Los políticos han caído en
desgracia. La gente les tiene fobia. Y no se corta lo más
mínimo en repudiarlos. Así que aprovecha cualquier momento
para ponerlos a parir. Se está generando un odio contra
ellos que va a más. Se nota en las conversaciones. En las
que uno se da cuenta de que la aversión hacia las
autoridades es cada vez más notoria.
Los políticos siguen empecinados en contarnos el cuento del
alfajor. Predicando cada día todo lo contrario a lo que
hacen. Cuando nos dicen que debemos apretarnos el cinturón,
por el bien de España, ellos siguen cobrando sueldos muy
apetitosos. Sueldos con los que podrían vivir varias
familias durante un año.
Los políticos, según dijo Adolfo Suárez, tienen que
vivir entre la mierda, pero no confundirse con ella. Cuántos
políticos podrían levantar la mano en señal de que no se lo
están llevando calentito. Pocos. Muy pocos. Sobre todo
porque son tantos y tan bien pagados que se han convertido
en una casta especial. Tan especial que les permite, en
tiempos de crisis económica, hacer alardes de nuevos ricos.
La situación es delicada. Tan difícil como para que cada día
vaya aumentando el número de pobres. Pobres de no tener para
comer. Y que han de acudir a la cola de los centros
asistenciales. Cuando hasta hace nada eran personas
pertenecientes a una clase media cuya misión ha consistido
siempre en ser una especie de colchón muelle entre los ricos
y los más necesitados.
La pobreza que se está generando es tan grande que estamos
llegando a límites insospechados. Cuando la miseria reina,
esto es, cuando los pobres van formando legión y comienzan a
exudar mala leche, la convivencia se resiente en todos los
sentidos. Con el estomago vacío no se le puede pedir a nadie
que recapacite. Con la canina de por medio no es posible
decirle a un padre de familia que debe calmarse. Es decir,
que debe pensar antes de actuar.
No es posible pedirle calma a nadie que se haya quedado sin
trabajo. Y, por tanto, carezca de medios para darle de comer
a los suyos. Y que encima se vea sometido a dejar su
vivienda porque no le ha sido posible cumplir con los
compromisos bancarios.
Dicen que la ruina económica existente es debida a que hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades. Mentira. Una
mentira más de quienes tratan de ocultarnos la verdad del
cuento. Es lo que me dice un conocido que vivía con lo justo
y que habiendo perdido lo justo se encuentra ahora en una
situación de miserable.
Los primeros que principiaron a vivir bajo mínimos fueron
los propietarios de pequeñas empresas. Luego los empleados
de grandes empresas que fueron despedidos. Ahora son los
funcionarios los que están viéndole las orejas al lobo.
Mientras los políticos, consejeros de bancos, asesores, y
sindicalistas continúan yendo a gusto en el machito
En el machito de la comodidad. Que no es sino una nómina
estupenda y lo que cuelga… Lo que cuelga, según sé
sobradamente, es cómo les cuesta nada y menos a los
políticos en exigirles a quienes corresponda un empleo, o
más de uno, para sus familiares. Porque el político, que se
precie de serlo, en tiempos de crisis, debe llegar a su casa
y gritar a voz en cuello: la crisis me la estoy pasando yo
por las partes pudendas. Que les aproveche. Hasta que
puedan…
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