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OPINIÓN - SÁBADO, 16 DE JUNIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Despidos con cara y ojos

Por Juan Merino


El Gobierno de Juan Vivas, forzado por la circunstancias (entiéndase crisis económica) y por las medidas de ajuste, así como por las presiones de oposición y sindicatos, acaba de adoptar una medida traumática y dolorosa: despedir a diez personas, pertenecientes al área de “personal de confianza”. Un grupo de trabajadores eventuales que, en su día fueron nombrados por Decreto y que ahora, igualmente, serán cesados por idéntico procedimiento.

Sabemos que no es plato de buen gusto esta medida, que si Juan Vivas dijo días pasados que no le gustaba “recortar” el sueldo a los empleados públicos de las sociedades municipales, en menor medida le va a agradar echar gente a la calle, con las consecuencias inmediatas que ello acarrea. Sin embargo, forzado por las normas que recibe del Ejecutivo de la nación y por las medidas a aplicar, al igual que Mariano Rajoy es presionado desde Europa para que ejecute más “recortes”, Juan Vivas acaba de probar la “cicuta” indeseable de una medida dura, durísima.

Pero puede ser sólo la punta del iceberg, ya que se habla que pueden venir, a partir de septiembre, a nivel nacional, nuevas “consignas” y más “recortes”, así como decisiones más duras en forma de despidos de empleados públicos de sociedades municipales, aunque habrá que ver también la evolución de los acontecmientos para comprobar si se confirman o no.

Mientras, lo cierto es que ayer, diez personas pasarán a partir del 1 de julio, a engrosar las filas del paro, de ese paro de 12.000 desempleados, de ese paro al que Mariano Rajoy se refería cuando quería fustigar a José Luis Rodríguez Zapatero y le decía. “Señor Zapatero, que los parados son personas que tienen cara y ojos”.

Efectivamente, los mismos ojos y la misma cara que tienen los diez despedidos de ayer, también éstos sentiran en sus propias carnes y en las de sus familias, una crisis que parece un verdadero “tsunami” que arrasa con todo el empleo que encuentra a su paso.

Ya anticipamos no hace más de una semana que se avecinaba lo que dimos en llamar como titular “El Cambio 16”, porque aunque hayan sido ahora diez los despedidos, en los próximos días podrían caer seis “cargos de confianza” más.

En este diabólico baile de nombres e identidades, se ha venido hablando con no poca frivolidad de “afectados”, algunos señalados con el dedo, provocando incertidumbres, desasosiego y no poca inquietud. Hasta a mí se acercó alguno de los “nominados” diciéndome: “Yo estoy en todas las quienielas”. Y no se trataba de fútbol ni de carreras de caballos, era sencilla y llanamente, del drama humano del paro.

Por ello, aunque me lo decía con una sonrisa nerviosa, no pude por más que acordarme de Mariano Rajoy en ese momento, conocedor que las medidas las dicta él desde arriba, al igual que a él se las marca la Unión Europea y por ello, la quiniela de mi amigo, me llevó con la imaginación al presidente del Gobierno y rememoré aquél episodio que, puede resultar gracioso cuando no te afecta, pero que es una crueldad en toda su dimensión: Los parados son personas con caras y ojos”. Sí, señor Vivas y también con sentimientos y familias.
 

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