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					Una familia de cuatro miembros fue desalojada ayer de la 
					vivienda donde residían desde hace cinco años tras haber 
					permanecido allí como ‘okupas’. El Ministerio de Defensa, 
					propietario del inmueble, ha agotado el mes de prórroga que 
					ofreció a sus residentes. El joven matrimonio y sus dos 
					hijos se ven ahora en la calle y sin posibilidades para 
					encontrar alojamiento. 
					 
					Sandra (28 años) y su pequeña familia, formada por su marido 
					y dos hijos de 16 meses y 8 años, se convirtieron ayer en un 
					ejemplo más en la creciente lista de personas desalojadas de 
					sus viviendas por residir en ellas de manera ilegal, es 
					decir, como ‘okupas’, de la Ciudad Autónoma. La joven ceutí, 
					que hace hacía unas semanas había recurrido a los medios de 
					comunicación como último recurso para buscar una solución a 
					su situación económica, no ha conseguido encontrar un lugar 
					alternativo donde poder reinstalarse con su marido y sus dos 
					hijos. Un mes después de la última notificación recibida 
					desde el juzgado, ayer poco después del mediodía, la familia 
					abandonaba la vivienda donde han pasado los últimos cinco 
					años, una casa baja en el barrio de San Amaro propiedad del 
					Ministerio de Defensa en la que se arriesgaron a 
					establecerse entonces, aún a sabiendas de que un día como 
					ayer podría llegar en cualquier momento.  
					 
					“Sabían que esto podía pasar, pero no encontraban otra 
					solución”, decía una vecina de la barriada con lágrimas en 
					los ojos, al ver la desesperación de Sandra y los suyos ante 
					la inminente actuación policial. La joven desalojada, 
					reclamaba ante los medios su trágica situación, ya que pese 
					a tener un trabajo a media jornada, al igual que su marido, 
					entre los dos no eran capaces de reunir más de 800 euros al 
					mes, un dinero con el que según afirmaron no pueden hacer 
					frente a una vivienda y los gastos de mantenimiento de la 
					misma.  
					 
					“¿Qué voy a hacer, les doy techo a mis hijos y no de 
					comer?”, gritaba Sandra, nerviosa, respondiendo a la llamada 
					de la Policía, orden judicial en mano, para pedirles que 
					abandonaran la vivienda. La mujer, en su indignación, iba 
					más allá e increpaba que “nadie” le ha ofrecido ayuda, ni 
					siquiera Asuntos Sociales, a donde habían acudido en busca 
					de apoyo y donde les invitaron, según explicó, a buscar una 
					vivienda.  
					 
					Una vez que la tuvieran podrían haber entrar dentro del 
					programa de alojamiento alternativo y optar al apoyo 
					económico de la Ciudad. “No hemos encontrado nada”, 
					lamentaba Sandra. “No han dejado de buscar”, atestiguaba 
					después otra lugareña que observaba la escena frente a su 
					casa. “Lo que yo me pregunto es por qué les pasa a ellos y 
					no a otros. ¿Es que van a tirar solo esa casa?”, comentaba 
					otra vecina, residente en San Amaro desde su infancia. “Hay 
					muchos más casos, aquí y en toda la ciudad”, le respondía 
					una tercera, afirmando que ella “no tiene ningún problema 
					con ellos”, si bien ha habido casos de okupas en los que “se 
					ha llegado a las manos”.  
					 
					La Policía Nacional corroboraba ayer que los jugados ceutíes 
					vienen agilizando los procedimientos de desalojo en las 
					últimas semanas, aunque esto es una práctica que según 
					explicaban nada tiene que ver con la crisis económica, ya 
					que cada uno de estos casos está asociado a un expediente 
					independiente y su desarrollo puede extenderse, desde el 
					momento en el que se presenta la denuncia, hasta un periodo 
					de varios años.  
					 
					Por su parte, uno de los representantes del Ministerio de 
					Defensa, presente en el desalojo, explicaba que en estos 
					momentos existe un alto número de espacios propiedad de 
					Defensa ocupados por residentes ilegales en la ciudad. 
					“Solamente en Loma Margarita tenemos ahora mismo unas veinte 
					ocupaciones”, aseguró.“Este caso en concreto ha llegado 
					hasta el Secretario de Estado, que concedió un mes más para 
					el desalojo, pero ahora ya no se puede hacer más”. Para 
					Defensa no es posible vigilar continuamente el estado de los 
					aproximadamente 1.400 pisos y alrededor de 90 viviendas que 
					pertenecen al Ministerio en la ciudad, según explicaron las 
					fuentes presentes en el desalojo de ayer, por lo que, aunque 
					a veces llegan a tiempo para detener a quien intenta 
					perpetrar una ocupación antes de conseguirla, no siempre es 
					así. “Entonces no queda más remedio que plantar una demanda 
					y comenzar el procedimiento judicial, y esto es algo que se 
					hace directamente desde Madrid”.  
					 
					“Nosotros lo único que podemos hacer es acompañarles a 
					Bienestar Social”, lamenta uno de los representantes de 
					Defensa, para quien “algo no funciona” si estas drásticas 
					soluciones son cada vez más habituales.  
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