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					Melilla incorporará a partir de mañana la realización de 
					pruebas de electromiograma a su cartera de servicios 
					sanitarios, ya que hasta ahora los pacientes que requerían 
					este reconocimiento eran derivados a Málaga. Según 
					informaron ayer en rueda de prensa el director territorial 
					del Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa), Francisco 
					Robles, y el gerente de atención, Pedro Villarroel, el 
					pasado año 430 melillenses tuvieron que desplazarse a Málaga 
					para someterse a un electromiograma. 
					 
					Con la incorporación de esta prueba a la cartera de 
					servicios sanitarios, se elimina la necesidad de 
					desplazamiento del paciente, que en muchos casos requería de 
					acompañante, con lo que se va a poder reducir el coste. 
					 
					Además, se gana tiempo ya que la media de espera para 
					realizar la prueba era de tres meses, a los que se sumaban 
					otros tres meses más para poder conocer los resultados. 
					 
					El Ingesa en Melilla ha adquirido un electromiógrafo, que ha 
					costado unos 25.000 euros, de cuyo manejo se encargará el 
					neurofisiólogo Jesús Paniagua, quien se trasladará desde 
					Granada para realizar las pruebas. 
					 
					Sumando el aparato, los fungibles para su funcionamiento y 
					los honorarios del doctor, se amortiza la cantidad invertida 
					en tan solo seis meses 
					 
					Villarroel ha insistido en que no se trata de reducir el 
					coste, sino de dar un salto de calidad, evitando este tipo 
					de desplazamientos, que requieren de una previsión por parte 
					del paciente que debe someterse a la prueba. 
					 
					El electromiograma es una técnica para la evaluación y 
					registro de la actividad eléctrica producida por los 
					músculos esqueléticos, que se utiliza, principalmente, para 
					diagnosticar el síndrome del túnel carpiano.  
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