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                     Sin pena ni gloria, con el 
					cómplice silencio del Marruecos oficial que tiene mucho que 
					callar y el mutis por el foro de la acomplejada España que 
					parece seguir emulando a los avestruces metiendo la cabeza 
					bajo el ala a fin de no enfrentarse a la realidad (y ya se 
					sabe que “terreno que se abandona terreno que se ocupa”), 
					discurre este año de 2012 el Centenario del Protectorado 
					español (y francés) en Marruecos. Tan solo en el país 
					vecino, es parte de la sociedad civil quien ha cogido el 
					testigo agitándolo a su modo: así, la Asociación Marroquí de 
					Derechos Humanos (AMDH) firmaba el 29 de marzo un 
					comunicado, mezclando churras con merinas, en el que se 
					exigía la asunción de responsabilidades a los estados 
					francés y español además de al estado marroquí, a la vez que 
					pedía “Poner fin a la colonización de los territorios 
					marroquíes de Ceuta, Melilla y las islas del Norte” (sic), 
					clamando porque el tema de las Ciudades Autónomas se 
					convirtiera en “cuestión prioritaria en las relaciones con 
					España”. En otro plano es el Centro de la Memoria Común y el 
					Porvenir, dirigido por el Profesor Abdeslám Boutayeb 
					reconvertido en Centro de la Memoria Común para la 
					Democracia y la Paz (nueva definición que no le ha gustado 
					mucho a nuestro común amigo el doctor Nuri), quien vuelve 
					una vez más a la carga organizando otro encuentro sobre la 
					controvertida “Memoria Común” centrada en el último siglo, 
					un episodio más de lo que yo siempre he preferido llamar, 
					como nuestra larga y cargada historia, “Memoria Compartida”. 
					 
					Si la cosa empezó en Kabila (Tetuán) y siguió en Rabat, ésta 
					vez es en Nador: a mediados de éste mes (del 19 al 21), el 
					centro dirigido por el profesor Boutayeb ha organizado un 
					Ciclo de Cine de “Memoria Común” (La Memoria y la Historia 
					en las relaciones hispano-marroquíes), en el que habrá una 
					“sesión homenaje” (sic) al escritor Juan Goytisolo y el 
					doctor Mohamed Neshnesh. Al encuentro y según el programa 
					revisado que Boutayeb me acaba de facilitar tienen previsto 
					asistir, entre otras autoridades, Mustafá Khalfi, ministro 
					de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí además del 
					embajador de España en Rabat, Alberto Navarro. Además de 
					seminarios y debates con la asistencia de especialistas (por 
					parte española figura entre otros el profesor Bernardo Díaz 
					Nosty), se proyectarán once películas y documentales, sobre 
					los que estoy preparando una sinopsis sobre la marcha. Sin 
					desdeñar el valor y oportunidad de los mismos (desde “El 
					otro lado de la memoria” al “Laberinto marroquí”, pasando 
					por “Los perdedores”, de Driss Deiback), se echa de menos 
					alguna película con otro tono y fondo, mismamente “Harka” 
					(1941) sin ir más lejos o “la Bandera” (1935). Aun siendo 
					políticamente incorrectas, amigo Boutayeb, también forman 
					parte del acervo común y la historia compartida. 
					 
					¿Si se va a hablar de Ceuta y Melilla…? Seguro, siempre se 
					hace. Ese asunto fue motivo para que el historiador ceutí, 
					mi buen amigo Paco Montoya, declinara la asistencia. Yo no, 
					allí estaré a pie firme, como siempre, agradeciendo una vez 
					más la invitación del amigo Boutayeb pero con mi discurso 
					propio, como siempre también. Entre otros se proyectará un 
					documental sobre “Investigación sobre el bombardeo del Rif 
					con gases tóxicos”, seguido de un debate en el que éste 
					escribano del limes (Boutayeb ya está al tanto) presentará 
					una modesta comunicación al respecto en la que intentaré 
					“centrar” el problema. Precisamente este asunto de los gases 
					lo abordé a finales de noviembre en Casablanca con Yussef 
					Chmirou y su equipo, director de una excelente revista sobre 
					la historia de Marruecos, “Zamane” (El Pasado), que había 
					publicado en uno de sus números una visión de éste escabroso 
					operativo y que prometí comentar. Más vale tarde que nunca, 
					quizás éste pueda ser el momento oportuno. Visto. 
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