un espléndido local por parte de la Ciudad a la empresa Joaquín Ferrer y Cía, editora de El Faro, con la excusa de que será para un “Museo de la Prensa”, le huele a chamusquina de intereses políticos, de ahí su interpelación airadamente contestada por el Portavoz Guillermo Martínez. Y ya no se trata de que existan en Ceuta Asociaciones que necesiten un local para llevar a cabo sus actividades, sino de que, indudablemente, el líder socialista de la oposición “sabe y entiende” acerca de las dificultades de instalación de un Museo y la millonaria inversión que conlleva.

Lo que tanto Martínez como Carracao obviaron es que, además de ese local, también ha sido adjudicado a la citada empresa otro local en la primera planta del mismo edificio con una condiciones ‘excelentes’, ya que los gastos que se hagan en las reformas pertientes se quitarán de la renta, así que si en lugar de montar las instalaciones en plan cutre y mirando la peseta, se hacen unas obras y reformas de categoría y con materiales de primeras calidades, al detraerse de las rentas significará que estarán sin pagar “por los siglos de los siglos”¡ Un auténtico chollazo!

Lo evidente es que la Ciudad ha cedido-alquilado dos plantas a la editora de El Faro, presumiblemente para instalar en la primera la redacción del diario y en la segunda su hemeroteca. Pero, picaresca aparte, lo que causa perpejlidad es la excusa de la instalación de un Museo de la Prensa que todos sabemos perfectamente que no se trata de digitalizar los archivos del decano desde 1934 y poner un par de mesas con cuatro ordenadores y unos cuantos posters con portadas antiguas del diario. En absoluto.

Al ser un medio escrito que comenzó su andadura en 1934 ha de cumplir una serie de requisitos en cuanto a las piezas que se han de exponer para que sea calificado como Museo. Siempre más de 50 obras, porque menos sería simple “muestra o colección”. Y no sirven fotos en plan poster de portadas del año de Maricastaña, sino que lo normal en este tipo de lugares es ir dividiendo por salas las épocas y que en cada sala se exhiban las piezas que corresponden a ese periodo histórico. En este caso la andadura del periódico hace que casi nos remontemos al concepto de “Arqueología Industrial” y ya saben que los museos dedicados a esos menesteres en toda Europa, atesoran auténticas maravillas del desarrollo de las máquinas. Eso sí, las piezas se exponen en cajas o urnas de metacrilato, menos las de gran tamaño que tienen que estar al aire.

Eso nos hace pensar a los amantes de la historia de la técnica y a Carracao, que probablemente la empresa editora de El Faro habrá ido conservando celosamente todos sus artilugios desde los años 30, con la perspectiva de un futurible museo. Si esa colección de piezas existe tiene un valor económico extraordinario. Si no existe y hay que montar un Museo de la Prensa habrá que apañarse y buscar todos los aparatos que en su día fueron utilizados para llevar a cabo la publicación, quiero decir aparatos análogos.

Habida cuenta de que cada Museo “cuenta una historia” este que está previsto en Ceuta y por cuyo local se pagarán 300 “simbólicos” euros tiene que mostrar al público, por ejemplo, los accesorios fotográficos y su evolución histórica empezando por los más primitivos. Lógico que el periódico publica fotos y para hacer las fotos desde aquel entonces se necesitan artilugios, así que habrá que exponer tablas de exposición, exposímetros de extinción, fotómetros de selenio, flashes de magnesio, de bombilla y electrónicos y objetivos, obturadores, visores, telémetros, filtros y parasoles, trípodes, cables disparadores y temporizadores y por supuesto y para dar pábulo a la nostalgia: daguerrotipos. Hay que recrear los quehaceres de aquellos señeros reporteros gráficos. Por favor, también que exhiban aquellos ambrotipos realizados sobre placas pero con mejor imagen que los daguerrotipos y también los más modernos ferrotipos.

Y todo bien documentado, no en plan potagero, cada antiguedad expuesta sin saber lo que se está viendo, porque Guillermo Martínez ha defendido con ahínco el proyecto museístico desde una perspectiva cultural y para que aproveche a alumnos, universitarios, turistas y público en general, así que para acallar las lenguas viperinas y las oscuras leyendas urbanas que hablan de chanchulleríos y darles a esos mamones en los morros. ¿Y cómo? Nos retrotraemos sin extendernos pero no pueden faltar las antiguas máquinas de escribir, que son una belleza y que son, antes que nada, muy románticas.

Y no es que se pretenda opacar la maravilloso Museo de Figueras que tiene piezas únicas, pero en este de Ceuta, sin aspirar a las maravillas del catalán tienen que destacar “todas” las máquinas que han ido recogiendo alma y creatividad de generaciones de redactores ¿Ejemplo? Una Continental Silenta de 1934 o una genial Olympia Torpedo de 1939. ¿Y se van a olvidar las Olivetti? Hay que considerar que ya se fabricaban en Barcelona en 1929 con el nombre de Hispano-Olivetti y todos sus modelos, a lo largo del siglo XX tuvieron su lugar.

¿Un sueño? Conseguir mostrar el primer modelo de máquina de escribir electrónica de IBM ¡De 1934! Máquinas de escribir tienen que aparecer todas las que representen cada época hasta llegar a los primeros y enormes ordenadores ¡más bastos!.

Y por supuesto no pueden faltar las máquinas de linotipia y menos algún alguna preciosa máquina copiadora de imprenta tipo la Duplicator de 1940. Generaciones y generaciones de plumillas con las teclas echando humo ¡Cuan emotivo homenaje! Razón tiene el Portavoz del Gobierno al entusiasmarse con ese museo que será un emporio de arte arqueológico industrial y de cultura. ¿Y la historia viva de Ceuta a través de las antiguas cámaras de fotos? ¿Y esa primera cámara Canon de 1934 que se llamó primero Kwanon? ¿Les ha hecho algo la cámara de 35 mm. Zeiss plegable de 1934? ¿O les parece poco interesante la Zeiss Ikon Nettar de ese mismo año 1934? ¿O les molesta que aparezcan las películas pancromáticas Agfa de 1931 o la película Kodak en carrete de 1934 o la Kodachrone de 1935 la primera película en color del mundo? ¿Y que esperan de un Museo de la Prensa? ¿Una hemeroteca cutre de números viejos? No. He aquí la cámara Contax III de 1936 y la Hindeburg Leica de 1937 y en recierdo a la II Guerra Mundial la Reporter Leica de 250 fotos de 1942. ¿Y la legendaria Leika M3 con montura de bayoneta de 1954 y la Zeiss de 1956?

Empiezo y no tengo más límites que el espacio, pero comprendo el entusiasmo del Gobierno de la Ciudad y la generosa cesión de los grandes locales. Porque la cultura es riqueza y las buenas y raras piezas del Museo serán riqueza para esta ciudad.

¿Qué al final todo quedará en un chanchullerío y los locales se dedicarán a uso privado instalando en ellos la redacción del diario y su hemeroteca por un precio simbólico? Señores, no sean mal pensados.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto