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					Tenemos una misión: reunir los fondos suficientes para poder 
					volver a ver abiertas de par en par las puertas de la 
					iglesia de San Francisco, el próximo otoño. 
					 
					Ya casi que estamos, la solidaridad de los caballas, sean de 
					la confesión que sean, no tiene medida, desde los grandes 
					benefactores a los más humildes que con sus monedas han 
					hecho tintinear las huchas repartidas por la ciudad. 
					 
					Nos queda el empujón final, el que hace que sea antes o 
					después, por eso nos vamos de fiesta la noche del 9 de 
					junio, al parque. Quedan pocas fechas para deleitarnos con 
					un sarao que tendrá el sabor de las antiguas verbenas de las 
					Viudas, que nos traerá la fragancia de aquellas cenas 
					veraniegas de Patrones de Yate, de las veladas que 
					organizaban los del Club de Leones con cualquier motivo, a 
					veces por el simple placer de compartir un rato con los 
					amigos. Tantas y tantas noches benéficas en que, apenas hace 
					un par de décadas, todos participábamos. 
					 
					Nuestro deseo es que vengáis todos, los del barrio de vivir 
					o trabajar, de pasear o de ir a misa, de sentarte en un 
					banco de la Plaza de los Reyes o en la terraza del Ulises, 
					de tener los niños en el colegio o de haber estudiado de 
					jovencito en él. 
					 
					Busca en tu armario algún traje de esos superpreciosos que 
					te compraste para una boda y que solo luciste aquella vez, 
					cálzate unos bonitos zapatos, pero que no te duelan que la 
					noche se volverá día, y vente el sábado. Ya sabes a quien te 
					vas a encontrar, a tus amigos, a tus vecinos. No permitas 
					que esos compromisos sin compromisario te priven de una 
					noche de bálsamo para el alma. No dejes que la pereza ni 
					viejos sinsabores te alejen del parque esa noche, no sería 
					justo, no creo que se vuelva a remedar esta conjunción de 
					luna, estrellas y ángeles. 
					 
					Una enara con la Santa Cruz y el corazón en llamas 
					atravesado por una flecha te va a recibir en la entrada, 
					junto con los anfitriones, los padres agustinos. Darán la 
					bienvenida a todos los que con su donativo han querido 
					participar en esta magnífica celebración. Un poco más allá, 
					el fotocall, un mural enmarcará ese bonito look que llevas 
					puesto para inmortalizar el momento, García Cortés se 
					ocupará de ello. La música estará sonando y aunque no le 
					prestes atención engalanará tu llegada, te acompañará hasta 
					que el sol asome en el horizonte. 
					 
					En el tercer lago, una mesa larga, vestida con elegantes 
					telas mostrará la generosidad del pueblo ceutí, hay más de 
					70 buenos regalos. Nuestro objetivo eran 5 o 6 para una 
					pequeña rifa, pero no ha podido ser, la rifa se va a 
					convertir en tómbola porque no paran de llegar y si nos 
					ponemos a rifar no vamos a tener tiempo para bailar con la 
					música de Studio 4.40, ellos pinchan y animan al personal. 
					Otros han querido echar una mano en el menú: quesos del 
					Parador la Muralla, pastel de cabracho del Mesón Juano, 
					jamones que cortan los hermanos de Ultramarinos Galán, pan 
					del Molino, manzanilla de la Guita, los del Sarao nos han 
					preparado un magnífico menú con unos 15 platos entre pinxos, 
					platillos, entrantes etc. y para postres una enoooorme 
					tarta, sumo y sigo… 
					 
					Nuestros buenos amigos del Nouveau se encargan de las barras 
					de bebida, barras porque no se conforman con una, tres 
					barras, la de bebidas habituales, otra de mojitos y la 
					tercera para los más snobs, las marcas. 
					 
					Llegan a mis oídos comentarios de todo tipo. A veces me 
					gustaría que las cosas fueran de otra forma en este pueblo, 
					pero es nuestra idiosincrasia. Algunos datos para juzgar con 
					motivo y no prejuzgar sin causa: hay más de 300 entradas 
					rulando por la calle, cuando pensamos en 200. La cena será 
					tipo coctel, es decir de pie para los que quieran y con 
					sillas para los que lo deseen. El día que hablamos con 
					nuestro querido Consejero Premi sobre trasladar la fiesta 
					desde el colegio al Parque fue lo primero que pedimos: 
					queremos que nuestros mayores vengan y estén cómodos. Ellos 
					organizaban aquellas veladas a las que acudíamos los 
					veinteañeros de los 80 ¿Cómo los vamos a dejar fuera hoy? Ni 
					hablar, estos vienen, los primeros. Tenemos sus sillas 
					reservadas, no digo con nombres porque no sería cierto, pero 
					no miento si digo que todo esto se ha montado teniéndolos 
					muy presentes, ellos son nuestros padres, abuelos, tíos, 
					vecinos, nuestros mejores compañeros en las peregrinaciones, 
					los mejores consejeros a los que acudir. Alguien dijo bufff!!! 
					60 euros!! Y digo yo: ¿No estás harto de recibir tanto a 
					cambio de tan poco? Si no lo estás no vengas. Pero si 
					piensas como yo, entonces colabora con los que nunca 
					encuentran momento para el descanso. ¡Asustemos a la crisis 
					por una noche! 
					 
					Poneros guapos, quiero hacerme fotos con todos, aunque me 
					deje el sueldo del mes, hace tanto tiempo que no disfruto de 
					algo así que ya casi no me acuerdo, y quiero acordarme, 
					porque somos nuestra memoria y habrá sido por una buena 
					causa. 
					 
					Nos vemos el día 9 de junio sábado por la noche en el Parque 
					Marítimo del Estrecho. ¿El motivo? Una misión: que San 
					Francisco abra sus puertas de par en par el próximo otoño.  
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