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                     Como no sabía por donde tirar, con 
					las dudas de empezar el artículo, me encuentro algunos 
					apuntes tirados por mi escritorio en el ordenador, y había 
					una frase que decía así “ un día inolvidable” y fue aquel 
					día precioso, divino, y que será irrepetible , cuando me 
					hicieron Legionario de Honor. 
					 
					Aquel verano, era un día soleado y donde me acerqué a García 
					Aldave, como un pollito, nervioso y donde veía a los 
					Caballeros Legionarios enormes, grandes e impresionantes, y 
					donde me saludó el Coronel del Tercio, siendo entonces don 
					Juan Manuel Roel Fernandez. 
					 
					Diez años de Roel, tenía apuntado en el trozo de papel, 
					porque el Coronel a las dos semanas, también cesaba en el 
					mando del Tercio, al cumplir el ciclo reglamentario de mando 
					al Regimiento. 
					 
					Si dicen que las lágrimas se acaban, que las mejillas se 
					secan, siempre quedarán algunas en la recámara ,para 
					recordar con el corazón partido, cualquier momento de 
					emoción, y de esas muchas SE LAS QUEDA LA LEGION. 
					 
					Ahora que me echan en cara, el haber dedicado parte de mi 
					vida A LA LEGION, ahora que todo es malo, que nada vale, que 
					todos mis esfuerzos y dedicaciones, traducidos en unas 
					líneas que fueron publicadas para la población ceuti, y de 
					reconocimiento a las FUERZAS ARMADAS, ahora de la peor 
					astilla, que es el del propio palo, se demuestra que los 
					idolos son de barro, y que la Gloria alcanzada, es EFIMERA. 
					 
					Cuando escuché aquel 8 de Junio de 2002, y vaya faena, la 
					que me ha dado la vida, diez años después, aunque de los 
					errores se aprende y son sufrimientos, que se encuentra uno 
					en el camino... pues aquel dia de hace diez años, salí al 
					Patio de Armas, a recoger mi Titulo, y darnos un Fuerte 
					Abrazo Legionario, de manos del Coronel Roel, y seguidamente 
					cuadrarme, ante el Comandante General Lopez de Olmedo, no 
					sin antes recibir el CHAPIRI, el gorrillo Legionario, el 
					Coronel Roel, era tan Legionario y tan diferente, que no me 
					lo puso y me lo dió, así mismo, eligió solemnemente a 
					Francisco Sanchez Menchen, para la Corona y Oración a los 
					Caidos, y donde se ponga Paco Menchen... que no se ponga 
					nadie, en eso de la Oración a los Caídos. 
					 
					Me acompañaron aquel día, el General Hernandez, Idelfonso 
					Alvarez, Francisco Sanchez Menchen, y algunos mas que por no 
					dejarme olvidados, los tengo en la memoria por si acaso. 
					 
					Tan bello fue el desfile, que salía el mono subido a lomos 
					del carnero, y jamás se ha repetido tan bella estampa, mis 
					hijas Barbara y Natalia con sus melenas al viento, un 
					simbolo de amor. 
					 
					La vida da vueltas, y vueltas da la vida, a las dos semanas 
					de aquel bello acto, y que hoy recuerdo con mucho 
					sentimiento, tanto que no veo ahora las letras del 
					ordenador, por la diferencia al celebrar los diez años, que 
					el Coronel Roel, en su despedida del Mando, no pudo terminar 
					las palabras que llevaba en el discurso, el Subteniente 
					Aznar, le indicaba el renglón, pero mi Coronel, rompió a 
					llorar, y le dimos el aplauso más largo y bonito que he 
					visto en mi vida, mientras el procuraba mantenerse firme y 
					erguido a la vera del General Lopez de Olmedo. 
					 
					Al poco tiempo, hicimos un afecto y una amistad muy bonita, 
					y otra vez escribiendo esto, he de reconocer que mi Coronel 
					Roel, es para mi COMO UN PADRE, y le pregunté como acababa 
					el discurso, tan bello detalle Legionario, que un día al 
					llegar a mi encuentro, me regaló el discurso, que decía asi, 
					como Nuestro Recuerdo y agradecimiento a nuestras mujeres y 
					nuestros hijos, por los destinos y traslados que nos ha dado 
					la vida militar. 
					 
					Un período de tiempo después, comentaba yo con otro Coronel 
					del Tercio, las lágrimas de despedida de Roel, que aquello 
					era muy emotivo, la respuesta que me dejó extrañado, fue “un 
					Coronel del Tercio”, no PUEDE LLORAR..., y el silencio se 
					hizo entre nosotros.... 
					 
					Despedida de este Coronel, besa la Bandera, llegamos al 
					Salón del Principe, y en sus palabras de despedida, termina 
					sus palabras, y con la mirada al techo del salón, los ojos 
					enrojecidos, y las lagrimas esperando la orden del corazón 
					para salir. 
					 
					Mi opinión, como entusiasta, y amante de La Legión, es que 
					La Legión se siente, se sufre, te impregna de su Espiritu, y 
					cuando DEJAS EL MANDO, dejas tu vida, un recuerdo 
					INOLVIDABLE,. 
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