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OPINIÓN - VIERNES, 22 DE JUNIO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Francisco Antonio González
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Hace seis meses que fue nombrado Delegado del Gobierno. Y lo primero que dije, antes de que su nombramiento adquiriera visos de realidad, es que entre quien escribe y él no existía el menor asomo de entendimiento. No era, precisamente, Pacoantonio la persona que a mí me ofrecía confianza alguna para desempeñar un cargo complicado en una ciudad que, estando escasa en kilómetros, se ve obligada a afrontar problemas de urbe grande.

Los primeros días de González Pérez como Delegado del Gobierno fueron complicados. Porque llegó al cargo convencido de que el ordeno y mando estaba por encima de cualquier otra manera de mostrarse. Y yo destaqué su entusiasmo. Entusiasmo que le hacía cometer errores de bulto. Hasta el punto de que a mí me hizo escribir acerca de cómo la Policía Nacional, por medio de miembros cualificados, comenzó a desconfiar de él.

A principios de junio tuve la oportunidad de conversar con Francisco Verdú Abellán, jefe de Gabinete de la delegación del Gobierno, con quien nunca había cruzado palabra alguna, y saqué la siguiente conclusión: este hombre hará todo lo posible para que González Pérez aprenda a comportarse como debe hacerlo un Delegado del Gobierno.

Y arriesgué en el envite, porque mi pálpito lo conté entre mis conocidos. Unos conocidos que ya me han dicho que el Delegado del Gobierno ha ido mejorando actuaciones. Hasta el punto de que no se habla apenas de él. Lo cual no deja de ser motivo de satisfacción para quienes deseamos que cumpla su cometido de manera tan silenciosa cual sobresaliente.

Francisco Antonio González está a punto de cumplir seis meses como Delegado del Gobierno. Cargo complicado. Sin duda alguna. Porque lo es de una ciudad que es frontera con Marruecos. Casi nada. Y ha entendido muy pronto, gracias, creo yo, a los buenos consejos de su jefe de Gabinete, que no se debe hablar por hablar ni mucho menos adelantarse a los acontecimientos.

Semejante logro, en tan poco tiempo, ha hecho posible que en la calle se hable mucho y bien de Pacoantonio. Pues en apenas seis meses, el Delegado del Gobierno ha conseguido generar mucha confianza a pesar de los malos tiempos que nos están tocando vivir.

Hoy, ayer para ustedes, cuando participaba en un corrillo, compuesto por personas que viven intensamente la vida de la ciudad y, por tanto, la política activa, la opinión mayoritaria era favorable a la forma de ser de Pacoantonio. A quien se le reconocen los defectos de humanos, de los que nadie nos salvamos, pero que siempre cumple sus promesas. Llueva, truene o ventee. Luzca el sol o no.

La persona que me hace el artículo del Delegado del Gobierno no tiene el menor inconveniente en contarme una historia que deja en muy buen lugar a González Pérez. En una posición destacada. Más bien sobresaliente. Pero que no creo que sea momento de airearla. No vaya a ser que los haya dispuesto a creer que trato de resaltar su figura cuando hay otra que principia a deslizarse por la ladera del descrédito.

En realidad, lo que sí quiero destacar, en momentos tan difíciles, es que nuestro Delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, ha empezado a darse cuenta de que esta ciudad no merece vivir en permanente zozobra. Y está tratando de encontrar la senda que haga posible su mejora.
 

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