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                     Más allá del hecho de las 
					sanciones y de la imagen de un país en el que, veinte años 
					después de la entrada en vigor de la directiva europea que 
					obliga a tratar las aguas residuales, hay aún casi 40 
					ciudades que no la cumplen, está una cuestión trascendental. 
					Detrás de una normativa de estas características está la 
					necesidad, el llamamiento a la necesidad de cuidar el medio 
					natural, nuestro medio de vida, el verdadero. Ceuta no puede 
					seguir a la cola en esto, que es también una cuestión de 
					salud pública y de salud de su litoral en una ciudad que de 
					hecho es toda mar. Con la llegada del PP al Gobierno de la 
					Nación se anunció que los trámites para la puesta en marcha 
					de la EDAR se agilizarían, algo más que deseable. 
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