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sociedad - LUNES, 4 DE JUNIO DE 2012


Detalle de la fachada de uno de los edificios. f. raso.

arquitectura y urbanismo / Vivienda social
 

Las viviendas protegidas del Hacho, convertidas en “chabolismo vertical”

Los adjudicatarios de estos 86 pisos no han
respetado su arquitectura, que ha recibido premios internacionales
 

CEUTA
T. Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Reconocida en el ámbito internacional desde su concepción misma, ya que el proyecto fue primer premio del concurso Europan V, la promoción de vivienda pública (VPP) del Hacho, que costó 14,3 millones, se ha visto transformado sin control por sus adjudicatarios en tan sólo tres años. Las fachadas en poco se parecen a las diseñadas por los arquitectos.

Desde su misma concepción y hasta hoy, el proyecto de viviendas de protección pública (VPP) del Hacho ha sido distinguido con premios nacionales e internacionales. Ello no ha sido óbice, sin embargo, para que los adjudicatarios de estas 86 viviendas no respetaran su arquitectura y las hayan convertido, en palabras de uno de los arquitectos que las diseñó, Juan González Mariscal, en una suerte de “chabolismo vertical”.

Estas cuatro torres, construidas en un largo proceso de cinco años que dejó incompleto el proyecto -pues faltan dos de las seis que constituían el conjunto-, recibieron en 1998 el primer premio del concurso internacional de ideas Europan V. La promoción comenzó a edificarse en 2004 por la constructora Acciona y no se terminó hasta 2009. Para los 127 pisos que habrían de construirse (que quedaron en 86), el entonces Ministerio de Vivienda destinó 12,5 millones de euros. Con posterioridad, en octubre de 2007, la empresa municipal de la vivienda, Emvicesa, solicitó una ampliación de la subvención al haber aparecido “problemas técnicos” en la construcción. El ministerio aportó 1,8 millones extra.

“Lo cierto es que el terreno es difícil, pero de una de las dos torres por construir están hechos los cimientos, así que lo que queda es mínimo”, señala el arquitecto. Y es que una de las bases del proyecto era precisamente el aprovechamiento de la antigua cantera de piedra que había en el solar. Se trataba de crear un “paisaje salvaje”, un concepto predominante en contraposición al de “ciudad domesticada”. El emplazamiento propuesto por el concurso Europan V respondía, según los arquitectos, del Estudio sevillano MGM (Morales-Giles-Mariscal), a esa concepción de construcciones que se adaptan a “fosas, huecos y pequeñas planicies para ir colonizando la singularidad del lugar”. De hecho, cada una de las seis torres proyectadas se “clava” en las antiguas excavaciones de la cantera. Además, se trató de “arañar” lo mínimo el suelo, por lo que la roca se “introdujo” en los edificios.

Por otro lado, se tuvo en cuenta la necesidad de proteger las casas de la “agresividad del viento de levante”, que según se recogía en el proyecto sopla en la ciudad 200 días al año con una media de 80 km/h. Estas condiciones fijaron “las decisiones sobre el proyecto”, y, los espacios intermedios se diseñaron al aire libre, para que sirvieran de “ventilación e iluminación” de la vivienda dado el “ambiente húmedo” del clima ceutí.

Nada de ello parece haber importado a los adjudicatarios de estos 86 pisos. A 30 de ellos, menores de 35 años, se les entregaron el 29 de junio de 2009 mediante un sorteo en el que participaron 818 aspirantes. El resto, se repartió entre personas elegidas por la Comisión de Vivienda (32), otras afectadas por “ruinas y convenios” (18) y minusválidos (6). Apenas tres años después, la mayoría de las viviendas aparecen visiblemente modificadas ya en el exterior. Las fachadas del edificio en poco se parecen a las originales, que se dotaron de un “tramex” o malla metálica, un elemento que según González Mariscal, se eligió para dar “privacidad” y hacer de “filtro” de la luz.

Ahora, la trama metálica se ha cortado en muchos de los casos y en su lugar aparecen descarados añadidos de obra, nuevos cerramientos, ventanas, puertas y balcones, muretes de ladrillo visto, tendederos... “La arquitectura no se respeta nada porque no se sabe interpretar”, concluye el arquitecto.
 


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