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                     Todavía hay tiempo para salvarla, 
					pero cada día que pasa es un poco menos lo que queda para 
					poder mantenerse en la segunda B. 
					 
					Tras la asamblea del miércoles, las cosas no han variado 
					mucho y de poco sirve “predicar en el desierto”, si desde 
					los organismos oficiales no oyen o no atienden esta llamada 
					de socorro que se está haciendo. 
					 
					Tal como están las cosas hoy en Ceuta, mucho me temo que el 
					apoyo es fuerte, posiblemente muy fuerte, pero de muy pocas 
					personas, y si eso es así el fin de la segunda B, aquí en 
					nuestra ciudad está llegando a marchas forzadas. 
					 
					La recogida de firmas, por muchas que se logren, podría 
					tener fuerza en unos momentos en los que la economía 
					estuviera en condiciones, pero ahora, como valor testimonial 
					vale, pero de ahí hacia delante muy poco lejos se puede 
					llegar. 
					 
					Uno, aunque por naturaleza, quiera ser optimista, aquí no ve 
					el camino muy expedito para hacer gala de ese optimismo y 
					así las cosas, el camino que le quedaría al Ceuta sería, 
					casi exclusivamente, el del regreso a la tercera división 
					que no es, ni de lejos, el camino apetecido por nadie, pero 
					que con la afición que hay, tampoco da la situación para 
					más. 
					 
					Y es que el equipo está herido de muerte, no tanto por lo 
					deportivo, como por lo económico, y hacerse en estos 
					momentos con 500.000€ y de aquí a dos semanas con otros 200 
					o 300.000 más, es algo tan difícil de lograr que lo mejor es 
					salir por la puerta principal, con lo que hay, antes de 
					tener que salir por la puerta de servicio, sin nada. 
					 
					A lo largo de los últimos seis meses, hemos visto como las 
					autoridades locales, cada vez un poco más, han ido dando la 
					espalda al Ceuta y se ha pasado de llenar el palco, 
					especialmente cuando había algo para festejar, a que el 
					palco esté con el presidente del club y tres personas más. 
					 
					Ceuta que, en muchas ocasiones, se ha distinguido por 
					atender con todas sus fuerzas todo lo suyo, este año, con el 
					Ceuta, ha ido retirándose cada día un poco más, hasta llegar 
					a la situación en la que estamos. 
					 
					¿A partir de ahora, qué?. A partir de ahora será lo que 
					quieran sus aficionados que, aunque buenos, son muy pocos y 
					con eso sólo no se puede llegar demasiado lejos. 
					 
					Durante algún tiempo, yo creía que, aunque con dificultades, 
					se echaría una mano a solucionar los problemas que había con 
					los pagos a la plantilla, pero cuando hemos conocido la 
					serie de problemas que hay en la propia Asamblea, desde 
					donde se paga con cuentagotas a sus proveedores y desde 
					donde se están reconociendo, si acaso, el 20% de las 
					facturas, las cosas es que están mucho peor de lo que uno 
					quisiera y los recortes van por todos los caminos. 
					 
					Cuesta trabajo, va a costar mucho trabajo, volver a 
					acostumbrarse a la tercera división, cuando se ha salido, 
					cada año, en segunda B, tratando de tener aspiraciones a 
					algo más, pero no va a quedar otro remedio más que ver lo 
					que haya y la afición que era poca este año ya veremos como 
					responde la próxima campaña. 
					 
					El Ceuta para algunos, cada vez para menos, por desgracia, 
					es un auténtico sentimiento, sin otro tipo de apoyos, llega 
					muy poco lejos y, en esas estamos. 
					 
					Lo que no sé es si ciertos comportamientos, con intereses 
					aviesos, dejen sin el apoyo necesario al primer equipo de la 
					Ciudad. La pesadilla actual puede despejarse muy pronto. 
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